El pasado Pleno Municipal del mes de mayo se debatió una moción de IP para la realización de un referéndum con la intención de que los vecinos y vecinas de nuestro municipio pudieran posicionarse entorno a la gestión del ciclo integral de agua. Una propuesta que debería ser habitual y corriente en una sociedad democráticamente avanzada, superando el modelo de democracia representativa del voto cada cuatro años, se convierte en un imposible, al impedirlo fuerzas políticas (PP-PSOE-Bloc-Compromís-Ciudadanos), en teoría de diferente sensibilidad política, que se unen con pegamento de forma disciplinada cada vez que se plantea la posibilidad de recuperar la gestión pública del ciclo integral del agua.

 

A algunas de estas fuerzas políticas que no reparan en airear la Carta Magna cada vez que se cuestiona, deberíamos recordarles el artículo 92 que habla del referéndum consultivo, a la otra fuerza política no muy amiga de la Constitución Española, pero que mantiene en teoría un discurso que proclama las bondades del territorio valenciano y los abusos del nacionalismo español, deberíamos recordarle que privatizar no es de izquierdas y más si hablamos de un recurso natural e insustituible como el agua y que dar la palabra al pueblo es como mínimo profundamente democrático guste o no los resultados que se pudieran derivar.

 

Estoy convencido — y ellos también — que un referéndum de estas características, teniendo en cuenta la historia reciente de extracción de contadores de forma ilegal, de las subidas del agua necesaria para el equilibrio financiero de la empresa o del famoso canon de 12,5 millones de euros, ha generado con los años que la población este especialmente sensible a este tema y que el SI al agua pública sería contundente y sin paliativos tras padecer engaño tras engaño.

 

Rechazado el referéndum, no basta con decir que se hará un seguimiento a la empresa para que cumpla el pliego de condiciones por el que se concedió a Aguas de Valencia la gestión en el marco de la empresa Aigües de Sagunt, ya que esto sería tanto como decir que se asume el estado actual de privatización. Ante esta realidad ¿Qué hacer? En primer lugar un trabajo de acumulación de fuerzas con el tejido social y la sociedad civil profundizando en el trabajo de sensibilización y transparencia respecto a la gestión del agua , siendo muy importante el trabajo que ha estado realizando la Federación de Asociaciones de vecinos/as denunciando la extracción de los contadores del agua. En segundo lugar beber de las experiencias de otros municipios y ciudades donde se ha recuperado la gestión pública del agua, contactando con ellos y organizando unas jornadas públicas para que nos expliquen sus experiencias. En tercer lugar, generar informes externos a Aigües de Sagunt de técnicos especializados en el Estado para conocer de primera mano el estado actual de Aigües de Sagunt y los costes de recuperación, jugando un papel fundamental en esta fase los actuales concejales que estén por la recuperación de la gestión. En cuarto lugar constituir una comisión específica con la participación de entidades sociales, fuerzas políticas y técnicos con el objetivo de dar pasos hacia la reversión.

 

Soy consciente de las dificultades que se plantearan en el horizonte, de las zancadillas para progresar en la dirección y objetivo de recuperar su gestión. También soy consciente de su dificultad pero el reto bien vale la pena. Ahora bien, este reto para labrase requiere firmeza, constancia y claridad, no se puede ser una cosa, la opuesta y viceversa.