La nueva política (I)

Escrito por Alfredo Rodrigo Haro
Jueves, 20 Junio 2013 00:04

Ya se habla de una nueva política, de otra nueva dimensión Materialismo, Posmaterialismo, de una nueva Revolución silenciosa.  Otra modalidad de expresar el conflicto (internet, concentraciones pacíficas, sentadas, bloqueo de redes, etc.). Una autoridad erosionada con relación a lo anterior.

Ciertamente el ámbito de la cultura es un ámbito de creación, goce, identidad e integración, pero es, también, un ámbito de conflicto.  Los modos de aparición y de discurso de muchos conflictos hoy en el mundo, son en claves culturales, ya se trate de conflictos entre civilizaciones, entre países, entre géneros o entre grupos sociales.  El conflicto cultural es así o un conflicto en sí mismo o la forma de expresión de muchos otros conflictos que también tienen otra naturaleza.

Pensar y actuar simultáneamente en local y global, sería la regla adecuada de actuación, tal y como deja entender la manera en que ha fraguado el movimiento de globalización alternativa.
Las eras de Internet y de la mundialización han sido anunciadas como el fin de las geografías pero no es cierto, en tanto la combinación de la mundialización y de Internet solapa una geografía propia, reconstruyendo una nueva jerarquía entre los territorios, alrededor de unos pocos centros motores y en círculos concéntricos de influencia.

El paradigma de la globalización, del «todo global», es un paradigma muy insuficiente para explicar todos los cambios en curso. Por un lado, permanecen otros sujetos distintos a los organismos y empresas globales, tales como los organismos supranacionales, los Estados nación, las culturas y los sujetos sociales con sus ideologías y estrategias.  Por otro lado, está la transversalidad de las dinámicas a la que invitan los desarrollos tecnológicos, económicos y las interacciones generales y particulares, y que no permiten diagnósticos unívocos independientes de la gestión de los sujetos.

Dentro de la nueva cultura se produce, el desplazamiento de los centros de decisiones económicas, judiciales y de seguridad hacia las uniones de Estados como, por ejemplo la Unión Europea, dejan fuera de los ámbitos supraestatales casi solo las políticas sociales, fiscales, comunicacionales y culturales donde, curiosamente, las ventajas por cercanía y conocimiento de los territorios, de las comunidades, es obvia sobre los Estados.

Con todo, es momento también de plantear el tema de la diversidad y de la producción propia de contenidos en el ámbito global, como una dimensión más de las apuestas de globalización alternativa.  No olvidemos que no es una cuestión puramente local.  Además de ser objeto de preocupación de movimientos sociales, de culturas minoritarias y de pequeños países, lo es también de civilizaciones estigmatizadas.

Se trata de generar un espacio público mundial que la «era digital» propicia, pero que la estructura económica y geopolítica mundial neutraliza en buena parte.  Se trata de construir lo local y lo global de forma alternativa a las dominantes, y en disputa tanto con los poderes transnacionales como con aquellos poderes nacionales o locales que les son afines en intereses o políticas.

Como nueva política cabe destacar la globalización que surgió, en primer lugar, con los procesos migratorios de la prehistoria, en segundo lugar, como consecuencia del descubrimiento, conquista y colonización del Nuevo Mundo, y por último, por la revolución de los sistemas de transporte y comunicaciones que se origina a finales del siglo XIX.  Por ello, no es un hecho aislado, sino un largo proceso histórico el cual sea producido debido a la combinación de un conjunto de acontecimientos que han sido de vital importancia en el desarrollo del hombre.
Con la caída del Muro de Berlín y al observar el entorno geopolítico contemporáneo, entendido como realidad social compleja e históricamente conformada, se impone como rasgo predominante el fenómeno de la mundialización o globalización (mondialisation en francés, globalization en inglés, Globalisierung en alemán).  Como dice Giddens, «nada más hace diez años la palabra se empleaba sólo en trabajos académicos o bien en la prensa popular.  Pero en una década ha pasado de no estar en ningún sitio a estar en todos lados» (Giddens, 1999:36) hasta el punto de situarse al centro mismo de las discusiones políticas, económicas y sociales.

La Globalización, permite a los empresarios, y sus asociados reconquistar y volver a disponer del poder negociador política y socialmente domesticado del capitalismo democráticamente organizado.  La economía que actúa a nivel mundial socava los cimientos de las economías nacionales y de los estados nacionales.  Comienza la decadencia democrática mundial y en contraposición, la mano invisible de Adam Schmitt está en su plenitud, actúa por encima de la política y de lo político.  Nadie oculta que se ha producido una especie de toma de la Bastilla por el poder económico, pero en esta ocasión sin revolución, sin cambio de leyes y de constituciones, en silencio.
 
Alfredo Rodrigo Haro es politólogo.

 

 

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