Vicente Navarro Catedrático de Economía Aplicada, mencionaba hace unos días entre otras cosas, las abusivas rentas y beneficios que tiene el capitalismo burgués e industrial, el fraude fiscal, acompañado de un incremento de la pobreza y pérdida paulatina  de derechos, de la mal llamada «clase media» que de hecho, es la silenciada clase obrera.

  Esa clase obrera silenciada que sufrió en nuestro país las consecuencias de una dictadura feroz y cruel, tuvo la capacidad de recuperar su autoestima mancillada durante tantos años. Con mucho esfuerzo y  privaciones personales de todo tipo, consiguieron que sus hijos por derecho natural alcanzaran lo que ellos por las consecuencias señaladas no tuvieron: Acceso a determinado bienes materiales, culturales, profesionales etc..

En mi opinión, se ha llegado a  confundir la adquisición de bienes materiales, conocimientos profesionales de oficio, maestría industrial, sanitaria, maestro, científico, con un largo etc., con clase media. Una mayoría ejerciendo en distintos estamentos y aunque no se lo crean, son asalariados y pertenecen a esa clase obrera silenciada.Una crisis como la actual esta golpeando muy seriamente a estas «clases medias» recordándoles lo que realmente son: La capa alta de la clase obrera. Una clase no se define por la cantidad de dinero que lleva en el bolsillo, sino que clase obrera es el conjunto de trabajadores que, desde la revolución industrial, aporta básicamente el factor trabajo y a cambio recibe un salario o contraprestación económica.

El concepto de «clase media», es un concepto inventado con el objetivo de tirar por tierra el concepto de clases y lucha de clases de la filosofía marxista. Seguramente se me acusara de anticuado o trasnochado, pero en mi opinión la derecha ideológica ha sabido manipular el concepto, haciendo creer a padres e hijos el sentir ficticio de clase media por tener mas posibilidades de acceso a determinado nivel de bienestar; el resultado de las elecciones políticas así lo manifiestan, aunque soy de los que opinan, que las situaciones son dinámicas y no permanecen inamovibles.

Estas reflexiones las considero necesarias para intentar salir de la actual situación. La izquierda en general y sobre todo el PSOE, reconocido sociológicamente por muchos electores como de izquierdas, tiene que modificar actitudes  internas y externas  si quiere volver a conectar con la clase obrera en general, ganando credibilidad política, reformulando su ideario ideológico, recuperando sus orígenes y terminado con sus luchas internas.

 Este partido considero que se ha ido centrando tanto en gobernar desde el centro político que se han pasado siete pueblos, huyendo injustificadamente de lo que hay de izquierda organizada y sobre todo de los muchos miles de  ciudadanos de voto de izquierda que se han visto defraudados por pensar que el PSOE no respondía a sus siglas. Las últimas encuestas demuestran que no aumentan sus expectativas de votos a  pesar del desgaste del Partido Popular.

Comparto lo manifestado por Cayo Lara cuando afirma, las encuestas así lo prueban, que el bipartidismo en España esta deslegitimándose y que el ascenso de Izquierda Unida en intención de voto es evidente y se debe a que la gente va viendo que hay una alternativa posible y diferente. Puntualizo que es necesario cambiar la injusta Ley Electoral que data de 1985 y que por poner un ejemplo beneficia al Partido Popular, que en las ultimas elecciones del 2011 con  el 44% de los votos tuvo el 53% de los escaños.  
Al contrario ocurre con Izquierda Unida, que siendo la tercera fuerza política nacional no es el tercer grupo parlamentario. Por salud e higiene democrática es necesario cambiar la Ley Electoral y democráticamente despojar del Gobierno al Partido Popular que están utilizando el Parlamento como caja de resonancia y de escaparate para legos e incautos, gobernando a través de Decreto Ley, como en los mejores años de la pasada dictadura.

 Es importante no olvidarse quienes somos y de donde venimos. De aquellos polvos tenemos estos lodos. Por eso se hablaba de «la clase media»  «clase obrera» y de la perdida de valores y de referencias políticas e ideológicas. La derecha nunca ha perdido su ideología y la aplica con todas sus consecuencias. Ahora además con votos.