La tarde del domingo vivimos el desenlace de la larga enfermedad del primer Presidente de la Democracia española, D. Adolfo Suárez González.
En esos momentos, una vez conocida la noticia, rememoraba el día en que la mayoría del pleno del Ayuntamiento de Sagunto acordó dedicarle, en vida, una Avenida en nuestra ciudad bajo el nombre de “Avenida Presidente Adolfo Suárez”.
También viene a mi memoria la imagen del Rey conversando con Suárez en multitud de ocasiones, o el recuerdo viéndole jurar como Presidente del Gobierno, bajo la atenta mirada de Su Majestad y de su mentor, D. Torcuato Fernández Miranda, todo ello presagio de que algo iba a cambiar en España.

Y como, en unos tiempos muy duros, se la jugó para que todos los españoles pudiesen expresarse con total libertad, desde todas las ideologías políticas y con el convencimiento de que había que llegar a un consenso en el que la Democracia fuese la vencedora en el camino que acababan de iniciar.
Por eso, el Presidente Adolfo Suárez para mí fue ejemplo de concordia, a pesar de todas las adversidades que le llegaban de fuera, y de todos aquellos que, desde dentro, le ponían diversos obstáculos para entorpecerle en el camino hacia una democracia plural y abierta, que es la que gozamos hoy en día.

De igual forma recuerdo, como si fuese ayer, ver a mis padres llegar del recordado Cine Oma, del acto multitudinario protagonizado por Adolfo Suárez ante más de 2.000 personas, y de todos los valores que transmitió a tantas personas que, le votasen o no, le admiraban. Y ahora, tras su muerte, es cuando el conjunto de la ciudadanía, salvo excepciones que confirman la regla, le reconocen todo lo que hizo por España, por encima de sus pretensiones personales, de las metas que quisiera alcanzar y con el convencimiento de que su Nación se merecía una democracia plural y estable.

Adolfo Suárez ha sido, es y será un referente en la política española, y aquellos que, desde el desconocimiento, que no la ignorancia, no saben de su trayectoria, les resultará muy fácil conocerlo a través de su legado, lo que consiguió; proceder de un régimen el cual dinamitó desde dentro para conseguir instaurar un sistema Constitucional, para todos los Españoles, sin distinción de ideología de ningún tipo, porque él fue el primer convencido de que si no era desde la unidad España no podría ser la gran Nación que es en la actualidad.

En el epitafio de su tumba, reza la frase «el consenso fue posible», para muchos que pudimos verle desde los primeros pasos de nuestra Democracia Adolfo Suárez González será un referente en nuestras acciones sociales y políticas, devolviendo la dignidad a lo que debe ser un político al servicio del pueblo.

Presidente, Descansa en Paz, y gracias por tu entrega y lucha para lograr una España de todos, por todos y para todos.