Tiempo al tiempo

Escrito por Carlos Gil Santiago
Viernes, 06 Octubre 2023 21:03

Puede parecer extraño, pero no lo es. Hace ya tiempo que ese partido que se autocalifica como valencianista demostró que, lo que tenga que ver con el futuro de los valencianos, les importa poco, por no decir nada. Fue en la investidura de Pedro Sánchez, pero no en esta, que aún no tiene fecha, sino en la de hace ahora cuatro años. Entonces se habló, y mucho, del voto del diputado de Teruel Existe, como que era decisivo para investir a Sánchez como presidente del Gobierno. Y lo fue, pero solo porque los demás partidos de aquella suma (Compromís incluido) permitieron que el voto aragonés fuese el que decidiera.

A Teruel Existe aquella decisión le costó un disgusto. Solo hay que ver sus resultados en los diferentes procesos electorales que han tenido lugar este año. Pero podría decirse que, al menos, lo intentó. Puso a Sánchez condiciones para darle su apoyo a las que, por supuesto, el rey del embuste dijo siempre que sí. Luego “sancheó” con ellas, acabó la legislatura sin que hubiesen visto la luz y Teruel Existe quedó fuera del arco parlamentario.

Sin embargo, Compromís, que tenía tanta o más capacidad de decidir en aquella investidura, regaló el voto a cambio de nada. Ahí no hay promesas incumplidas ni pactos rotos. Simplemente, fue un donativo incondicionado de forma que a Sánchez no le hizo falta ni mentir, ni incumplir.

Para aquellos que opinan que la historia nunca se repite, les invito a leer los episodios de aquellos días y buscar sus paralelismos acerca de lo que ha ocurrido en estas últimas semanas y lo que vaya a ocurrir en las próximas.

Es cierto, como ya se ha escrito, que Compromís no existe en el Congreso de los Diputados. Ahora forma parte de una coalición que lo desvalencianiza y que los ningunea como pudo verse en el debate de investidura del Núñez Feijóo. Ni se les oyó, ni se les escuchó. Ni por el pleno del Congreso, ni por los portavoces de Sumar que, en ningún momento, se refirieron a las necesidades de los valencianos como una propuesta para el nuevo Gobierno, el que sea.

Pero el tiempo pasa y Compromís va un poco más allá. Hace unos días, leíamos como los nacionalistas catalanes se oponían a la ampliación del puerto de Valencia y marcaban ese compromiso sanchista para apoyar su investidura. Lo cierto es que, mientras muchos pasan horas y horas hablando de amnistía y referéndum, el nacionalismo catalán va haciendo su camino de eliminar competidores ante su deseada futura república catalana (como no existe, lo pondremos en minúscula). No sorprende. Es la hoja de ruta que los partidos soberanistas llevan siguiendo desde hace mucho tiempo. Para ellos, o nos unimos a sus països catalans (también en minúscula) o, al menos, dejamos de tener un potencial económico que pueda hacerles sombra.

Hasta ahí, nos guste más o menos, puede existir la lógica del egoísmo de quienes pretenden hacer creer que su nación es posible y que, además, puede ser competitiva en el escenario económico internacional. Lo que no tiene nombre es que la única condición de Compromís para dar su apoyo a la investidura de Sánchez, sea que se frene la ampliación del Puerto de Valencia.

Una vez más, el impacto ambiental se erige en protagonista de la creación de una infraestructura necesaria para nuestro desarrollo económico. No me opongo a ello, y soy plenamente partidario de que todas las actuaciones que afecten al medio ambiente sean antes correctamente analizadas y corregidas hasta donde sea necesario. Pero de ahí a oponernos a que la Comunidad Valenciana (esa que tanto dicen defender) pierda competitividad con respecto a nuestros vecinos hay un enorme salto.

Poner una única condición para que, un partido que ha obtenido sus votos en nuestra Comunitat, dé su apoyo a un candidato a presidente del Gobierno, y que esa condición vaya justo en sentido contrario a los intereses de desarrollo de nuestra economía es realmente decepcionante, pero no sorprende. No es la primera vez que vemos a Compromís siguiendo la hoja de ruta del independentismo catalán a pies juntillas, como si sus votos vinieran del mismo granero que los de Junts o ERC. Es más, incluso consiguieron que el PSPV les siguiese el juego en no pocas ocasiones, y siempre que hiciera falta para mantener viva la coalición del Botànic. De aquellos barros, estos lodos.

Triste pero cierto. Una vez más, nos toca a los valencianos defender lo que es nuestro, empezando por la identidad y acabando por la dignidad. Lo haremos. No solo porque estemos a las puertas de un nuevo 9 d’Octubre, sino porque creemos en esta tierra, en su gente y en sus oportunidades. Y porque, si dejamos que sean otros quienes decidan nuestro futuro, tendremos pocos octubres que celebrar. ¡Tiempo al tiempo!

Carlos Gil Santiago
Alcalde de Benavites

 

 

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