Armas que ni cortan ni queman

Escrito por David Navas
Domingo, 14 Septiembre 2014 21:56

Imagine que está usted viendo un partido de fútbol y su equipo va perdiendo 5 – 0. Imagínese también, que para desgracia la suya, ha apostado ilegalmente una importante suma de dinero y encima se ha jugado el bigote que lleva con usted 30 años. Pues ya, para acabar de amargarle el día, le digo que quedan 5 minutos, que no hay prórroga ni penaltis, que se juega la liga, el campeonato y el honor, por no nombrar la dignidad.

El equipo que le está amargando la vida con sus 5 goles, ha decidido sacar la plantilla fresca y el entrenador del célebre y más que evidente ganador, manda a todos a ponerse con actitud defensiva.


Bien, vistos los acontecimientos, su equipo, posiblemente se vaya a casa abochornado, hundido, roto, y su afición, los apostadores ilegales, y todos los demás, van a irse durante largo tiempo con la cabeza agachada sin saber dónde meterse y con miedo.


Usted, que antes que la razón y la ética, se deja llevar por impulsos selváticos. Acaba por coger la bufanda, la bandera, el jersey, los pantalones, el sombrero del chiquillo, el bolso de la mujer, la riñonera, la cartera (previa retirada del dinero claro), las zapatillas, y, junto con la silla en la que se apoya y que ha arrancado, se las lanza a los jugadores contrarios, que han jugado mejor, han sido más inteligentes, entrenados y limpios. No puede usted ver lo que ocurre porque no le importa el fútbol, sólo su dinero.


Vamos a trasladar esta situación a la política. Durante años, el equipo ganador ha sido el PPSOE y el perdedor, los ciudadanos de a pie. Además, siempre de la misma manera, con el mismo juego, que los jugadores, ya nos sabemos más que de sobra.
Nos sabemos los trucos, las técnicas, las jugadas, las vaciladas y no hacemos ya caso de las amenazas, de los insultos y los avisos de la afición.


Pues bien. Estos señores y señoras que se hacen llamar PP y PSOE, están viendo con ojos de búho, como pierden día tras día. Ven incrédulamente como se quedan sin afición, y cómo esta se une para que ya no jueguen más, para que nos dejen en paz.
Utilizan el miedo como arma, pero olvidan que nadie hace caso ya. Inventan estrategias como uniones extrañas entre partidos que de unirse, sería como si intentásemos juntar los polos opuestos de un imán (en teoría).


Llevan en sus huesos la mentira, y utilizan la bendita palabra Democracia como papel de cambio para convencer a nadie. Lo peor de todo, es que si no les crees, eres su enemigo, un inculto, o vas a tirar el voto. Destruirás el país, y serás cómplice de la ruina de tu pueblo.
En fin, la desesperación de los ciudadanos por vivir con normalidad, conforme a la ley justa por esencia y no por tu cuenta bancaria, por vivir en paz, con derechos y la dignidad intocable, se ha vuelto como un torbellino contra ellos.


Ya no saben qué decir, qué inventar. No saben dónde ir, qué hacer, cómo llegar a nosotros y como protegerse de la vorágine de acontecimientos que están ocurriendo desde enero de este mismo año.


Todas las armas que utiliza no nos afectan, no nos hacen daño y nos resbala la ponzoña que puede llegar a salir de sus desesperadas bocas antidemócratas.
El ciudadano se está uniendo, está fortaleciéndose con brisas de aire fresco envueltas en palabras que replican a los 4 vientos los derechos que se nos están quitando deliberadamente.
El pueblo va a hablar, y lo hará de la forma más poderosa e implacable. En las urnas.

David Navas

 

 

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