La esperanza

Escrito por Ángel Olmos Gauses
Jueves, 30 Mayo 2013 00:27

Viví y  sufrí durante y después, las consecuencias de la guerra civil española. He sido una persona comprometida política, sindical y socialmente y, a pesar de los muchos sinsabores y situaciones muy difíciles, no me siento frustrado ni desencantado. Aun continúo considerando que los trabajadores y trabajadoras en particular y la ciudadanía en general tenemos capacidad de reacción para cambiar el actual estado de las cosas. Las ultimas movilizaciones del 1º de Mayo, la Huelga contra la Ley de Educación, la enorme participación en la consulta ciudadana en Madrid sobre la privatización de la sanidad publica, la iniciativa legislativa popular ciudadana en relación con las hipotecas y los desahucios avalada por 1.500.000 firmas que el Partido Popular ha menospreciado, las manifestaciones del pasado domingo día 12 en el aniversarios del 15M, por citar algunos ejemplos mas recientes, dan pie a la esperanza. Por ese motivo, mientras me quede un aliento de vida, seguiré denunciando, junto a muchos otros ciudadanos, las numerosas injusticias y tropelías que esta cometiendo el Gobierno Rajoy y exigiendo una salida  distinta a la crisis.

  Hoy hay más personas sin empleo, producto de su reforma laboral injusta e ineficaz, millones de trabajadores con el convenio colectivo bloqueado  producto  de su reforma de la negociación colectiva hecha a la medida de los empresarios, más corrupción, salarios más bajos, menos protección social; en definitiva más pobreza y sufrimiento social, que cuando Rajoy ganó las elecciones generales. Un estudio de la fundación alternativa constata que la desigualdad en España esta en el nivel más alto de la democracia.

¿Que futuro tienen con una gran formación profesional muchos de nuestros jóvenes? ¿Emigrar a Europa y/o a otras partes del planeta para rebajar la escandalosa cifra del paro como hicieron en la década de los sesenta con más de tres millones de españoles? ¿Esa es la esperanza que nos da el PP? ¿Muchas personas se preguntaran donde tiene el límite este gobierno que nos lleva a vivir otra vez en la pobreza de la década de los sesenta/setenta? ¿Esto es lo que nos depara el futuro? Aunque nos duela, estamos ante una democracia devaluada por los hechos y que no esta respondiendo adecuadamente a las necesidades de la mayoría de la población.

La Constitución de 1978, está siendo devaluada, incumplida y vaciada de contenido en relación con los derechos como el trabajo, la vivienda, sanidad pública y universal, educación pública, justicia, igualdad etc..
Se está incumpliendo uno de los pilares básicos del estado de bienestar como es la Ley de atención a las personas en situación de dependencia que tantas esperanzas abrió a las personas que, por razones de edad o de discapacidad no pueden valerse por si mismas y a sus familias. Y mientras esto está ocurriendo, la desafección de la ciudadanía hacia la política y hacia la democracia va en aumento. Según la última encuesta del euro barómetro el 39% de los sondeados en España considera ineficaz votar en las elecciones generales. Esto es muy grave.

 Como he comentado al inicio, la ciudadanía tenemos capacidad de reacción y así lo hemos demostrado en múltiples ocasiones. Necesitamos continuar con las movilizaciones colectivas y de masas capaces de crear conciencia y condiciones necesarias para cambiar las cosas; hay que evitar caer en la apatía y en la resignación; es necesario que cambie la percepción que la  ciudadanía tiene sobre la política y la democracia. Los partidos políticos tienen mucho que hacer y que decir; la regeneración política, la participación social y ciudadana, la transparencia y atajar y ser inflexibles ante la corrupción, son los elementos claves. Como he venido manifestando en anteriores ocasiones, el reto para la izquierda, el sindicalismo  de clase  y los movimientos sociales es estar a la altura de la demanda ciudadana, conectando con el sentir y las necesidades de la mayoría, tejiendo amplias alianzas sociales con una orientación y objetivos claros y concretos. En ese camino nos tenemos que encontrar ya que no podemos seguir así, o más pronto que tarde, tendremos que lamentar.            
 
Ángel Olmos Gauses                               

 

 

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