El otro día andando por la calles de Algímia escuche a un caballero con el pelo ya plateado por el paso del tiempo, una expresión muy valenciana que hacía mucho tiempo que no oía, y que refresco mi memoria. Esta sencilla frase que abuelas y abuelos, padres y madres, llevan diciéndonos desde hace tanto tiempo, igual que a ellos se lo decían, cobra hoy en día una especial relevancia, porque de las muchas acepciones de la palabra bondad que tiene la RAE (Real Academia Española): es la segunda, 2. f. Natural inclinación a hacer el bien, la que llama poderosamente la atención. Esta expresión, “haced el bien”, entronca directamente con un asunto que desde mi punto de vista puede mejorar la calidad de vida de la sociedad.

 

Entendiendo como “Bien” un valor positivo y por ello estimable y no como cosas materiales o inmateriales en cuanto a objeto de derecho. Nos adentramos en un campo interesantísimo, que me hace recordar cuando en el colegio nos explicaban todo aquello de la regla de oro de la ética, “trata a los demás como querrías que te trataran a ti”. En una sociedad cada vez más individualista volver a pensar que no estamos solos y que nuestras acciones afectan a nuestro entorno, es a la vez una obviedad y un globo de aire que nos facilita mejorar como individuos, sí, pero sociales.

 

A raíz de ese precepto tan sencillo, que está incluido prácticamente en todas las religiones, que van desde las grandes monoteístas, cristianismo, judaísmo, islam, hasta las exóticas orientales tales como budismo, taoísmo e hinduismo, es pues una base sólida para generar modelos de convivencia que nos permitan vivir en paz y armonía, siendo un concepto transversal y estudiado a lo largo de la historia por filósofos del tamaño de Kant o Popper.

 

Y es precisamente que una vez entrado en juego la palabra convivencia donde podemos mejorar y mucho nuestra sociedad, desde hace un tiempo a esta parte, nos estamos volviendo egoístas estamos perdiendo esa chispa vital que hacia la vida cotidiana en los pueblos tan increíble donde todos ayudaban a todos porque se conocían y entendían que formaban parte de algo que iba más allá del umbral de su puerta, el bien común, esta capacidad de convivir es la que deberíamos volver a poner en valor, sentirnos identificados con un proyecto de sociedad del que estar cada día más orgullosos, no es que estemos en un estado decadente y postapocalíptico, pero sí que es cierto que podríamos estar mejor con muy poco esfuerzo.

 

Y como muestra de que nos es una idea peregrina de este colaborador amateur, rescataremos un texto del cual todos hemos oído hablar “La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de: Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo.” Efectivamente, como muchos ya habrán intuido es el preámbulo de nuestra carta magna. Y ahí aparecen las ideas básicas que en una expresión tan sencilla quedan condensadas. No me extenderé más y creo que pequeño escrito solo puede terminar de una forma, un cordial saludo y “Feu Bondat”.