«En los países en los que no se producen conflictos en la calle, en los que no se ve pisotear las leyes fundamentales del Estado ni se ve como domina la arbitrariedad, la lucha de clases pierde impulso y se debilita»
Antonio Gramsci
Esta frase del que fuera fundador del Partido Comunista Italiano, ilustra la capacidad del poder dominante en la formación de mentalidades sumisas, dóciles, conformistas, a través de múltiples entretenimientos y sucedáneos, que hacen que la gente, el pueblo, tenga una percepción deformada de la realidad. Este objetivo del capital y la derecha se traduce en el control de los grupos importantes de comunicación del Estado, en la manipulación informativa diaria y en la programación de eventos que de forma sutil distraen y concentran la atención del ciudadano/a. Las televisiones, radios y prensa escrita mayoritaria en este país, esta en manos de grupos empresariales que tienen como objetivo perpetuar el sistema. Y nosotros, ciudadanos/as consumidores, adquirimos muchas de nuestras opiniones a través de informaciones y experiencias que provienen de estos medios.
Es decir, que muchos conocimientos y experiencias han pasado antes por varias manos. De ahí que el conflicto social del que hablaba Gramsci, expresado a través de las huelgas, las movilizaciones de diferente signo, la desobediencia civil, sean demonizados, porque representan movimientos más o menos organizados que cuestionan las políticas neoliberales que se están aplicando en el Estado Español. Podemos poner algunos ejemplos, como la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, el 15-M o la ocupación de fincas y supermercados por el Sindicato Andaluz del Campo, que están, tocando con sus acciones, el corazón podrido del sistema, generando, además, amplia simpatía y respaldo popular.
A puertas de la huelga general del próximo 14 de noviembre, convocada por las organizaciones sindicales y el respaldo de mas de 150 organizaciones sociales agrupadas en la Cumbre Social, como respuesta contundente a los planes de ajuste, los recortes sociales y el pago de la deuda generada por los bancos, que esta condenado al paro, la exclusión social y la pobreza a millones de personas tal y como ha denunciado recientemente el último informe de la fundación 1º de Mayo, algunos podrían pensar que la realización de la huelga general no sirve para nada, prologando los argumentos del poder dominante que pretende desarticular y dividir el movimiento amplio, plural que se está generando en defensa de la sanidad y la educación pública, por la protección social plena, por una vivienda digna tal y como establece el articulo 47 de la Carta Magna; por el rescate a las personas y no a los bancos, etc.
La huelga es una herramienta útil para ir creando la conciencia colectiva que permita ir cimentando las condiciones necesarias que sustituyan el actual sistema económico, social y político profundamente injusto e inhumano, en un modelo basado en derechos humanos que nos están arrebatando de forma planificada y calculada.
Podríamos afirmar que la paz social ha terminado, que los objetivos de acumulación de beneficios del capital a costa de los salarios y de recortes en derechos está generando conflictos sociales que se van a ir acentuando con el tiempo y que requiere la creación de sinergías entre los amplios sectores de la población afectada.
La huelga general es una herramienta, entre otras, de aquellos que defendemos una sanidad y educación pública y de calidad frente a los pasos dados para privatizar, mercantilizar y convertirlas en un negocio lucrativo; es una herramienta para despertar las conciencias a través de la visualización y vivencias del conflicto social que se esta generando como consecuencia de las reformas laborales que nos retrotraen al siglo XIX; de las deuda de Conselleria con los dependientes de 50 millones de euros; de los desahucios en el Estado que afectan diariamente a 517 personas; del drama de soportar un 25% de personas en paro; de tener una tasa de paro juvenil del 52%; de observar un día si y otro también como las PYMES cierran por la ausencia de créditos bancarios, falta de consumo y aumento del IVA; etc.
Estos conflictos son producto de la apuesta del capital por desmantelar los derechos y servicios públicos con el objetivo de construir un nuevo paradigma-modelo social, basado en la desregulación hasta límites insospechados del mercado y donde la competitividad, el individualismo y el sálvense quien pueda —es decir, la ley del mas fuerte— sustituya al Estado Social y democrático de derecho, donde el papel del Estado, la protección social y la defensa de lo público pasen a ser algo residual. Y para ello utilizan mediante el engaño un nuevo gurú, un nuevo fundamentalismo, el del pago de la deuda, como paso previo a la felicidad eterna. De ahí que en la huelga general del 14-N sea tan importante no trabajar, no ir a clase, no consumir, no usar los servicios públicos y participar en los piquetes informativos y manifestaciones organizadas. El 14-N debemos demostrarnos que podemos PARANDO TODO, TODOS.
