¡Más madera, es la guerra!

Escrito por Ramón García Ortín
Viernes, 06 Octubre 2017 16:23

Esta frase atribuida a Groucho, en la película ‘Los hermanos Marx en el Oeste’, se suele utilizar cuando alguien añade mas leña al fuego en un ambiente ya bastante caldeado. Esta es la sensación que nos puede quedar después de conocer el eslogan de la manifestación del 9 de octubre en Valencia: "Si al valencià" , que en principio aparece como un frase neutra, que fuera de contexto todos la suscribiríamos. El conflicto y las discrepancias aparecen cuando algunos de los convocantes de la manifestación explican el porqué de la consigna, en concreto me voy a referir a la explicación que me ha enviado CCOO, comienza en su comunicado: «L’elecció del lema d’enguany vol posar l’accent en la llengua com a element de trobada i cohesió social, com a espai comú i valor compartit d’una societat plural». Frase que perfectamente se le puede atribuir a un esquizofrénico, porque la lengua de encuentro, cohesión social, espacio común y valor compartido de una sociedad plural como la Comunidad Valenciana es el español o castellano, como quiera llamársele. Es la lengua común no solo de todos los valencianos, sino también de los murcianos, de los vascos, de los manchegos, de los catalanes.... y de buena parte de los países del continente americano y de algún que otro enclave geográfico, por lo tanto, si el objetivo del lema era promover los valores que describen, el lema debería haber sido «Sí al español». Mientras que desgraciadamente el valenciano se está utilizando como elemento disgregador.
 
El comunicado sigue con un despropósito tras otro, a cada contradicción le sucede otra mayor, así continúa: «En aquest sentit, dir “sí al valencià” és dir sí a la convivència, al respecte, a la igualtat, a una personalitat pròpia construïda amb les aportacions de persones d’origen divers. La llengua entesa en positiu i com a instrument de diàleg». Es decir, la lengua como instrumento para construir una personalidad propia, distinta y claramente diferenciada del resto. Valiente forma de fomentar la convivencia y la igualdad. Y creadas y establecidas las diferencias, hablamos de diálogo.
 
El comunicado hace un balance de la política lingüística de los dos últimos años de la Generalitat Valenciana, calificándolo de positivo: «les organitzacions convocants han expressat el seu balanç positiu del canvi de cicle polític produït ara fa dos anys al País Valencià,...i han fet resum de les passes positives que s’han donat pel que fa a posar fi a la discriminació que la llengua dels valencians ha patit durant tants anys: des del pacte per la competència lingüística per a l’accés a la funció pública i el decret d’usos administratius, fins al projecte de Llei de Plurilingüisme». La competencia lingüística como elemento excluyente y discriminatorio para el acceso a la función pública, no la competencia profesional. Como si los médicos o los licenciados en física, biología, historia, lengua, inglés o matemáticas, por cualquiera de las universidades españolas, hablaran un idioma ininteligible para los valencianos, y el problema no solo afecta a los titulados superiores, muchos de los cuales están en riesgo de perder el empleo, afecta a todas las escalas de cualificación.
 
Asímismo, se marca unos objetivos para lo que resta de legislatura «Els objectius que cal afrontar, en l’ambit de la llengua, durant la segona part de la legislatura, fent especial incidència en la recuperació dels mitjans de comunicació públics en llengua pròpia (Àpunt, TV3 i CatRàdio), com a condició necessària per avançar cap a l’objectiu de la igualtat lingüística». En definitiva se trata de seguir el mismo itinerario realizado en Cataluña, donde podemos comprobar los ‘excelentes’ resultados que está dando en cuanto a ‘trobada’,’cohesió social’y espai comú”.
 
Para mayor desfachatez, los firmantes de la convocatoria «han exigit que es deixe de polititzar la llengua», y lo dicen quienes están utilizando el catalán como la espina dorsal de toda su política, los que lo han convertido en una especie de religión, única y verdadera. Se tienen que realizar verdaderos esfuerzos para no caer en la tentación de calificarlos de neo-falangistas.
 
La situación a la que se está llegando, y que tiene su explosivo reflejo en Cataluña, no se ha generado de la noche a la mañana, ha sido alentada y consentida por PP-PSOE desde el comienzo de la transición. Organizando la forma de repartirse el pastel generado por el esfuerzo del pueblo trabajador. Se repartieron las zonas de influencia y la burguesía catalana, al frente de la cual se encontraba CiU, hizo y deshizo a su antojo en la suya, sin dar cuentas a nadie, cuando eran vox pópuli los desfalcos y el saqueo de las arcas públicas catalanas. Igual que las burguesías del resto de los territorios hacían de las propias, eso sí, todas envueltas en su bandera con más o menos barras y con más o menos estrellas, todas se afanaban en lo mismo, forrarse.
 
Que Acció Cultural del País Valencià (ACPV), Associació Cívica Tirant lo Blanc, Bloc d’Estudiants Agermanats (BEA), defiendan esas posiciones nacionalistas, asumo que están en su derecho, aún cuando esté radicalmente en contra, que lo haga el PSOE o lo haga el PP de tapadillo, aunque hoy no esté entre los firmantes de esta convocatoria, no me causa sorpresa, pero que lo haga CCOO o Izquierda Unida me duele, como decía Miguel Hernández, en los cojones del alma.
 
Ramón García Ortín
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