De los antiguos y de los modernos

Escrito por David Navas Pires
Viernes, 14 Julio 2017 17:24

Esta frase encaja mejor para otras cuestiones mas teóricas sobre las democracias de aquellos que una vez fueron y que por suerte todavía son, pero quiero hacer una pequeña reflexión al respecto, y sin irnos tan atrás en el tiempo aunque en realidad no estaría mal.
 
Imaginemos que estamos en una España ciega, autoritaria, manipulada, dictatorial. Una España donde solo existe una sola forma de pensar, la de aquel que tiene el dedo en el gatillo. Donde trabajas bajo órdenes del dirigente y donde tu casa no es tuya, sino alquilada a expensas de los designios del que decide o de un comité de sabios relacionados con el arbitraje. Una España viva pero que no late. Una España encendida pero que no ilumina, una nación temerosa de los esclavos morales que ponen su patria por encima de sus vidas y que acarician sus espadas para llevarse la de aquellos atrevidos que pretenden saber mas de la cuenta. La de aquellos locos que quieren ir en contra de la bandera de la verdad. La de esos hombres que se equivocan y que han sido absorbidos por doctrinas que no son las del líder, pues es él el verdadero portavoz de la verdad y de nuestro mundo consciente.
 
Imaginemos la España por la que ya pasamos hace algunas décadas y que está relacionada directamente con el control absoluto, es decir, aquella que te impide pensar por ti mismo, que te impide leer lo que deseas, esa que no te permite hacer ciencia, descubrir, equivocarte. Esa que no permite hacer prensa, que no deja escribir. En resumen. Imaginemos el infierno en la tierra, aquel lugar que jamás querríamos.
 
Durante las dictaduras religiosas, solo se podía pensar, leer y escribir lo que los portadores de sotanas oraban. Solo se entendía el mundo según la interpretación de los disfrazados de pureza. En cuanto llegaron las primeras ideas liberales, y la Biblia llego a todas las mesitas de noche, la interpretación ya no era unidireccional y univocal, sino que dio paso a otra interpretación de la Biblia más vinculada al amor y no a la corrupción o al poder manipulador de almas.
 
Hoy en día, los países musulmanes integristas están siendo absorbidos por la interpretación de los Ulemas (Doctores del Corán), como ocurrió en las naciones cristianas y en dictaduras como la española. La cuestión es, de nuevo, que no piensen. Pero tenemos el ejemplo de Túnez. Un Estado musulmán que persigue los derechos humanos, y aunque de forma lenta, permite ejemplificar que ser musulmán, no es sinónimo de integrismo, sino de interpretación y voluntad, de paz.
 
Años después de que Franco muriese y se diese paso a una democracia, que, aunque lejos de ser perfecta, nos permite todavía caminar libres, cientos de autores, periodistas, sacerdotes, lideres políticos, asociaciones, y otras muchas personas, se lanzaron contrarreloj a exponer sus ideas, a hacernos entender los miedos y el sufrimiento. A explicar otras formas de entender el mundo. A que viésemos que es necesario abrirnos al mundo, que es prioritario vivir y dejar vivir.
 
Por lo que, como bien nos dice la historia, el mundo que ha sido condenado y castigado por hombres crueles, anhelaba la palabra y la libertad, el poder hacer, el poder dar una opinión aunque la misma no guste e independientemente de su procedencia o intención. Para ello, es necesaria la prensa, que viene de toda idea y que defiende unos intereses. Pero nada de esto sirve si sus lectores son irresponsables y despreocupados, y es que, de nuevo, podemos comprobar que todas esas luchas por poder hablar, han sido eclipsadas por la dejadez, la inmadurez, la irresponsabilidad, la inmoralidad, la falta de metas y una visión del mundo alejada de toda realidad.
 
Hoy, los periódicos son referente de la estupidez. Son mas importantes las vacaciones de Cristiano Ronaldo y la boda de Leo Messi que los problemas institucionales europeos. Es más importante la programación basura, las relaciones amorosas y quejarse de todo que el trabajo duro, el estudio y la formación profesional, pues es más sencillo esperar a que te lo den todo hecho que preocuparse por el futuro del mundo.
 
El ser humano, parece que solo entiende los valores cuando los pierde. Parece que solo valore la vida y la libertad cuando los grilletes y las cadenas le atan a una pared. Parece que solo defiende la cultura y el conocimiento cuando no hay forma de acceder a él. No se pone a pensar en otros lugares no demasiado alejados de aquí, que no tienen un Estado de Derecho y no pueden vigilar a sus dirigentes, o como mínimo, no pueden castigar y dejar de entregar su confianza, simplemente, con no votarles.
 
David Navas Pires

 

 

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