Lo que no se nombra no existe

Escrito por Vanesa Casado
Jueves, 28 Febrero 2013 02:10

Un nuevo fenómeno lingüístico recorre Europa. La última ocurrencia que nos desayunamos es con las «perlas» de Dolores de Cospedal y su libro de estilo a la hora de comunicar que te tiran de tu casa. En esta línea está la recién descubierta circular del Director General de la Vivienda, Isidro Javier Zapata, que ha enviado a todos los organismos de la Consejería, donde exige utilizar palabras «menos contundente» para comunicar un «desahucio, desalojo, alzamiento y pérdida o privación de su vivienda». En vez de esto, propone definir el problema de miles de españoles como «procedimientos de ejecución hipotecaria». Y es que los giros lingüísticos y los eufemismos, esas figuras literarias que teníamos olvidadas, las estamos recuperando gracias a estos últimos Gobiernos.

El pistoletazo de salida, que recuerde, fue aquello de que llamar «desaceleración económica» a la crisis. Tampoco estuvimos (y estamos) al borde del rescate económico como país, sino que somos candidatos a un «préstamo en condiciones extremadamente favorables». Siguiendo con este estilo, es lógico afirmar que no se aprobó una amnistía fiscal. Aquello fue un «proceso de regularización de activos ocultos que incentivará la tributación de las rentas no declaradas», del mismo modo que no se ha nacionalizado al mayor pufo bancario y financiero de la historia de este país, llamado Bankia, sino que el Estado tiene su «titularidad indirecta». Algo parecido ocurre cuando la Unión Europea rescata a la banca con el dinero de todos: «línea de crédito preferente a la banca». El gobierno del PP cumple su promesa electoral y no ha subido el IVA. Lo parece, pues todo está más caro, pero en realidad se trata de «modificaciones al gravamen adicional que se busca gravar menos el trabajo y más el consumo».

En nuestro país existen casi seis millones de trabajadores y trabajadoras que se encuentran desempleadas o paradas. Pero eso era antes. Ahora son en realidad «emprendedores en potencia o profesionales en transición» o simplemente «desocupados», como si no tuvieran a qué dedicar su tiempo libre. Tiene toda la pinta de que han abaratado el despido con las sucesivas reformas laborales, pero nos lo venden como una la manera de «flexibilizar el mercado laboral».  Para los que por suerte aun tenemos trabajo, con las «mejoras» laborales nos podrán «descontratar»  o «comunicar un cese» que no es lo mismo que despedirte, o la empresa podrá hacer una «reducción de plantilla no traumática» que no es lo mismo que un ERE (expediente de regulación de empleo). También puedes tener mucha suerte y acabar con una «simulación de contrato» y cobrar una «indemnización en diferido» que es como se llama a pagar la mordida a gente como el ilustre Bárcenas.

El ejemplo financiero y laboral ha sido seguido por otros ministerios. No existen recortes en la Sanidad o la Educación, lo que pasa es que son sectores a los que se le ha aplicado una serie de «reformas estructurales necesarias para atajar el déficit público». Por ello, lo que viene siendo el repago sanitario (pagar dos veces el mismo medicamento), lo hemos llamado «copago».
 Y claro, era cuestión de tiempo que la riqueza del idioma rompiese fronteras y llegase a la calle. Se ha pasado de quemar un contenedor a un «incidente grave contra la seguridad pública y el mobiliario urbano». Eso sí, si pierdes un ojo por un pelotazo de goma en una manifestación contra la Reforma Laboral, se trata de un «herido leve». Patriota es aquel que tiene su dinero en otro país y explota a los trabajadores/as en éste. Ya no somos ni un «Estado» ni una «Nación», somos una «marca».

Por desgracia, es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados. Nos preocupa el futuro por que ahí es donde vamos a vivir y no sé si nos aclararemos con tanto eufemismo y tantas vueltas del lenguaje.
El título de este arítculo: «lo que no se nombra no existe» en una frase de Francis George Steiner (París, 23 de abril de 1929).
 
Vanesa Casado Montalt

 

 

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