Esta semana nos visitaban representantes del Consell de Oltra y Puig, para hacernos llegar “su particular campaña” sobre la “injusta financiación” que tiene nuestra Comunitat. Vaya por delante que, si hoy nuestra Comunitat tiene esta financiación debemos agradecérselo al modelo que aprobó el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, que en aquel entonces aplaudió Puig y votó la actual Consellera de Sanidad, Carmen Montón, que era diputada nacional, entre otros. Sé que es algo que no les gusta, no ya recordar, ni tan siquiera mencionar.

 

Es más fácil apuntar ahora al gobierno de Mariano Rajoy y esgrimir razones que durante todo este tiempo han rechazado y que ahora quieren manifestar en las calles para solicitar un cambio, que aplaudían cuando se aprobó.

 

Desde el Partido Popular siempre hemos dicho y votado lo mismo, para hacer constar nuestro rechazo al injusto modelo de financiación. Somos y fuimos conscientes de la dificultad que suponía su modificación, en la pasada legislatura, como consecuencia de la crisis y la escasez de recursos.

 

Pero nuestras reivindicaciones ya han dado sus frutos y, los trabajos para el cambio de modelo ya se han iniciado y avanzan pero, hay que tener claro que sin el principal partido de la oposición, el PSOE y sus votos, ese cambio que beneficie a la Comunitat Valenciana y su justa financiación no prosperará.

 

Pero fuera de esa tramitación, causa sonrojo escuchar que el Consell y los grupos que lo sustentan vengan a nuestro municipio a hacerse eco de que nuestra ciudad deja de recibir una cantidad ingente de millones a modo de inversión, cuando para el Consell de Oltra y Puig, somos una ciudad fantasma. En estos más de dos años de legislatura el gobierno de la Generalitat no ha hecho otra cosa que darnos la espalda, con la inestimable complicidad del Sr. Quico Fernández y su cuatripartito que han hecho gala de un nulo peso político a la hora de reivindicar inversiones y se han caracterizado por decir, sí, aquí, para rechazar en las Cortes, todas y cada una de las inversiones que, como enmiendas presentamos al Presupuesto de la Generalitat, año tras año.

 

Para el Consell de Puig y Oltra, solo les hemos servido como cajero automático para hacer frente a las obligaciones que son de su competencia, y no hemos visto en el Sr. Quico Fernández y su equipo, ni una sola exigencia dirigida a la Generalitat para que asuman su compromiso de invertir y dejemos de ser una ciudad fantasma para el Consell, en una muestra de entreguismo político. Lo que no cabe es decir que hoy tienen menos recursos que en la pasada legislatura, porque el Gobierno de España, sin haber cambiado el modelo y, gracias a la recuperación económica por las medidas adoptadas le ha dado a la Generalitat 2.000 millones de euros más, lo que representa un 11% del presupuesto de la GVA.

 

Esto equivale a 499 colegios o 60 hospitales, y si al menos hubieran hecho alguno,… Pero la incapacidad es una seña de identidad de estos gobiernos del cambio, y tan solo han sido capaces de finalizar 7 colegios, que les dejamos en marcha, en algo más de dos años, con lo que a esta marcha dentro de otros 57, es posible que hayan finalizado todas los que necesita nuestra Comunitat y sin que tengan que ser los Ayuntamientos quienes les hagan de “cajeros automáticos” como en otras ocasiones.

 

Además, el Gobierno asume una parte muy importante de los intereses de la Generalitat por la deuda: En 2014 la Generalitat Valenciana pagaba 1.229 millones de euros, y en 2017 casi 479 millones de euros, 750 millones menos. Pero todo esto se lo callan.

 

Mientras, el Gobierno que preside Mariano Rajoy ha anunciado inversiones destinadas a nuestra ciudad. Acuerdo para ejecutar el acceso ferroviario que de acceso por el sur al puerto comercial, mejoras en las infraestructuras ferroviarias de la línea Sagunto-Teruel-Zaragoza, inversiones para la restauración del Castillo de Sagunto o la apuesta por el Corredor Mediterráneo, son ejemplos de cómo el PP a través de estas inversiones tiene en cuenta las necesidades del municipio.

 

Pero mientras el Consell de Puig y de Oltra, claman y lloran pidiendo más financiación e inversiones, son incapaces de gestionar los Presupuesto de la Generalitat. 1.253 millones de euros del ejercicio pasado se quedaron sin ejecutar, lo que evidencia el fracaso en la gestión de los gobiernos del cambio cuando en materia de inversiones en dos ejercicios han dejado de ejecutar casi 550 millones de euros.

 

Bien podrían haber destinado alguno de ellos a las más de la treintena de propuestas que hemos realizado para nuestra ciudad y que han rechazado una tras otra. Son un gobierno en funciones incapaz de gestionar y que se empeña en dar muestra de ello con la absoluta falta de resultados. Su actual campaña para justificar su inacción, no tiene base.

 

Llevamos desde 2008, votando en solitario iniciativas que proponían la actualización y modificación del vigente modelo de financiación territorial, y que en el mismo se reconociera el incremento poblacional experimentado en la Comunitat, mediante la incorporación de esta variable a su sistema de cálculo y siempre recibimos como respuesta el voto en contra de quienes sustentan hoy el Gobierno de la Generalitat, PSOE y Compromís. Los mismos que hoy quieren instrumentalizar la situación como excusa de su nefasta gestión.

 

Ya no quieren recordar como sus representantes políticos en pasadas legislaturas alardeaban de que aquel sistema de Financiación que aprobó Zapatero era una buena noticia para los valencianos y que con él se acababa el victimismo y engaño del Partido Popular, ya que con ese nuevo modelo ya no se tenía la excusa de que los problemas de sanidad y educación eran de aquel Presidente y la falta de financiación.

 

Nuestro posicionamiento no ha cambiado. Estamos en contra del modelo de financiación que aprobó en 2009, el gobierno socialista. Hemos dado muestra de lealtad al apoyar al Gobierno de Puig en esta reivindicación de la que esperamos no traicionen a los valencianos como entonces y de forma reiterado posicionándose en contra, como han demostrado desde entonces por puro sectarismo.