Arte efímero, tradición, hermanamiento, cultura, empleo y responsabilidad

Escrito por José Luis Martí González
Viernes, 06 Marzo 2015 13:31

Nunca me cansaré de decir, a quien piensa que las fallas son sólo fiesta de unos días y que son sólo para los falleros, que se equivocan.

Las fallas, como monumento plantado en la calle, son el resultado del trabajo de todo un año, son el arte efímero que sucumbe pasto de las llamas purificadoras de la primavera para comenzar un nuevo proyecto para el próximo ejercicio.

Las fallas son tradición, en su indumentaria, en sus costumbres, en sus raíces, en su folklore, en todo aquello que envuelve a cada acto fallero.

Y son hermanamiento, entre las propias comisiones falleras y para con aquellas personas que no son falleros y se acercan a un casal o a una carpa y entran a interesarse por lo que hacen en esa comisión, porque de ahí surge también la creación de nuevos miembros, de mostrar un carácter abierto y acogedor que va más allá de nuestras fronteras, con el hermanamiento existente entre el mundo fallero y la Targa Cecina en Italia.

Si algo tienen las fallas es un marcado carácter cultural. Las fallas son cultura por los cuatro costados. No son sólo los ninots que se plantan para ser quemados. Las fallas son actividades lúdicas, festivas, deportivas, teatrales, narrativas, con certámenes de playbacks, de elaboración de libros que no son llibrets, sino verdaderas obras enciclopédicas de consulta, y son semanas culturales que se nutren de muchos y variados actos a lo largo del ejercicio.

Y las fallas son responsabilidad, la de saber que se gestiona la ilusión de un colectivo de personas, de hacer bien las cosas, de llevar tu falla al mejor lugar posible dentro de tus posibilidades, de ser responsables con el medio ambiente, de preparar ornamentaciones en las zonas de “plantà” con materiales reciclados, inculcando esto a los más pequeños de las comisiones con el fin de ser más respetuosos con lo que nos rodea, y de ser más consecuentes con los materiales que se utilizan para reducir los índices de contaminación.

Pero hay otro punto importante, para aquellos que aún con todo lo expuesto, son detractores de la Fiesta Josefina. El empleo; las fallas son un motor vital de empleo; dan trabajo a miles de personas, desde los artistas falleros a los pirotécnicos, desde imprentas a los talleres de costura, de joyeros a floristerías, de restaurantes a zapaterías u hoteles, y así un sinfín de profesiones que, en gran medida, viven del mundo de las Fallas.

Y lo mejor de nuestras 30 comisiones falleras, junto a la Junta Ejecutiva, son las 4500 personas que conforman nuestra Federación Junta Fallera de Sagunto, con el sentimiento de que ser fallera o fallero es una de las cosas más bonitas que te pueden pasar, y que esto te permite mantener las tradiciones más arraigadas en nuestra cultura popular, y poder decir alto y claro que tenemos la mejor Fiesta del Mundo, que en nuestra ciudad está reconocida como Fiesta de Interés Turístico Nacional. Para mí es un orgullo, como vecino, y como Concejal de Cultura Popular y Fiestas, verles cada vez que salen a la calle a demostrar su sentimiento valenciano y fallero, luciendo junto a ellos la Real Senyera como símbolo que arropa a todos los valencianos.

Creo que hay sobrados motivos para que aquellos a los que no les gustan las fallas, al menos, reflexionen sobre el concepto que tienen de las mismas y vean que son mucho más de lo que piensan.

Y, aún con todo eso, siempre queda ver uno de los momentos que para mí es más especial, para terminar de convencerse de lo que las fallas significan para quienes las viven desde el corazón, el momento en el que las mujeres depositan sus ramos de flores ante la Mare de Deu dels Desamparats, mientras las lágrimas de emoción corren por sus mejillas.

Con ese momento es con el que me quedo para desearos unas magníficas Fiestas Falleras 2015.

José Luis Martí González
Concejal de Cultura Popular y Fiestas del Ayuntamiento de Sagunto

 

 

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