La izquierda

Escrito por David Navas Pires
Viernes, 11 Octubre 2019 13:03

No son capaces de organizarse si no es para liarla; para quemar contenedores; o paralizar avenidas. Lejos quedan aquellos revolucionarios que sí luchaban por ideales, por principios.

En la izquierda la palabra libertad es un insulto. La manipulan como quieren y la enseñan según sus ideales. No hacen un estudio filosófico en profundidad. Dicen basarse en la realidad, la cual someten a estereotipos radicales puramente absurdos (Empresario = explotador; conservador = facha; liberal = solo te importa el capitalismo). El término libertad, cuando lo usan, es para corromperlo. Para la izquierda no existen los principios morales, esos que nos diferencian de los monos. No conoce la libertad de expresión si no es la suya propia. Creo que ni siquiera es capaz de sostener una ideología con profundidad filosófica.

Qué demonios, la izquierda ni siquiera se respeta a sí misma.

Son expertos demagogos. Constructores de metas incumplibles y soñadores hasta la última de las consecuencias. Todavía piensan que las pensiones se pagan solas, que el trabajador es “solo” el asalariado por cuenta ajena que no llega a mil euros y que la justicia solo depende de su punto de vista. Les importa un pimiento que les pongas datos, tablas, esquemas, hechos, estudios e incluso doctorados en las narices. Negarán incansablemente que algo de eso es verdad, que la opinión de a quien tildan de facha no sirve o que es pura manipulación. Son el fruto de las pasiones más arcaicas, de los impulsos más hostiles y de las pataletas más infantiles. No saben organizarse, se creen que las asambleas son el futuro y que la economía como ciencia está a merced de una suerte de ideólogos fascistas estructurados y creados para someter a la izquierda en su plenitud.

No les funcionan las asambleas. Las ideas anticapitalistas no las quieren ni sus hermanos, sobre todo si son autónomos, empresarios o tienen alguna renta. Pretenden que todo el mundo trabaje por la cara (ya dirige tu sueldo el Estado) y su máxima es la posición extraordinaria de un Estado dirigido por ellos. Sus únicos planteamientos políticos son los de la supremacía del funcionariado, a quien aluden al proteger sus puestos de trabajo al ser fijos, especialmente bien remunerados a costa del autónomo, el empresario y el contratado. Es su único planteamiento laboral. Al hacerlo, el Estado se fortalece, los funcionarios defenderán sus puestos y el socialismo se construirá para destruir el bienestar y la libertad de todos. El sueño de la izquierda es Grecia y sus famosos 3 funcionarios por cada 5 personas que trabajan, así es el Estado el que dirige el dinero de todos y para pagar a éstos las empresas jamás podrían tener beneficio alguno. Así se sostiene un país improductivo, donde las ideas nuevas están sometidas a cargas fiscales y donde nadie es dueño de su dinero. Y podríamos hablar de Venezuela, donde la izquierda tenía su sueño, pero parece ser que ese sueño es demasiado real y están escabulléndose poco a poco para ampararse en el feminismo, la bandera española o la independencia de Catalunya, o qué se yo, dedicarse a la tumba de Franco. Como si no existiesen problemas más reales, actuales y que nos perjudican a los vivos.

La izquierda busca el control. El control de las mentes mediante la demagogia, el control de los votos mediante el populismo. El del Estado mediante una sobrecogedora e impagable administración pública. El control de la opinión pública mediante los ataques indiscriminados a los medios de comunicación que no piensan como ellos, el de la economía mediante tu sueldo y el de todos los españoles mediante la bandera. La izquierda anhela todo eso. Es la única forma de aspirar a la felicidad, mediante un gobierno que la provee, como una religión. Tantas décadas e incluso siglos luchando la izquierda contra le religión, y lo único que podemos sacar de todo ello es que lo hace para poner la suya propia.

Pero tienen un problema. Y es que ni ellos mismos se lo creen. Cada vez salen más partidos, y de forma distinta. Aparecen nuevos líderes que dicen amenazar la España arcaica del medioevo, la de todos, pero se encuentran con otro enemigo, y es la propia izquierda, además, el movimiento comprimido de todas las izquierdas tienen un titán al que no pueden vencer, al que no pueden tumbar, y son las urnas. La izquierda olvida que a pesar de llamar fascistas, machistas, corruptos o lo que quieran ellos nombrar, las personas son libres. Y sí, en este país. Esputan que esto es una dictadura, y aquí estoy yo, pensando lo que me da la gana y escribiendo lo que me sale de las narices y en un medio público. Y es que aun en contra de sus propios ojos, que parece que no ven, las personas votarán libremente a pesar de que piensan que siempre ganará la izquierda. Las urnas no mienten y la gente está cansada de pagar impuestos, de que les coman la cabeza o de que les insulten por no venerar los mismos movimientos que veneran ellos mismos.

A mí, personalmente, me gusta ver que salgan más partidos de izquierdas. Es fascinante seguir los periódicos y notar como se autodestruyen para ver quién llega al poder (en este caso creo que Errejón se ha reservado una parcelita en Siete Aguas). Luego la izquierda va de moralista y sus seguidores les rezan. Lo hemos visto a nivel nacional, y también local. 4 añitos en el ayuntamiento, 140.000€ de sueldo por ir a los plenos, y cuando termino ya me he pagado el pisito. Pues lo mismo la izquierda y los izquierdistas, que todavía llaman fascistas (que no franquistas, ojo con esto que es curioso) a 48 millones de españoles por vivir en España, a no ser que seas de su corriente, que entonces eres bueno. Y si encima eres cristiano, o llevas la bandera española, es porque estás a favor de una dictadura. Hasta ahí llega la tontería de unos cuantos muchos.

Ya de paso nombraré también la doble moral de la izquierda. Que sale a la calle a luchar por los derechos y las vidas de los fallecidos en las pateras. Ahora, luchar contra las amenazas terroristas que acabamos de presenciar y las amenazas a las FCSE en ciertos territorios españoles de la península, eso ya no. Como representan la seguridad del estado fascista que dicen pretender cambiar, quizá es porque se lo merezcan.

A la izquierda le falta abrir los ojos, ser más racionales, dejar que la gente haga lo que le dé la gana, tolerar la opinión de los demás, y, sobre todo, les falta vergüenza, mucha vergüenza.

David Navas Pires

 

 

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