¿Qué concepto tenemos del asociacionismo?  
Cuando nos planteamos el pertenecer o no a una asociación lo primero que pensamos es que voy a obtener a cambio, que valor añadido va a aportar a mi actividad, va a generar negocio a mi empresa, me va a permitir adquirir contactos que reviertan en mis ventas, me va a dar publicidad de mis productos.

Todo ello es correcto, pero en lugar de pensar en una sola dirección deberíamos pensar en el asociacionismo como un mecanismo de doble dirección. Es decir, pensar  en además de lo que me aporta, que puedo yo aportar. Si adoptásemos una actitud positiva y nos propusiéramos dejar de ser miembros pasivos para ser miembros activos quizás podríamos cambiar cosas.

Pues bien, ¿no creéis que ya es hora de proponernos objetivos, cambios de actitud y conseguir metas? ¿no creéis que el esfuerzo valdría la pena si ello empezara a generar resultados positivos? ¿no sería esperanzador empezar a ver las cosas de color y no en tonos grises? Dejar pasar el tiempo para ver si cambian las cosas no es una opción, sólo cambiarán si actuamos como individuos aportando nuestro granito de arena y agrupados en colectivos aunando esfuerzos y sinergias.

Las asociaciones empresariales están ahí con esa voluntad, son la perfecta herramienta para poder cambiar cosas, para mirar hacia el futuro desde otra perspectiva, para trabajar en pro de los intereses empresariales. Juntos podemos.Y juntos tenemos que abogar por el emprendimiento, por nuestro modo de vida al fin y al cabo.

Las asociaciones ofrecen formación, información empresarial, relaciones tanto institucionales como empresariales, representatividad en la administración, servicios en condiciones preferentes, asesoramiento, información sobre ayudas y subvenciones, búsqueda de socios para participar en proyectos, networking, jornadas temáticas, afterwork, …

El asociado puede aportar su know how, su experiencia profesional, su criterio empresarial, sus ideas, su cooperación, su visión de la realidad, su forma de resolver problemas….
Si fusionásemos todo ello estoy segura que seríamos grandes, los empresarios y emprendedores tendríamos la fuerza necesaria para mover montañas, para consolidar y hacer sostenibles nuestras empresas. Hacer viables nuestros proyectos. Todo ello revertiría en la creación de riqueza y puestos de trabajo en nuestra ciudad. En definitiva se podría romper la tendencia y generar bienestar social. Luego estaríamos contribuyendo en la evolución y el crecimiento de nuestra sociedad.

 Debemos quitarnos la etiqueta de que las asociaciones únicamente se mueven por los intereses de los asociados y que sólo saben hacer reclamos a la Administración, debemos dejar patente que nos interesa el bien común, que podemos colaborar con la Administración y con los agentes sociales. Que no buscamos presionar sino proponer y contribuir.

Una asociación empresarial debe ser: eficiente, tener una visión global, comprometerse, generar confianza, tener capacidad de comunicación, asumir responsabilidades, pero sobretodo tener gran capacidad de escuchar y de adaptarse al entorno.
Y ahí vamos a estar nosotros.