Las medias verdades de J.M. Calomarde (CC.OO)

Escrito por Emrique Catalá Belda
Miércoles, 10 Julio 2013 19:39

Decía el filósofo inglés Alfred North Whitehead (1861-1947) que «no hay verdades completas; todas las verdades son medias verdades, pero el diablo juega a hacerlas pasar como verdades completas».  Por eso, al leer las acusaciones que el representante sindical de CC.OO. en el Ayuntamiento de Sagunto vierte contra mi persona, lo primero que pensé es que las verdades a medias conducen a conclusiones engañosas o falsas.

La primera falsedad consiste en afirmar que si el Convenio Colectivo del servicio de recogida de residuos de la SAG caduca, es debido a la decisión de la Dirección de la Empresa. Al contrario, yo mismo insté el pasado 6 de junio de 2013, ante el Tribunal de Arbitraje Laboral de la Comunidad Valenciana, la mediación establecida en el Acuerdo de la Comisión de Seguimiento del II AENC sobre ultraactividad de los Convenios Colectivos firmada por los sindicatos CC.OO. y UGT y por la patronal CEOE-CEPYME el 23 de mayo. Y lo hice porque la intervención de los mediadores del Tribunal de Arbitraje Laboral era la última oportunidad de alcanzar un acuerdo que fuese válido para todas las partes.
 
Aún recuerdo con tristeza las afirmaciones de algún representante del sindicato CC.OO. en el Tribunal de Arbitraje Laboral, señalando desde el principio que la mediación era una pantomima… Y no era la primera vez que el sindicato CC.OO. en la SAG rechazaba la mediación y el arbitraje, pues la Dirección de la Empresa propuso recurrir a estos mecanismos en las reuniones de negociación celebradas el 8 y 18 de abril de 2011 y el 5 de octubre de 2012, tal y como se puede comprobar en las actas correspondientes.
 
El Convenio Colectivo ha caducado por la incapacidad de llegar a acuerdos que los responsables del sindicato CC.OO. han evidenciado a lo largo de una negociación que nunca entendieron: se trataba de repartir equitativamente el trabajo en fines de semana mediante fórmulas compatibles con la realidad económica y organizativa de la Empresa, y no de preservar los privilegios de una minoría que prestaba sus servicios de lunes a viernes.
La segunda falsedad consiste en difundir la idea de que se ha violado el principio de la libertad sindical. Desgraciadamente no es la primera vez que los responsables del sindicato CC.OO. consideran violada su libertad sindical. Suele pasar siempre que no se hace lo que ellos pretenden. Así, en noviembre de 2012 tuve que comparecer ante el Juzgado de lo Social número 17 de Valencia, para defender la actuación de la SAG durante la huelga del 29 de marzo de 2012, dictándose sentencia en la que se desestimó la reclamación del sindicato CC.OO.
 
Tampoco es la primera ocasión que el sindicato CC.OO. utiliza las demandas judiciales como cortina de humo para no afrontar su responsabilidad en el deterioro de las relaciones laborales en la SAG: llevó hasta el Tribunal Supremo la pretensión de que se aplicase el incremento y la revisión salarial basados en la inflación con el argumento de que “era por ley”. Y la demanda fue desestimada. Intentó impugnar el sistema de antigüedad del Convenio Colectivo, y tuvo que desistir para no tener que denunciarse a sí mismo, al ser firmante de dicho Convenio… Ahora se nos anuncia, en tono bélico que “han ganado una batalla, pero no se han garantizado la paz”. La conclusión a la que llego es que no han entendido nada: se trataba de sentar las bases para un Convenio único de Empresa, que homogenice las condiciones de trabajo de los diferentes servicios públicos que presta la SAG, pues además de la recogida de residuos, hay personal en la limpieza de edificios públicos, en el servicio de jardinería, de grúas...
 
Toda la plantilla de esta Empresa se merece contar con un marco de relaciones laborales que asegure la formación y la promoción profesional, que optimice la organización de los servicios y que sea sostenible. Por esta razón el Consejo de Administración de la Sociedad Anónima de Gestión Sagunto acordó el pasado 22 de mayo de 2012 promover la negociación de un convenio colectivo único de empresa, a fin de preservar el empleo de calidad y de optimizar los recursos de la empresa municipal. Ese es el verdadero marco de entendimiento en el que todos debemos coincidir para asegurar la viabilidad de la SAG como empresa pública.
 
No es tampoco la primera vez que los responsables del sindicato CC.OO. utilizan, interesadamente, una supuesta misión privatizadora que me asignan cada vez que la SAG no se pliega a sus exigencias. Pero la realidad es muy tozuda, y el tiempo siempre ha puesto a cada uno en su lugar. Así, el 20 de enero de 2010 se acusaba a la Dirección de la SAG de utilizar a personal procedente de trabajos en beneficio de la comunidad para eliminar puestos de trabajo, justamente cuando se iniciaba el proceso de negociación del Convenio. La acusación resultó falsa y sin ninguna justificación.
 
Y el 24 de junio de 2010 varios miembros de la Ejecutiva de CC.OO. secundaban una protesta en el Centro Cívico con pancartas en las que se leía: “No al plan oculto de la privatización de la SAG, La privatización encarece el servicio público”. Más de tres años después, aquellas pancartas han sido desmentidas por la realidad.
 
Ahora regresa la cantilena de la supuesta privatización, envuelta además con la reforma de la administración local, y con ella la tercera falsedad: lo que aún es un anteproyecto de Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, pendiente de discusión y debate parlamentario, se ha convertido, para los responsables del sindicato CC.OO. en la amenaza definitiva para la SAG.
 
Sin embargo, la auténtica amenaza para la sostenibilidad de la SAG es la incapacidad para pactar y el ciego dogmatismo de quienes desconocen la realidad del trabajo diario del personal de la SAG. Prueba evidente de esta actitud, cerrada en banda a cualquier acuerdo, es que el propio presidente del Comité de Empresa, junto con otros muchos afiliados de CC.OO. se han acogido a unas condiciones de trabajo que no excluyen a nadie, que salvan lo esencial del viejo Convenio, y que mejoran en muchos aspectos sus antiguas condiciones de trabajo. Pero de manera equitativa, sin perpetuar el privilegio de trabajar de lunes a viernes, que algunos pretendían mantener bajo el disfraz de “derechos adquiridos”.
Esto no es el final de ninguna batalla, sino el inicio de una nueva etapa, en la que, entre todos, debemos establecer un Convenio para toda la Empresa. Por eso, en lugar de echarse al monte y de pensar que el conflicto laboral seguirá, los responsables de CC.OO. deberían ser conscientes del importante compromiso que en la SAG muchos ya compartimos con el empleo de calidad y con la viabilidad de esta empresa municipal. Esa ha sido la voluntad unánime del Consejo de Administración y mi principal responsabilidad.
 
Enrique Catalá Belda (Director General de la SAG)

 

 

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