Ha llegado el merecido reconocimiento al pequeño comercio, al de proximidad, al que está frente a frente ante la ciudadanía para proveernos de todo aquello que necesitamos.

A lo largo de toda esta semana han sido varias las ocasiones que he tenido para expresar mi felicidad y emoción por este agradecimiento que surge de las instituciones hacia un sector productivo que tanto nos da. Solamente por la exposición que sufrían las personas al frente de los servicios esenciales durante el pasado año, en una situación en la que ni sabíamos a qué nos estábamos enfrentando, el comercio de proximidad es merecedor de este reconocimiento. Fueron momentos muy oscuros, de temor ante lo desconocido, y estuvieron ahí.

Además, está el esfuerzo de quienes tuvieron que cerrar sus negocios sin saber qué ocurriría con su futuro, sin saber qué vendría a continuación.

A pesar de todo esto, volvieron a abrirnos sus puertas, se preocuparon de nuestro bienestar y de nuestra salud. Nuestra ciudad en su conjunto ha sido, y está siendo, responsable y solidaria en su inmensa mayoría.

Seguramente, nos hemos acostumbrado tanto a tenerles siempre ahí atendiéndonos que se nos olvida que son personas, profesionales que arriesgan todo lo que tienen por ofrecernos su mejor cara, sus mejores servicios y atenciones.

En el comercio de proximidad están incluidos nuestros mercados, y también a ellos está dedicado este día. A cada persona que monta su puesto cumpliendo las normas de convivencia que nos damos y que se arriesga ante la incertidumbre del tiempo que hará y que surge de montar un puesto al aire libre. Son personas valientes.

El pasado miércoles hacían la presentación de este día tanto el Conseller como la Directora General de Comercio ante representaciones de los ayuntamientos y asociaciones de toda la Comunidad Valenciana. Particularmente, fue un momento emocionante. Como profesional del comercio durante muchísimos años y antes ayudando a mis padres en lo que podía, me enorgullece que por fin haya llegado el momento de reconocer el enorme esfuerzo que supone mantener un pequeño negocio. Mucho tesón y mucho sufrimiento. Inmensas preocupaciones, pero también la satisfacción de saber que se pone lo mejor de cada persona en cada atención que se realiza.

El pequeño comercio, el tradicional, el de proximidad tiene su gran baza que lo diferencia de cualquier otro, en la atención personalizada y directa. Siempre nos tienen ahí para reclamar, para ayudar, para acompañar y para encontrar soluciones.

Somos una ciudad comercial desde su fundación, somos una ciudad acogedora desde siempre. Prácticamente todas las civilizaciones mediterráneas han dejado su impronta en nuestra tierra, también la de acoger a quienes nos visitan y a quienes buscan en nuestro territorio su forma de vivir y de ganarse la vida.

Somos una suma inmensa de las distintas regiones que conforman nuestro país. Eso es lo que nos enriquece. Eso y la capacidad que tenemos de absorber todo lo positivo que cada visitante nos deja. Sigamos así. Hemos de evolucionar y adaptarnos a los cambios tan vertiginosos que se están produciendo. Vamos a aprovechar las ocasiones de mejorar.

Finalizo con nuestro lema, en el que creo firmemente: “Comprando en el comercio local, hacemos grande nuestra ciudad”.

Ana Mª Quesada Arias
Concejala de Comercio y Mercados del Ayuntamiento de Sagunto