Sabemos lo que somos: una ciudad eminentemente comercial. Somos cabeza de la comarca del Camp de Morvedre y referentes para ir de compras. Por cercanía y por variedad. Tenemos de todo en nuestras tiendas y comercios, no es nada nuevo.

Esta tarde tendremos una muestra de ello, en la “Noche en vela”, en la Plaza Mayor. Antes del desfile, desde la Asociación del Casco Antiguo de Sagunto nos han invitado a recorrer la historia del Comercio desde Arse hasta nuestros días. Perfectamente podríamos iniciar este recorrido en el Grau Vell, en el antiguo puerto íbero y luego romano por el que llegaron todo tipo de mercancías y prácticamente todas las civilizaciones del Mar Mediterráneo.

Así de enraizado está el comercio en nuestra cultura y nuestra sociedad local, y así de importante es esta actividad para nuestro crecimiento como ciudad y como sector que genera puestos de trabajo.

Seguramente, lo que nos ocurre a veces es que se nos olvida que lo que nos importa hemos de cuidarlo y mimarlo. Que con la compra en nuestras tiendas no solo obtenemos lo que necesitamos o queremos llevarnos, sino que también estamos generando un beneficio muy amplio a nuestras calles, a nuestra vida. Ya me habréis escuchado decirlo, pero el ejemplo más gráfico es un día de mercado. Es más que evidente el movimiento que genera en cada núcleo urbano y el tráfico de posible clientela que genera para los comercios. Además de la vida social que se crea.

Esta reflexión que me hago a mí misma hemos de aplicarla en ambos sentidos si queremos mantenernos con actividad. La tarea de hacer que quien entre por primera vez en una tienda vuelva, es cosa de quien trabaja en ella. Es muy diferente despachar que atender. No es lo mismo entregar lo que se solicita y cobrarlo, sin más, que mostrar una actitud servicial y cordial hacia quien te visita.

Hay un concepto que, a lo largo de mi vida profesional, se me quedó grabado: la clientela es nuestra invitada, he de tratarla como trataría a una persona que me visita en casa y que quiero que se sienta bien recibida y bien atendida. Así, es más posible fidelizar y que vuelva. A mí misma me ocurre, hay sitios a los que voy, aunque sea un esfuerzo, aunque no me venga bien, solamente porque quien está al otro lado es amable y entiende, y atiende, mis dudas y lo que busco.

En definitiva, tenemos la enorme suerte de vivir en una ciudad grande, de tener todas las calidades y precios disponibles en nuestro comercio. Podemos comprar cerca sin tener que desplazarnos para todo a otros lugares. Seguro, hemos de mejorar y actualizarnos continuamente, pero también es cierto que comprar cerca de casa es un bien que poco valoramos.

Me encontraréis siempre en la labor de que se reconozca lo que somos y lo que tenemos: una Ciudad Comercial.

Ana María Quesada Arias
Concejala de Comercio y Mercados del Ayuntamiento de Sagunto