Y ahora que cabe, ¿vengarse?

Escrito por Salva Costa Escrivà
Jueves, 09 Marzo 2017 11:32

Durante el breve período de tiempo que detente la alcaldía de Gilet en los años 2010-2011, escasamente ocho meses, tomé dos decisiones que, más tarde serían transcendentes para mí. En la primera de ellas decidí organizar las fiestas patronales, exactamente igual que en los últimos 25 años, y en la otra, la decisión tuvo que ver con el arreglo y adecentamiento de la parcela destinada a la construcción del nuevo centro escolar. Una vez celebradas las elecciones del 2011, se produce un cambio del equipo de gobierno y pasa a regir los destinos de nuestra corporación un pacto del Partido Popular con la candidatura de Urbanizaciones (AUG) y un partido nuevo llamado Amb Trellat (que demostró en esta su única legislatura, tener muy poco;digo Trellat).

Con diferentes vicisitudes va transcurriendo la legislatura, y en septiembre del 2014, sorpresivamente, se produce la presentación, por parte del equipo de gobierno de dos demandas judiciales contra mi persona, teniendo como objeto, cada una de ellas los dos temas que he señalado anteriormente, las fiestas y el arreglo de la parcela. Ya habíamos tenido la experiencia de otras tres demandas, contra dos alcaldes socialistas y el anterior secretario, que hace poco más de un año se han archivado. Pero el equipo de gobierno, en una cruzada de hacer sospechosos todos los acuerdos municipales, de demonizar a los antecesores en las responsabilidades municipales y en una búsqueda de culpables inútil, que lo que pretendía era enmascarar su incapacidad de gestionar la cosa pública, continuaba, pleno tras pleno, amenazándonos con continuas querellas y denuncias contra todo la gestión anterior. Es más una concejala socialista, ya hizo constar un manifiesto, y yo mismo, una intervención sobre la judicialización de la política, que llevaba a nuestro pueblo a un encanallamiento de la relación entre todos los concejales y concejalas de la corporación, que nos obligó a reaccionar para parar la avalancha de pleitos y trámites judiciales.

Y es ahora, al cabo de tres años, cuando se produce el archivo de la última denuncia presentada, como ya anunciamos en su día que se produciría. Los denunciantes tenían la pretensión de actuar en nombre del pueblo de Gilet, y yo pensaba, ¿ seré yo el enemigo del pueblo? , pues así figuraba en los papeles que recibían nuestros abogados, pues a ellos tuvimos que recurrir para defendernos. Al cabo de estos años, se ha demostrado que las gestiones realizadas no han supuesto ningún quebranto,  para la economía del pueblo que ellos decían defender, ni enriquecimiento de nadie.

Y ahora viene la pregunta, ¿tengo derecho a restituir mi nombre y mi prestigio? ¿Quién me va resarcir de los gastos ocasionados por mi defensa, entre abogados y procuradores? Imagínense que mi partido, si hubiera dudado de mí, me hubiera impedido encabezar la lista electoral, que era en el fondo, lo que buscaban los denunciantes, sino, ¿ cómo se explica el retraso de tres años en denunciar unos hechos conocidos por todos?.

De verdad,  lo primero que te planteas es hacer pasar por el mismo trance a tus denunciantes y tal como va desarrollándose esta legislatura, comenzar a presentar denuncias por cada uno de los temas en los que se demuestra una negligencia que nos lleva a casi perder el LLar del Jove, a estar en el aire la propiedad del Hogar del Jubilado, a tener facturas pendientes de pago en abundancia , etc….

Tus familiares, amigos, amigas, miembros de tu partido, te animan a proceder contundentemente, hacer lo que te han hecho…. No es pecado. Han intentado colocarte una mancha reputacional indeleble, y no crean que los miembros de aquel equipo de gobierno, que continúan siendo concejales, ahora en la oposición, se han dignado a reconocer su error.

También es verdad, que los cabecillas de las denuncias falsas están recibiendo su merecido, siendo investigados por explotación ilegal de personas detenidas en prestación social sustitutoria ,  pero ello no es óbice para reconocer que estas situaciones objeto de manipulación política, producen una gran desazón personal. Tu familia, los que te aprecian, sufren contigo una situación injusta, que sabes que no busca un bien para la comunidad o aflorar una irregularidad, sino conseguir un objetivo espúreo maquinado por un rival político, y lo peor es que habían conseguido la complicidad de algunos medios de comunicación, que se preguntaban ¿vais a hacer alcalde a un imputado? En fín acabo como empecé: ¿Vale la pena vengarse?

Salva Costa Escrivà
Alcalde de Gilet

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