9 de octubre de 2014

No cabe duda que todo despido supone una situación traumática, por ello la decisión que como Director General de la SAG adopté respecto de la Jefa de Administración el pasado 14 de abril de 2014 fue minuciosamente reflexionada y contrastada, a fin de que el resultado final fuese el más adecuado para el interés público.

Reflexioné sobre la evolución del presupuesto de la SAG desde 2009 hasta la actualidad, sobre las maneras en que se ha ido mejorando la eficacia en la gestión de los servicios y también sobre el compromiso con la ciudadanía que una empresa municipal siempre debe tener presente. Y la conclusión fue que podíamos simplificar nuestra estructura organizativa, evitando situaciones de responsabilidad compartida para racionalizar el departamento de administración, adecuándolo a una dimensión lógica, generadora de mayores sinergias en la empresa, evitando disfunciones y adecuando los medios humanos y técnicos a la carga de trabajo actual, especialmente en lo que respecta a la menor necesidad de seguimiento de la financiación externa y a la elaboración de los presupuestos, que ahora se realiza de manera más descentralizada, analizando los costes desde cada servicio.

Y contrasté mis reflexiones con el comportamiento de otras empresas, que según indican los expertos, desde 2013 vienen reduciendo sus niveles jerárquicos en todas las estructuras de negocio.

Pero como economista que soy, lo que también tuve muy claro era la necesidad de medir el retorno de las acciones y el control de los costes en toda la empresa. Por eso aposté por una estructura sencilla y descentralizada: la SAG ni ha contratado ni va a contratar a nadie para cubrir el puesto de la Jefa de Administración. Ahora hay una mejor organización en ese departamento, lo que permite una mayor eficacia, sin duplicidades y con claridad en el reparto de responsabilidades, iniciativas y autonomía.

Sentado todo lo anterior, debo reconocer el mérito profesional de Dª. Yolanda García por haber sido durante dieciocho años la Jefa de Administración de la SAG: conmigo como Director General, con el anterior Gerente, D. José Mª Burdeos, y con quienes le precedieron en esa responsabilidad. Por eso debo poner en valor el gesto que Dª. Yolanda García tuvo durante el acto de conciliación judicial celebrado el pasado 7 de octubre, cuando desistió expresamente de su pretensión para que su despido fuese considerado una represalia.

Más allá de los argumentos jurídicos, que sólo se habrían contrastado si se hubiera celebrado el juicio, lo cierto es que la SAG y su ya ex-Jefa de Administración han alcanzado un acuerdo, sin necesidad de que se dicte ninguna sentencia. Y ese acuerdo reconoce los servicios prestados mediante una indemnización que no supera lo previsto legalmente. La conciliación evitó el juicio, y por ello no tiene ya ningún sentido especular con lo que habría ocurrido de celebrarse éste, salvo que alguien tenga otros intereses muy distintos a los que le fueron encomendados, quizá espurios, que no merecen más atención.

Ante todo, la conciliación es una decisión de la que me responsabilizo totalmente, porque más allá de que el sentido común suele aconsejar el pacto frente al conflicto, el ahorro que para la SAG ya supone haber dejado de abonar un sueldo que superaba los 5.000 € mensuales, además del gasto de la cotización a la Seguridad Social correspondiente, permite afrontar el pago de la indemnización pactada sin comprometer la tesorería de la empresa, y contar con una mejor organización, más eficaz y más eficiente, al servicio de todos. Y ese es mi principal compromiso: trabajar cada vez mejor por nuestra ciudad.

Enrique Catalá Belda
Director General SAG