En el mes de marzo de este año mi grupo, el grupo socialista, presentó una moción para promover la laicidad en el ámbito municipal, que fue aprobada por todos los grupos políticos donde se instaba al congreso de los diputados y al gobierno de España a impulsar una nueva Ley de Libertad de conciencia y religiosa donde se garantizara el derecho de libertad a todos los ciudadanos de conciencia, libertad religiosa, y libertad de culto, donde se establecieran criterios de actuación para las autoridades públicas en actos religiosos, para evitar confusión entre política- religión en discriminación frente a otras religiones, la defensa de la laicidad en la educación, el pago de IBI por parte de las entidades religiosas, la no donación de suelo público, ni locales a ninguna institución religiosa, entre otras cosas.

 

Dicho esto, la semana pasada se anunciaba en prensa que el equipo de gobierno asistía a una charla ofrecida por la asociación Morvedre Laico, donde por parte de esta se ofrecía un reglamento al gobierno municipal para la regulación del comportamiento de los cargos públicos ante los actos de carácter confesional y que el tripartito estaba dispuesto a llevar al pleno para su aprobación. Un reglamento adaptado del de Huesca. En él se decía que los cargos de representación públicos no asistirán a ningún acto de carácter religioso, declinando las invitaciones que se le pudieran hacer para su participación”.

 

Como cargo público, suscribo la moción que presentó mi grupo, pero entiendo que el que se elaboren unos criterios de actuación para las autoridades públicas en actos religiosos no está reñido, ni en ningún momento prohíbe, el poder asistir a cualquier acto de carácter religioso que se celebre en mi ciudad, y con cualquier acto religioso me refiero tanto a cualquier actividad que realice la comunidad musulmana, por poner un ejemplo, hasta asistir a la ofrenda fallera, o a una exposición de la semana santa.

 

Muchas de las fiestas de nuestro municipio, van ligadas a un carácter religioso, Sant Antoni, las fallas, la semana santa, las fiestas patronales, y algunas de ellas se promocionan turísticamente.

 

Es por ello que creo que se debe fomentar y difundir el conocimiento de las diferentes religiones, de todas, aprender las diferentes culturas, costumbres y pensamientos para poder tener la libertad de elegir la más adecuada para cada uno, pero prohibir no es el camino, al menos no el mío.