Le llaman crisis para no llamarla «atraco»; y no a «mano armada» sino a «manos llenas». Y el que les comentaré es uno más de tantos que venimos sufriendo desde que estalló la crisis; la crisis que llaman y han provocado unos, y que pagamos otros. A finales del 2008 estalló la burbuja inmobiliaria y con ella los precios en el mercado del mismo nombre, y sin embargo los valores catastrales de nuestras viviendas han continuado subiendo. ¿Alguien lo entiende? Si ustedes lectores son de los que ojean habitualmente El Económico, en mi columna del 30 de mayo de 2012 advertía —a propósito del IBI— que debíamos «estar atentos las próximas semanas a la ponencia de valores que informe el Ayuntamiento y a su publicación en el BOP, ante la posibilidad de incrementos que para nada tengan en cuenta la caída en el valor de los inmuebles experimentada en los últimos años». Pues bien, el momento del sofoco ha llegado.
Ustedes, como yo, habrán recibido por correo postal una invitación de la Gerencia Regional del Catastro, dependiente del Ministerio de Hacienda, para acceder por vía electrónica a la notificación del nuevo valor catastral asignado a su vivienda, así como a los datos relativos al Impuesto de Bienes sobre Inmuebles (IBI). La publicación en el Boletín Provincial de la Provincia (BOP) de la ponencia de valores aprobada por la Comisión Territorial del Catastro a propuesta o previo informe del Ayuntamiento de Sagunto se produjo el pasado 25 de junio, sin que nos hayamos enterado; yo al menos no —no tengo la costumbre de leer el BOP ni de estar pendiente de él, ¡sólo me faltaba eso!— Y mi sorpresa, como me temía, ha sido mayúscula (como supongo la de ustedes): mi vivienda de 85 m2 construidos ha pasado de un valor catastral (suelo+construcción) de 16.325,77 euros (recibo del IBI de 2009) a los 44.378,45 euros de ahora; o sea, lo han incrementado en nada más y nada menos que un 171,83%. No está nada mal, ¿no les parece? Lo llamativo del caso es que ya el mismo año 2009 nos notificaron —a mí y a todos los propietarios—una «corrección» en el valor catastral, por entender que no se ajustaba a la Ponencia de Valores vigente en el municipio (de 1998); se subió entonces hasta los 26.415,75 euros, un 61.80%, cuando ya los precios en el sector inmobiliario estaban cayendo. Y al parecer no ha sido suficiente; ahora, la Gerencia Regional del Catastro, con el visto bueno del Ayuntamiento de Sagunto, entiende que el valor catastral se ha incrementado un 68% en los últimos tres años. Si como se establece en la normativa reguladora (Real decreto Legislativo 1/2004 de 5 de marzo) uno de los criterios más relevantes para la determinación del valor catastral es «las circunstancias y valores del mercado» (art. 23) y el mercado inmobiliario está en recesión desde el último trimestre de 2008, cómo se explica esa última subida del 68% en el valor catastral de mi vivienda entre 2009 y 2012. Seguramente la Gerencia Regional del Catastro y nuestro concejal de Hacienda tendrán la respuesta, yo desde luego no. Y no les recomiendo que vayan a ver el expediente porque no está pensado para el ciudadano de a pie.
Eso es lo que debió explicar el edil de Hacienda en la rueda de prensa que dio la semana pasada, en lugar de alardear de que no haber revisado el catastro en 2009 (cuando según él aún no había estallado la burbuja inmobiliaria) había ahorrado dinero a los saguntinos. Un mérito si hay que reconocerle: su habilidad para desviar la atención de los problemas de fondo. Pues bien, señor Muniesa, como dos estadísticas que adjunto demuestran, los datos por usted manejados no coinciden con los del Ministerio de Fomento. El estallido de la burbuja inmobiliaria se produjo a partir del cuarto trimestre del 2008. Y lo verdaderamente relevante aquí no es el tipo de gravamen a aplicar para calcular el IBI, que dentro de unos límites establecidos por ley quedan bajo la discrecionalidad municipal, lo relevante es el valor catastral del inmueble, que constituye la base imponible del impuesto. Y ahí es donde, me temo, que nos la están clavando. Por más que nos vendan que la subida del IBI será gradual hasta el 2021, en el siguiente ya pagaremos íntegramente lo que nos corresponda, al tipo de gravamen que se establezca y sin reducción alguna.
