Proceso 1001

Escrito por Paco Aguilar Gil
Viernes, 27 Diciembre 2013 00:29

El 20 de diciembre de 1973, (el viernes pasado se cumplieron 40 años) la dictadura franquista, a través del Tribunal de Orden Público, inició la vista oral del Proceso 1001 contra diez sindicalistas de CCOO, conocidos como los «10 de Carabanchel».
Marcelino Camacho, Paco García Salve, Nicolás Sartorius, Eduardo Saborido, Juan Muñiz Zapico, Fernando Soto, Francisco Acosta, Miguel Angel Zamora, Luís Fernández y Pedro Santiesteban, fueron detenidos, en junio de 1972, por la policía franquista cuando celebraban una reunión clandestina en el convento de los Oblatos de Pozuelo de Alarcón (Madrid). Fueron acusados de formar la cúpula dirigente de CCOO, «una organización ilegal» y condenados a penas que sumaron 162 años de cárcel, no era otra cosa que el intento de condenar a quienes luchaban por la libertad, la democracia y los derechos de los trabajadores y las trabajadoras en nuestro país.

Que distinta la valoración que tenía la clase trabajadora de aquellos sindicalistas (todos ellos comunistas), a la valoración que tiene del actual sindicalismo. Debido a errores propios de los mismos  sindicatos y a algún caso de corrupción del que los tribunales  deberán dar cumplida respuesta. Pero, sobre todo, porque desde hace varios años se viene orquestando una campaña mediática, alentada por «el mercado» y la derecha que nos gobierna, lanzando mensajes subliminales contra los sindicatos (contra todos), sobre la falta de utilidad para los trabajadores, que están politizados, que es un derroche económico financiar los sindicatos. Campaña orientada a deslegitimar el sindicalismo, en general, como estrategia de debilitamiento de su capacidad de respuesta ante una crisis, que está sirviendo de excusa al gobierno para socavar el Estado de Bienestar, la regulación de las relaciones laborales y sociales, la negociación colectiva y la democracia misma. Esta campaña  ha supuesto un punto de inflexión en la valoración de los sindicatos por parte de la opinión pública.

Es curioso que, los que aceptan sobornos y trajes, los que realizan chantajes, los que revenden terrenos públicos, los que han trincado todo el dinero público que han querido, los que les recortan el sueldo a los trabajadores, los que aumentan el recibo de la luz incluso aunque no podamos pagar la calefacción, los que no declaran a Hacienda mientras cobran de mil chanchullos distintos,  los que piden indultos para los corruptos condenados. Estos canallas y sus voceras, son los que se rasgan las vestiduras contra los sindicatos.

¿Ya nadie se acuerda de dónde salieron sus vacaciones? ¿Los aumentos de sueldo según el IPC? ¿El derecho a una jubilación digna? ¿A una indemnización por despido? ¿A una baja por enfermedad? ¿A un permiso por asuntos propios?. Todo eso está  en peligro ahora. Pretenden despojarnos de nuestros derechos con la excusa de la crisis-estafa, ¿Por qué creéis que quieren desprestigiar a los sindicatos? Porque son las organizaciones obreras con mayor capacidad de movilización. La destrucción del sindicalismo de clase hará mucho más fácil la labor de esta pandilla de «cuatreros» que nos gobierna. No podemos caer en su juego. Sin movilizaciones ni huelgas, tendrán mayor facilidad para despedirnos gratis, robarnos las pensiones, subirnos los impuestos, privatizar los hospitales y hacernos pagar por todo lo que signifique vivir de manera digna. Yo quiero sindicatos que nos defiendan.
 
Paco Aguilar es concejal de EU en el Ayuntamiento de Sagunto.

 

 

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