¿No hay dos sin tres? No siempre

Escrito por Carlos Gil Santiago
Viernes, 08 Julio 2016 15:34

Dice la infinita sabiduría popular que no hay dos sin tres y hay que reconocer que el nivel de acierto de estas aseveraciones es inmensamente alto. Sin embargo, voy a atreverme esta vez a contradecir al refranero en su previsible aplicación al resultado de las negociaciones para la formación de gobierno, tras las elecciones del 26-J y a apostar por la opción de que, esta vez, con dos es suficiente.
 
Del mismo modo que la noche del 20-D estaba seguro de que nos dirigíamos, irremediablemente, hacia un nuevo proceso electoral (que no es una repetición de elecciones), tengo meridianamente claro que, en esta ocasión, no va a haber una nueva convocatoria motivada por la falta de capacidad política para lograr la investidura.
 
El motivo fundamental es que a nadie convienen unas nuevas elecciones visto, sobre todo, que la tendencia de evolución del voto deja clara cual es la postura del electorado hacia quien debe formar nuevo Gobierno. El Partido Popular, con un incremento de más de cuatro puntos, y casi setecientos mil votos, en el respaldo recibido por el electorado, vuelve a ser la opción preferida por los ciudadanos para seguir dirigiendo el gobierno de España y los trasnochados juegos geométricos de izquierda y derecha deben quedar en un segundo plano cuando el mensaje que dan los ciudadanos es tan evidente como en esta ocasión.
 
Por mucho que desde Podemos (o como quieran llamarse ahora) pretendan tentar a Pedro Sánchez con la posibilidad de intentar una nueva investidura, el PSOE ha dado ya por perdida la posibilidad de lograr formar gobierno y acabará, in extremis, aceptando la investidura del Partido Popular y de Mariano Rajoy. No va a ser, ni mucho menos, por convicción, sino por pura necesidad. El PSOE necesita tiempo para recomponerse y recuperar la sangría de votos que ha ido sufriendo en las últimas convocatorias. Solo en estos seis meses, sus derivas, bandazos y el empecinamiento de su cabeza de cartel le han costado más de 100.000 votos, que pueden ser aún más si no orienta claramente su futuro. El PSOE no debe olvidar que es un partido con un electorado mayoritario de tendencia moderada, a quien los extremismos le asustan hasta el punto de negarles el respaldo. De seguir, que no lo va a hacer, en esta tendencia, no solo podría verse abocado al tan cacareado “sorpasso” (por otra opción que está también en horas bajas), sino que podría ver desaparecido su suelo y enfrentarse a una caída en picado difícilmente recuperable a corto o medio plazo.
 
Ciudadanos, por su parte, va levantando vetos o, cuanto menos, rebajando su nivel. Cuando, hasta ahora, vetaba al candidato a la Presidencia del Gobierno, ahora reduce sus exigencias al veto de determinados ministros del gabinete de Rajoy. Los más de 375.000 votos que se han dejado en el camino en este tiempo, por su caprichoso y estéril pacto de apoyo a la investidura de Pedro Sánchez, son motivo más que suficiente como para que intenten frenar este camino hacia la nada que los puede llevar a salir de la “primera línea” en tan poco tiempo como les costó llegar a ella.
 
Por último, Podemos volverá a marear a quien quiera escucharles con propuestas de investidura alternativa, con el único objetivo de desestabilizar a aquellas opciones que puedan seguir restándole votos, más allá del millón que han perdido en estos seis meses, tras la absorción de IU. Sus opciones para conseguirlo se han reducido tanto como su credibilidad. La misma velocidad a la que crecieron es a la que van a menguar, visto que su indefinición (quizá debería decir su definición tendenciosa en función de las circunstancias) les ha generado una falta de identidad difícilmente respaldable por un electorado desengañado con sus propuestas.
 
El escenario sigue siendo complejo, pero se ve luz al final del túnel y más nos vale que así sea. La interinidad del gobierno central no debe prolongarse por más tiempo, más aún cuando en mes y medio corresponde comenzar un nuevo curso político con importantes retos en materia económica y, particularmente, de creación de empleo. En unas semanas, tendremos la respuesta definitiva, y esperemos que sea la mejor para todos.

Carlos Gil Santiago
Alcalde de Benavites

 
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