Antonio Gramsci
Esta frase del que fuera fundador del Partido Comunista Italiano, ilustra la capacidad del poder dominante en la formación de mentalidades sumisas, dóciles, conformistas, a través de múltiples entretenimientos y sucedáneos, que hacen que la gente, el pueblo, tenga una percepción deformada de la realidad. Este objetivo del capital y la derecha se traduce en el control de los grupos importantes de comunicación del Estado, en la manipulación informativa diaria y en la programación de eventos que de forma sutil distraen y concentran la atención del ciudadano/a. Las televisiones, radios y prensa escrita mayoritaria en este país, esta en manos de grupos empresariales que tienen como objetivo perpetuar el sistema. Y nosotros, ciudadanos/as consumidores, adquirimos muchas de nuestras opiniones a través de informaciones y experiencias que provienen de estos medios.
Es decir, que muchos conocimientos y experiencias han pasado antes por varias manos. De ahí que el conflicto social del que hablaba Gramsci, expresado a través de las huelgas, las movilizaciones de diferente signo, la desobediencia civil, sean demonizados, porque representan movimientos más o menos organizados que cuestionan las políticas neoliberales que se están aplicando en el Estado Español. Podemos poner algunos ejemplos, como la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, el 15-M o la ocupación de fincas y supermercados por el Sindicato Andaluz del Campo, que están, tocando con sus acciones, el corazón podrido del sistema, generando, además, amplia simpatía y respaldo popular.
A puertas de la huelga general del próximo 14 de noviembre, convocada por las organizaciones sindicales y el respaldo de mas de 150 organizaciones sociales agrupadas en la Cumbre Social, como respuesta contundente a los planes de ajuste, los recortes sociales y el pago de la deuda generada por los bancos, que esta condenado al paro, la exclusión social y la pobreza a millones de personas tal y como ha denunciado recientemente el último informe de la fundación 1º de Mayo, algunos podrían pensar que la realización de la huelga general no sirve para nada, prologando los argumentos del poder dominante que pretende desarticular y dividir el movimiento amplio, plural que se está generando en defensa de la sanidad y la educación pública, por la protección social plena, por una vivienda digna tal y como establece el articulo 47 de la Carta Magna; por el rescate a las personas y no a los bancos, etc.
La huelga es una herramienta útil para ir creando la conciencia colectiva que permita ir cimentando las condiciones necesarias que sustituyan el actual sistema económico, social y político profundamente injusto e inhumano, en un modelo basado en derechos humanos que nos están arrebatando de forma planificada y calculada.
Podríamos afirmar que la paz social ha terminado, que los objetivos de acumulación de beneficios del capital a costa de los salarios y de recortes en derechos está generando conflictos sociales que se van a ir acentuando con el tiempo y que requiere la creación de sinergías entre los amplios sectores de la población afectada.
La huelga general es una herramienta, entre otras, de aquellos que defendemos una sanidad y educación pública y de calidad frente a los pasos dados para privatizar, mercantilizar y convertirlas en un negocio lucrativo; es una herramienta para despertar las conciencias a través de la visualización y vivencias del conflicto social que se esta generando como consecuencia de las reformas laborales que nos retrotraen al siglo XIX; de las deuda de Conselleria con los dependientes de 50 millones de euros; de los desahucios en el Estado que afectan diariamente a 517 personas; del drama de soportar un 25% de personas en paro; de tener una tasa de paro juvenil del 52%; de observar un día si y otro también como las PYMES cierran por la ausencia de créditos bancarios, falta de consumo y aumento del IVA; etc.
Estos conflictos son producto de la apuesta del capital por desmantelar los derechos y servicios públicos con el objetivo de construir un nuevo paradigma-modelo social, basado en la desregulación hasta límites insospechados del mercado y donde la competitividad, el individualismo y el sálvense quien pueda —es decir, la ley del mas fuerte— sustituya al Estado Social y democrático de derecho, donde el papel del Estado, la protección social y la defensa de lo público pasen a ser algo residual. Y para ello utilizan mediante el engaño un nuevo gurú, un nuevo fundamentalismo, el del pago de la deuda, como paso previo a la felicidad eterna. De ahí que en la huelga general del 14-N sea tan importante no trabajar, no ir a clase, no consumir, no usar los servicios públicos y participar en los piquetes informativos y manifestaciones organizadas. El 14-N debemos demostrarnos que podemos PARANDO TODO, TODOS.
Fernándo López-Egea López, es portavoz del Grupo Municipal
de Esquerra Unida en el Ayuntamiento de Sagunto.
de Esquerra Unida en el Ayuntamiento de Sagunto.
