Pocos municipios como Sagunto resumen toda la historia de la humanidad en un solo territorio: sus yacimientos del Pic dels Corbs, sus restos íberos, el legado romano del Grau Vell, el complejo del Castillo o Teatro, su Judería, sus alquerías o sus restos industriales en el núcleo del Puerto como el malecón de Menera, la Nave de talleres, la Gerencia, el Barrio Obrero o el Horno Alto, símbolos de la memoria del trabajo y lucha obrera y sindical que debería servir de acicate para futuras generaciones. Por cierto, en los terrenos del citado “malecón de Menera” donde se ubicaba el taller de briquetas para fabricar el ladrillo refractario que necesitaba la siderúrgica, pretenden una ambiciosa especulación urbanística al querer construir más de 900 viviendas, un hotel, etc, que no debemos permitir y, por tanto, tenemos que apoyar a la plataforma unitaria en la defensa de “un malecón público y verde”.
Un referente de esa lucha obrera y sindical es Julián Lopez. Que el Ayuntamiento de Sagunto, con los votos favorables del PSOE, Unidas Podemos, Iniciativa Porteña y el Partido Popular, y dos votos en contra de los concejales de Vox, le haya concedido la medalla de plata de nuestra ciudad, es un reconocimiento más que merecido. Histórico sindicalista de CCOO, militante del PCE e incansable luchador antifranquista por la libertad y la democracia, que le valió ser perseguido, detenido, torturado e incluso la cárcel. Libertad y democracia conseguida a través de la lucha y el valor de personas como Julián López, la disfrutan y utilizan, eso sí, sin mérito alguno, la ultraderecha de Vox para poner en duda sus méritos para tal galardón y votar en contra de dicho reconocimiento. En cambio, Julián López y otros/as como él, no pudieron ejercer esa libertad ni ningún otro derecho democrático en la dictadura franquista que defiende y añora Vox. Y si se atrevían a ejercerla, tenían el riesgo, incluso, de ser asesinados en última instancia.
Los monumentos descritos al inicio de este artículo nos permiten transitar, desde la prehistoria hasta la revolución industrial, lo que otorga a nuestra ciudad un potencial de desarrollo difícilmente equiparable al de otros municipios. Sin embargo, pese a que el artículo 46 de la Constitución Española exige a los poderes públicos la conservación y promoción del Patrimonio, lo cierto es que el Estado y las diferentes administraciones públicas han mantenido una actitud incomprensible de desidia y desinterés, que ha dejado en una situación de abandono y vulnerabilidad la riqueza patrimonial de nuestro municipio. Además, en ocasiones nuestro patrimonio ha sido utilizado para la demagogia política y pugna partidista, con momentos tan vergonzosos como la judicialización del Teatro Romano o el electoralista y multimillonario macroproyecto de la fallida Ciudad del Teatro.
Frente al olvido de los poderes públicos, la movilización ha sido la que ha mantenido en alto la bandera de la protección, conservación y promoción del patrimonio. A finales de la dictadura franquista, la asociación Almudajer ya reclamó la puesta en valor del Teatro Romano, en un contexto de lucha por las libertades. En septiembre de 1995 se ponía en marcha la Comisión Ciudadana en Defensa de la Gerencia, que lograba detener los planes especulativos que amenazaban el patrimonio industrial. La Gerencia, se ha convertido en una pieza esencial para la ciudad. En los primeros pasos del siglo XXI, también echaba a andar el Colectiu per el Patrimoni Sagunti, cuyo 20 aniversario de vida estamos conmemorando.
Esa extensa implicación ciudadana en defensa del patrimonio ha sido crucial para su salvaguarda y revalorización social. Aunque, lamentablemente, continúa siendo necesaria porque la lentitud y apatía de las administraciones públicas sigue siendo una losa que pende sobre él. Hoy, nadie se atreve a cuestionar la importancia de nuestro patrimonio y esa es una conquista de los movimientos cívicos como el Colectiu per el Patrimoni Sagunti. Una importancia que no puede reducirse ni a la melancolía, ni al punto de vista económico y turístico. El patrimonio de Sagunto es clave también en la dinamización cultural y educativa de nuestra ciudad y en el conocimiento crítico de nuestro pasado. En última instancia, nuestro patrimonio es un elemento para continuar construyendo la ciudad; entre la totalidad de la población.
Ángel Olmos Gauses
José María López Barquero
