Actualmente asistimos a profundos cambios en el campo social, económico, político, institucional e ideológico, que pretenden y lo estan consiguiendo,  transformar el modo y la organización tanto de las empresas como de la sociedad.

En el mundo de la enseñanza, que es donde me desenvuelvo,  se refleja claramente, por el fortalecimiento de la derecha política y la profunda crisis económica, en el desprestigio de las funciones educativas docentes y no docentes, prestadas por la función pública y por el progresivo deterioro de las condiciones laborales en la pequeña y mediana empresa, cada vez más atomizada y, por tanto, menos permeable a la presencia sindical. Estos hechos, pienso, que requiere realizar un sindicalismo más próximo a las personas afiliadas y a los trabajadores y trabajadoras dentro y fuera de la empresa, para que así, estos reconozcan el valor del sindicato como agente indispensable en la negociación colectiva y en la defensa de sus derechos.

 

Igualmente, el sindicalismo, debe ser permeable a las nuevas formas de organización y a los movimientos que surgen de la ciudadanía, para así poder abrirse a nuevas ideas, propuestas y reivindicaciones, que aproximen el sindicalismo a la sociedad, de ahí la importancia de la participación de los sindicatos en las coordinadoras y plataformas que surgen de los movimientos ciudadanos.

 Estas acciones, nos va obligar, al sindicalismo, a gestionar los recursos, tanto los económicos, como los humanos o los técnicos, con transparencia y eficiencia, teniendo que hacer más cosas con menos y en un escenario, por desgracia, más hostil. En definitiva, nos obliga, al sindicalismo a realizar una actividad mucho más abierta a la sociedad, más fuerte, más solidaria y más confederal que nunca. Necesitamos, y en eso estamos, por los menos en Comisiones Obreras, trabajar por una estructura viva y participativa para dar respuesta a los nuevos retos y que marque unas estrategias para organizar y representar a los nuevos colectivos de trabajadores y trabajadoras que la sociedad está generando.

Hay que abordar, sin pérdida de tiempo, desde el sindicalismo, como aglutinar a estos colectivos más jóvenes, desregulados, que se nuclean en torno al sistema educativo, ofreciéndoles, desded el sindicalismo, una propuesta de orientación, información, asesoramiento jurídico y cualquier otra demanda que pudiese surgir.

 En esta línea será importante, también desde el sindicalismo, dar respuesta a estas personas organizándolas en los sindicatos a través de una acción sindical móvil, que permita contactar con ellos, localizarles y favorecer un espacio de participación y así paliar, en algunos momentos, las dificultades que tienen algunos perfiles profesionales en el ámbito educativo, que en la actualidad salen fuera del sistema por las políticas de la derecha, que tienen un modelo obsoleto, clasista, discriminatorio y organizado sólo en posiciones exclusivamente academicistas. Así mismo esta manera de actuar, podría suponer una forma de acompañar a aquellas personas que están en un mercado desregulado y que casi pueden considerarse explotadas.