Cuando vine a vivir a la Cooperativa San Francisco de Borja, creí inaugurar una nueva etapa en mi vida en una comunidad cuidada, limpia y acogedora, y hoy, 14 años después, mi decepción es inmensa y dolorosa. Estoy seguro que si el Ilustre Arquitecto Don Alfredo Simón, tristemente fallecido en un desgraciado accidente, levantara la cabeza, también se mostraría profundamente contrariado.
Nada, absolutamente nada, se ha hecho a lo largo de estos años en esta barriada de Puerto de Sagunto. Los dotacionales que se entregaron a la Generalitat hace ya una década siguen vírgenes en las intenciones de convertirse en un colegio, ambulatorio u otra obra social que se parezca, eso si, para eliminar al parecer algunos roedores “peligrosos” se deforesto rellenando los solares con una tierra inmunda y apestosa, a saber de dónde la traerían, y con desechos de pavimento de otras calles, con lo cual ni siquiera los árboles plantados en las aceras son capaces de crecer, muriéndose, poco a poco, de tristeza. Hoy sólo podemos ver como crece un edificio informe donde al parecer ira también una Iglesia. Cuando se levanta el viento la zona parece mas un fotograma de una película del oeste.
Llevamos reclamando hace mucho tiempo un camino decente que nos comunique con el centro de la ciudad a través de la Casona de la SUP-2 Este, sin tener que dar un rodeo por el cementerio o por Vilamar. ¿Pero qué hemos conseguido hasta el momento? Yo se lo diré:
Tener el barrio mas sucio de toda la ciudad.
Tener una falla que no duda en utilizar la calle cuando le viene en gana para organizar reuniones moteras, u otros eventos cualquiera.
Tener el barrio mas rico para los perros.
Servir de escondite para ciertos funcionarios públicos que en horas de servicio no deberían estar en ciertos lugares.
Pagar los impuestos mas caros del Puerto.
Tener los peores servicios del Puerto.
La última, fue el pasado día 6, cuando al igual que un gran caballo de madera que apareció ante las puertas de Troya amanecimos con una enorme carpa que ocupaba toda la anchura de la calle Gregal (a partir de ahora la podremos llamar del pito del sereno) y gran parte de su longitud, para hacer un concierto cutre, tipo botellón, con el consabido estruendo que parecía mas un terremoto que un espectáculo musical, para desmontarlo al día siguiente. Esto debió suponer al Ayuntamiento un elevado coste que en época de crisis es inadmisible, a no ser que se hiciera con un fin inconfesable.
Este y todos los Ayuntamientos de España están para servir a los ciudadanos, ya que viven de nuestros impuestos, y no para joderlos. Ya lo saben ustedes, la calle pito del sereno no es una leyenda, existe en la calle gregal de la Cooperativa de viviendas del puerto de Sagunto. Si alguien tiene algo que celebrar, que no lo dude, este Ayuntamiento dueño de la calle los recibirá con los brazos abiertos en esta su calle “PITO DEL SERENO” llamada también en algunos lugares “CASA PEPE” o “EL CORRAL DE LA PACHECA”.
Juan Lluch Gómez
