Este año he retomado la actividad política, después de mi salida del ayuntamiento hace tres legislaturas. Estuve entre los años 2007 y 2011 como representante de Iniciativa Porteña (entonces SP), etapa en la que mi formación política llegó a gobernar durante casi año y medio.
Me he encontrado un ayuntamiento que ha retrocedido en transparencia y en el que se le ha quitado todo el poder al pleno donde estamos los representantes políticos elegidos por el pueblo, pero que ha quedado como un órgano meramente folklórico, puesto que la mayoría de los asuntos importantes están delegados en la Junta de Gobierno conformada por EU-UP y PSOE.

Las mociones que planteábamos los grupos políticos en las legislaturas anteriores a 2019, operaban como auténticos mandatos que, si salían aprobados tras una votación eran asumidos por el ayuntamiento. Pero desde que llegó a la alcaldía Darío Moreno, las mociones de la oposición dirigidas al equipo de gobierno municipal son consideradas ruegos. Los debates en torno a esas peticiones son mero trámite y, aún siendo aprobadas, no son de obligado cumplimiento. Eso en el 2007 no era así, pues independientemente de la interpretación de las leyes, un mandato plenario era considerado, por respeto a la institución, de obligado cumplimiento. Claro, los políticos también eran diferentes.

Recuerdo que, en aquel entonces, nuestro equipo de concejales podía recorrer los diferentes departamentos para recabar información directa de los funcionarios, pedir expedientes y estudiarlos allí mismo. Hoy en día no se puede ir a pedir nada, tienes que realizar tu petición por registro electrónico y te dan acceso al expediente por vía electrónica, pero al cabo de unas semanas si tienes suerte. Mis compañeros tuvieron que recurrir la pasada legislatura al Síndic de Greuges en varias ocasiones por el retraso o en no acceso a determinados expedientes, que en ocasiones tardaron meses en facilitárselos.

Las comisiones informativas están vacías de contenido, e incluso algunos concejales del equipo de gobierno se niegan a contestar las preguntas de la oposición. Según me ha comentado Manuel González, el delegado de Urbanismo, Javier Raro, ante la queja de otro concejal por no tener acceso a los expedientes en tiempo y forma, contestó: «haber ganado las elecciones» … este es el grado de soberbia que han alcanzado algunos de los representantes que mandan en el gobierno municipal, algo que sinceramente me produce mucha pena.

Ante este panorama, solo puedo añadir que me siento, nos sentimos censuradas pues nuestras peticiones, si no son rechazadas, en el mejor de los casos acaban en el fondo de un cajón. La información se nos facilita con cuentagotas y cuando la pedimos por los cauces oficiales, nos la dan a regañadientes y completamente fuera de tiempo. Y en cuanto a los plenos, se han convertido en un circo en el que lo mas reseñable son las batallitas políticas entre los partidos de ámbito nacional, lejos de debatir las cuestiones que realmente afectan a la competencia local y muy lejos en resumen de los ciudadanos del municipio.

Aún así, los de Iniciativa Porteña seguimos en pie, adaptándonos a los nuevos tiempos y poniendo acento en aquellas cuestiones más cercanas a nuestro pueblo. El pan y circo o los nuevos reyes de las redes sociales que nos deleitan cada día con sus bailes y venta de humo, no deben desviar nuestra atención. Tras esa fachada se ocultan aumentos de sueldos, ejércitos de asesores o subidas de impuestos, que los ciudadanos conocen gracias a nuestro trabajo…

Lidia Sánchez Valls
Concejala de Iniciativa Porteña