Este martes se conmemora un año más el Día Internacional de la Mujer. Quisiera, sin olvidar aquellas que ha sido víctimas de la violencia machista de la sinrazón, de las que viven oprimidas por el miedo, por el sólo hecho de ser MUJERES, rendir un homenaje tan simple como necesario a la mujer, a todas las mujeres.
Un homenaje a la mujer que cada día hace las tareas de la casa, la propia, la de otros, con una sonrisa de orgullo por hacer de su trabajo la comodidad de otros.
A las mujeres cuidadoras, que silenciosamente y con mucho cariño han hecho un trabajo no remunerado y no reconocido por la sociedad.
A las mujeres que van a la fábrica, a la oficina, al almacén, a ganarse su nómina y a fin de mes recibir menos dinero, por el sólo hecho de no ser hombres.
A las mujeres que con su ejemplo de ternura, de caricia gratuita, de diálogo cercano enseñan a sus hijos e hijas que hay otra forma de entenderse y afrontar los problemas en la vida.
Un homenaje a las mujeres discriminadas por su religión, por sus creencias, por su ideología, sea porque están obligadas a cumplirla, sea porque tengan prohibido practicar su libertad.
A las mujeres que han demostrado con sus hechos un salto cualitativo ejemplar por su dedicación a la política, a la ciencia, a las artes, al deporte, a todas las actividades para las cuales se nos consideraba no aptas, generando con su actitud un renovado ánimo, para que otras las sigan en el esfuerzo.
A las mujeres que han logrado salir del corralito social de una cultura machista y ayudan a otras a saltar las vallas de los prejuicios, de los complejos, de los condicionamientos sociales.
A las mujeres que hacen lo correcto, con seriedad y responsabilidad, que son un ejemplo de honradez y transparencia siendo profundamente femeninas sin caer en la tentación de creer que la vestimenta y las joyas son un valor indispensable para ser lo que son.
Un homenaje a las mujeres pobres, por herencia o por circunstancias y que lo poco que tienen aún lo reparten.
A las mujeres valientes que luchan por la justicia y la paz, la democracia y la libertad aquí cerca o en lugares tan alejados como desconocidos.
A las mujeres sin mayor formación académica que el sentido común, pero que han liderado procesos personales, familiares y comunitarios sacando a la luz de la evidencia valores ejemplares, plantando cara a la realidad con sorprendente valentía.
A las mujeres que históricamente y en la actualidad siguen luchando por la igualdad aún siendo sometidas a insultos y desprecios.
Un homenaje a las mujeres anónimas. A las que pasan desapercibidas. A las que no conocemos ni sus necesidades ni virtudes, ni sus dolores ni sus alegrías, ni sus triunfos ni sus fracasos. A todas y cada una de las mujeres, en el Día Internacional de la Mujer, más allá de cualquier circunstancia o calificación, quisiera rendirle y compartir un simple y sencillo homenaje, nada más ni nada menos que por ser
MUJERES.
Un homenaje a la mujer que cada día hace las tareas de la casa, la propia, la de otros, con una sonrisa de orgullo por hacer de su trabajo la comodidad de otros.
A las mujeres cuidadoras, que silenciosamente y con mucho cariño han hecho un trabajo no remunerado y no reconocido por la sociedad.
A las mujeres que van a la fábrica, a la oficina, al almacén, a ganarse su nómina y a fin de mes recibir menos dinero, por el sólo hecho de no ser hombres.
A las mujeres que con su ejemplo de ternura, de caricia gratuita, de diálogo cercano enseñan a sus hijos e hijas que hay otra forma de entenderse y afrontar los problemas en la vida.
Un homenaje a las mujeres discriminadas por su religión, por sus creencias, por su ideología, sea porque están obligadas a cumplirla, sea porque tengan prohibido practicar su libertad.
A las mujeres que han demostrado con sus hechos un salto cualitativo ejemplar por su dedicación a la política, a la ciencia, a las artes, al deporte, a todas las actividades para las cuales se nos consideraba no aptas, generando con su actitud un renovado ánimo, para que otras las sigan en el esfuerzo.
A las mujeres que han logrado salir del corralito social de una cultura machista y ayudan a otras a saltar las vallas de los prejuicios, de los complejos, de los condicionamientos sociales.
A las mujeres que hacen lo correcto, con seriedad y responsabilidad, que son un ejemplo de honradez y transparencia siendo profundamente femeninas sin caer en la tentación de creer que la vestimenta y las joyas son un valor indispensable para ser lo que son.
Un homenaje a las mujeres pobres, por herencia o por circunstancias y que lo poco que tienen aún lo reparten.
A las mujeres valientes que luchan por la justicia y la paz, la democracia y la libertad aquí cerca o en lugares tan alejados como desconocidos.
A las mujeres sin mayor formación académica que el sentido común, pero que han liderado procesos personales, familiares y comunitarios sacando a la luz de la evidencia valores ejemplares, plantando cara a la realidad con sorprendente valentía.
A las mujeres que históricamente y en la actualidad siguen luchando por la igualdad aún siendo sometidas a insultos y desprecios.
Un homenaje a las mujeres anónimas. A las que pasan desapercibidas. A las que no conocemos ni sus necesidades ni virtudes, ni sus dolores ni sus alegrías, ni sus triunfos ni sus fracasos. A todas y cada una de las mujeres, en el Día Internacional de la Mujer, más allá de cualquier circunstancia o calificación, quisiera rendirle y compartir un simple y sencillo homenaje, nada más ni nada menos que por ser
MUJERES.
Gloria Calero Albal, concejala del grupo municipal socialista
