Todos somos Teresa

Escrito por José Luis Chover Lara
Viernes, 17 Octubre 2014 19:20

El Ébola desborda África. Son titulares de prensa que nos trasladan la gravísima situación que viven  los países donde ha prendido la epidemia con tremenda virulencia. Los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúan en 4.447 las  muertes producidas y en casi 9.000 el número de infectados, una trágica contabilidad que funciona como un indicador fiable de la pobreza extrema que sufren estos países.

Los países más afectados: Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry, con una red sanitaria muy precaria, tienen serias dificultades para poder controlar la epidemia. No es el caso de Nigeria  que está resolviendo con éxito el brote introducido el pasado 20 de julio por un diplomático liberiano  y que se ha saldado con 21 infectados y 8 muertos. La clave, además de la mejor infraestructura sanitaria (se trata de un país rico), ha sido contar con una potente red de vigilancia epidemiológica, perfeccionada por su larga lucha contra la polio y la política de comunicación y movilización social puesta en marcha, basada fundamentalmente  en campañas de información masiva.

El “problema africano” en materia de salud y epidemias, aún en este mundo globalizado, queda lejos de todos y como bien señala R. Simancas en un articulo en la revista Temas «no hay coalición internacional contra el ébola,… son africanos pobres, no hay industria petrolera ni armamentística interesada en una guerra contra el virus que mata africanos. Tan solo unos pocos héroes de organizaciones médicas se juegan la vida sin apenas ayudas». Parece que la movilización internacional, si se produce,  no se producirá por motivos humanitarios sino por el trasfondo económico que la crisis del ébola va adquiriendo.

Por eso, ante la posibilidad cierta del control de la enfermedad, el mensaje no puede ser otro que el establecimiento de la necesaria ayuda internacional para que los propios países africanos puedan contener el virus. La OMS, en el contexto de que la misión de Naciones Unidas de respuesta de emergencia ante el ébola, ha lanzado el objetivo 70-70-60 que consiste en que el 70% de los infectados sean correctamente aislados y que el 70% de los entierros se lleven a cabo de forma segura —las dos causas principales de contagio—, y en conseguir ambas cosas antes de 60 días. Si se alcanzara este objetivo, dice el jefe de la misión, podría darse la vuelta a la epidemia. Pero para ello, hacen falta medios suficientes para la atención de los enfermos, pero fundamentalmente medios para la aplicación de medidas preventivas ante un virus de tan alta letalidad.

Aquí en casa, con el caso de Teresa Romero se ha desencadenado una crisis sanitaria de gran calado al confirmarse su contagio por la atención prestada, como sanitaria, a los religiosos repatriados que fallecieron en el Hospital Carlos III de Madrid. Más allá de las lógicas críticas suscitadas por este evitable contagio, el primero que se produce fuera del continente africano, colectivos de profesionales y la opinión pública en general han reaccionado con indignación ante la respuesta de las autoridades sanitarias que, lejos de arropar a la sanitaria contagiada, han optado por huir de toda responsabilidad y de paso, insultar la inteligencia de todos, culpabilizando a la víctima.  

Efectivamente, el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid  ha responsabilizado a Teresa, la auxiliar de enfermería infectada de ébola, de ocultar, hasta su ingreso, que atendió a los dos sacerdotes repatriados de África para su tratamiento, para acabar acusándola de mentir, tan solo dos días después de su ingreso en el hospital. En la Asamblea de Madrid explicó “su” versión de la crisis del ébola y fue largamente aplaudido por sus correligionarios de partido que, como siempre, cierran filas en otra huída hacia adelante, sin asumir responsabilidad alguna por los fallos que se han podido producir en la implementación del protocolo de actuación. Para desmentirlo, hoy, diez días después del diagnóstico, el propio Ministerio, por boca de su titular, dice desconocer como se contagió la auxiliar de enfermería.

Es el estilo de los gobiernos “populares”, en Madrid — comunidad o ciudad —, en España o donde miremos. Aunque ellos deciden, ponen y quitan personas o recursos, cuando algo falla la culpa siempre es de otros. Ellos nunca tienen culpa y menos, responsabilidad alguna. No opinan igual todos los grupos de la oposición en la Asamblea de Madrid que han solicitado la dimisión del consejero de Sanidad y tampoco el sindicato de técnicos de enfermería SAE que, este pasado miércoles, entregó en el registro de la Consejería de Sanidad de Madrid 33.357 firmas para pedir la dimisión de Rodríguez por sus declaraciones. Esperamos que tanta prepotencia no le salga gratis total.  

Y para muestra de que siempre se mueve algo tras la ocurrencia de “accidentes”, en el Hospital Carlos III se han sucedido unas cuantas actuaciones, incluidas algunas obras de adaptación. Y también en otros. Aquí mismo, el Hospital La Fe de Valencia, ha comenzado a impartir cursos de simulación clínica para mejorar la formación y reducir al mínimo los riesgos, incluyendo prácticas de puesta y retirada del equipo de protección individual, cuestión sobre la que tanto se ha escrito y hablado estos días.  Hay que decir que este curso se realiza tras varios meses de quejas de los sanitarios, que han atendido varias sospechas de caso — ninguno confirmado posteriormente — y que valoraban como insuficiente la formación específica recibida y de escaso el conocimiento en la práctica del protocolo a seguir ante un supuesto caso de infección por ébola, teniendo en cuenta que se trata del hospital de referencia para Valencia y Castellón.

Para desagravio, con el lema de Todos somos Teresa, compañeros y ciudadanos se han manifestado en apoyo a la enferma, y en el comunicado leído, creo que han expresado el sentir de la mayoría de la ciudadanía que ven en la sanitaria contagiada una persona a la que hay que cuidar, proteger y homenajear: «Parece mentira que se la ataque de insensata e irresponsable cuando, si hay que decir algo de ella, es que es una heroína como todas estas personas que dan su vida por cuidar a los demás, ya sea en África como en cualquier lugar del mundo».

José Luis Chover Lara

Portavoz del grupo municipal socialista del PSPV-PSOE en Sagunto

 

 

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