Desde estas líneas invito a todos los propietarios de inmuebles de Sagunto que se sientan agraviados por este asunto a recurrir en reposición ante la Gerencia para posteriormente, en caso negativo, hacerlo ante el Tribunal Económico-administrativo Regional. Yo, desde luego, pienso hacerlo.
Ustedes, como yo, habrán recibido por correo postal una invitación de la Gerencia Regional del Catastro, dependiente del Ministerio de Hacienda, para acceder por vía electrónica a la notificación del nuevo valor catastral asignado a su vivienda, así como a los datos relativos al Impuesto de Bienes sobre Inmuebles (IBI). La publicación en el Boletín Provincial de la Provincia (BOP) de la ponencia de valores aprobada por la Comisión Territorial del Catastro a propuesta o previo informe del Ayuntamiento de Sagunto se produjo el pasado 25 de junio, sin que nos hayamos enterado; yo al menos no —no tengo la costumbre de leer el BOP ni de estar pendiente de él, ¡sólo me faltaba eso!— Y mi sorpresa, como me temía, ha sido mayúscula (como supongo la de ustedes): mi vivienda de 85 m2 construidos ha pasado de un valor catastral (suelo+construcción) de 16.325,77 euros (recibo del IBI de 2009) a los 44.378,45 euros de ahora; o sea, lo han incrementado en nada más y nada menos que un 171,83%. No está nada mal, ¿no les parece? Lo llamativo del caso es que ya el mismo año 2009 nos notificaron —a mí y a todos los propietarios—una «corrección» en el valor catastral, por entender que no se ajustaba a la Ponencia de Valores vigente en el municipio (de 1998); se subió entonces hasta los 26.415,75 euros, un 61.80%, cuando ya los precios en el sector inmobiliario estaban cayendo. Y al parecer no ha sido suficiente; ahora, la Gerencia Regional del Catastro, con el visto bueno del Ayuntamiento de Sagunto, entiende que el valor catastral se ha incrementado un 68% en los últimos tres años. Si como se establece en la normativa reguladora (Real decreto Legislativo 1/2004 de 5 de marzo) uno de los criterios más relevantes para la determinación del valor catastral es «las circunstancias y valores del mercado» (art. 23) y el mercado inmobiliario está en recesión desde el último trimestre de 2008, cómo se explica esa última subida del 68% en el valor catastral de mi vivienda entre 2009 y 2012. Seguramente la Gerencia Regional del Catastro y nuestro concejal de Hacienda tendrán la respuesta, yo desde luego no. Y no les recomiendo que vayan a ver el expediente porque no está pensado para el ciudadano de a pie.
Eso es lo que debió explicar el edil de Hacienda en la rueda de prensa que dio la semana pasada, en lugar de alardear de que no haber revisado el catastro en 2009 (cuando según él aún no había estallado la burbuja inmobiliaria) había ahorrado dinero a los saguntinos. Un mérito si hay que reconocerle: su habilidad para desviar la atención de los problemas de fondo. Pues bien, señor Muniesa, como dos estadísticas que adjunto demuestran, los datos por usted manejados no coinciden con los del Ministerio de Fomento. El estallido de la burbuja inmobiliaria se produjo a partir del cuarto trimestre del 2008. Y lo verdaderamente relevante aquí no es el tipo de gravamen a aplicar para calcular el IBI, que dentro de unos límites establecidos por ley quedan bajo la discrecionalidad municipal, lo relevante es el valor catastral del inmueble, que constituye la base imponible del impuesto. Y ahí es donde, me temo, que nos la están clavando. Por más que nos vendan que la subida del IBI será gradual hasta el 2021, en el siguiente ya pagaremos íntegramente lo que nos corresponda, al tipo de gravamen que se establezca y sin reducción alguna.
Desde estas líneas invito a todos los propietarios de inmuebles de Sagunto que se sientan agraviados por este asunto a recurrir en reposición ante la Gerencia para posteriormente, en caso negativo, hacerlo ante el Tribunal Económico-administrativo Regional. Yo, desde luego, pienso hacerlo.
Miguel Ángel Piqueras Rambla
