A pesar de que es algo conocido o familiar, no resulta tranquilizante, sino todo lo contrario. Hay que tener en cuenta que se rompe el orden cronológico que estamos acostumbrados a seguir. De repente el presente se transforma en pasado. A veces cada cuatro años.

Solo ahora que llegan las elecciones es cuando se acometen las obras. Pocos han sido  los sufrimientos causados a la población por baches, socavones y desperfectos en los distintos viales. Con toda la cara dura y con el horizonte de las elecciones municipales del mes de Mayo, el Alcalde y los suyos ponen la maquinaria municipal al servicio de sus intereses partidistas, para sacarle todo el jugo posible.

La importancia que los partidos le otorgan a sus propios intereses, a su propio deseo de conservar el mando político por encima de los intereses más amplios de los ciudadanos constituye, de hecho, el argumento más fuerte que se ha empleado por los críticos del llamado régimen de partidos.

Estas organizaciones se han convertido en instrumentos de grupo y están diseñadas con el propósito explícito de obtener el poder. Y para cumplir ese propósito están dispuestas a sacrificar los ideales más básicos de la participación democrática. Las grandes organizaciones partidistas se han desvinculado totalmente de la vida cotidiana del ciudadano. Un sistema piramidal donde los de arriba ordenan y los de abajo están obligados a obedecer.

De esta manera no es de extrañar que el bipartidismo se aferre con fuerza  al neoliberalismo que convierte al trabajador oprimido en empresario, en empleador de sí mismo. Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona. También la lucha de clases se convierte en una lucha interna consigo mismo: el que fracasa se culpa a sí mismo y se avergüenza. Uno se cuestiona a sí mismo, no a la sociedad y es fundamental como parte de su discurso, el problema ha sido el ciudadano, hasta derivar en el famoso “has vivido por encima de tus posibilidades”.

Para el cambio es necesario participar en la política. Quien cree no participar en absoluto, en realidad está dando un voto de confianza a quienes toman las decisiones: un cheque en blanco para que otros actúen en su nombre.

Es indispensable la más nítida representación política de la voluntad popular, pero para obtenerla,hasta ahora no hay más camino que el de los votos y los partidos políticos. Es decir construir la pirámide.

Para saber si un régimen es democrático tenemos que ir más allá de los votos y los partidos políticos. Es decir una vez construida y ganar las instituciones. Derribarla. Y cambiar de una vez las reglas a medida de unos pocos.

Participar, en principio, significa "tomar parte": convertirse uno mismo en parte de una organización que reúne a más de una sola persona. Pero también significa "compartir" algo con alguien o, por lo menos, hacer saber a otros alguna noticia. De modo que la participación es siempre un acto social: nadie puede participar de manera exclusiva, privada, para sí mismo.

El voto es el primer puente, pero detrás de él siguen las libertades políticas que también acuñó el siglo pasado y que se han profundizado con el paso del tiempo. De modo que, en suma, la democracia no se debe agotar en los procesos electorales, ni los partidos políticos poseer el monopolio de la actividad democrática.

Ayer he leído que un ciudadano británico sufre uno de los casos más extraños de 'déjà vu' que se haya registrado en la historia clínica. Según los expertos que han estudiado su caso, el joven afirma haber dejado de ver la televisión, escuchar la radio o leer periódicos o revistas porque de inmediato siente que todo lo ha visto ya antes. El joven dice sentirse "atrapado en un bucle de tiempo"...Pues como yo , viendo a la retroescavadora esperando que la pobre vecina se aparte del medio y el chofer gritando .-”Señora, que no llegamos a Mayo”

Mejor las obras ahora que nunca, por supuesto, pero no merecemos esta falta de respeto y este desprecio de quienes nos consideran a la ciudadanía marionetas en sus manos.

Pablo Abelleira Barreiro
Secretario General de Podem Morvedre