Hay una cultura que llamaría seudo izquierda que piensa que el modo de funcionar y organizarse debe estar orientado exclusivamente al ámbito institucional y a la lucha electoral. Esta cultura que piensa que desde los despachos de palacio puede cambiarse las cosas, obvia que “llegar al gobierno, tal y como manifestó Frei Betto — intelectual comprometido con los más pobres de Brasil y América  Latina durante el período de gobierno de Lula da Silva — no significa llegar o tener el poder”.

Todos los días observamos y comprobamos los vínculos que los corruptos y chorizos de este país establecen entre política y grandes empresas, hasta el punto que podríamos dar una larga lista de expresidentes de gobierno y ministros que tienen acciones y forman parte, de juntas directivas de bancos, industrias armamentísticas, compañías eléctricas…

Esta realidad fácilmente comprobable nos lleva a ser conscientes de que para construir una alternativa al capitalismo y a las políticas neoliberales vigentes, se requiere en primera instancia crear los contrapoderes sociales de abajo-arriba necesarios, para que el día que esa alternativa de gobierno, que tendrá que aplicar políticas antagónicas y difícilmente entendibles por el capital, tenga el respaldo de las capas populares organizadas para hacer frente a un reto de proporciones incalculadas.

Esa alternativa no se crea desde pactos cupulares, en despachos oscuros y ausentes del hervor de la calle donde los trabajadores, pensionistas, dependientes, parados, precarios, desahuciados, viven una autentica epopeya para vivir día a día. Desde el PCE y Esquerra Unida estamos haciendo una apuesta por construir esa alternativa que supere el bipartidismo (PP-PSOE) que representa no a las castas, sino a los interese de una clase social poderosa que ha impuesto a través de ellos, artículos constitucionales como el 135 para que la prioridad por encima de la salud, la educación o el trabajo sea pagar la deuda.

Porque lejos de la ambigüedad de algunos discursos, siguen existiendo las clases sociales, ricos y pobres, y si no que se lo pregunten a Warren Buffet o a las millones de personas que viven en la más absoluta desesperación, cuando los últimos datos de reparto de la riqueza confirma que el último año ha supuesto un aumento de millonarios en España de un 24 %.

Igualmente hay que manifestar que no es el fin de las ideologías.

Hoy es más necesario que nunca recuperar la lucha ideológica en todos los frentes, también en el lenguaje. A pocos meses de unas elecciones municipales y autonómicas, previas a las generales tenemos una oportunidad histórica que Aníbal desaprovecho al no entrar en Roma y que la mayoría social de este país y este municipio no puede dejar escapar para conseguir  aquello que siempre hemos pedido como es  pan, techo, trabajo, cultura y salarios dignos.

Aquellos que hemos tenido la oportunidad de ejercer un cargo público, con un compromiso social desde la izquierda transformadora y hemos conocido la institución por dentro, somos conscientes de que mirarse al ombligo en una caja de zapatos es tan difícil como aplicar determinadas políticas  sino tenemos respaldo social suficiente.

De ahí que hoy termine este artículo haciendo un llamamiento a la rebeldía, a orientar el cabreo y la desesperación en organización, propuesta y alianza. Somos más. Somos muchos los que padecemos este sistema absolutamente despiadado y podrido. No nos resignemos. Articulemos la alternativa. Es una oportunidad histórica. Está en nuestras manos.

Fernando López-Egea López

Portavoz de Esquerra Unida en el Ayuntamiento de Sagunto