Decía Quevedo, que el agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien, y estas líneas van dirigidas a un hombre que aquí, en Sagunto, ha hecho mucho por algo que ahora está de capa caída, a pesar de haber reunido hasta siete medallistas olímpicas, en el equipo que tu patrocinabas y que tuve el honor de presidir durante bastantes temporadas.

El desembarco de Enrique en el balonmano femenino local, fue un soplo de aire fresco para unas escuadras que tras unirse, cogieron aire para firmar algunas de las últimas temporadas gloriosas para este deporte en la Comunidad Valenciana.  La fusión entre el Osito l’Eliana, de la coleccionista de títulos Cristina Mayo, y el Alucine, que durante años también fue Alser y Profiltek, trajo al Camp de Morvedre a algunas de las mejores jugadoras de España y prácticamente de Europa.

Se me pone la carne de gallina al recordar mitos de este deporte en el Marigil. Montse Puche,  Cristina Gómez,  Eli López,  Marta Mangué, Eli Pinedo, Macarena Aguilar, Noelia Oncina, Sandy Barbosa, etc, etc, etc. Por este pabellón pasaron las mejores jugadoras y los mejores equipos de Europa. Quién no recuerda la semifinal de la copa de Europa frente al Viborg danés, los choques contra el Hypobank austriaco o las comparecencias de los mejores clubes noruegos, daneses o alemanes en casa. Muchas son las tardes de gloria y los títulos que brindaron a una ciudad como esta, que está en deuda con uno de sus mecenas, o al menos eso es lo que opino yo, después de ver como está de valorado el deporte femenino en España.

El carácter emprendedor de Bañuelos y su apuesta por el deporte está fuera de dudas, y desde aquí quiero transmitirte que somos muchos los que siempre estaremos agradecidos, por apostar en el fomento de unos valores de vida como los de deporte, que incluyen el trabajo en equipo, la mejora constante a través del sacrificio y la constancia para obtener resultados. Por todo ello, gracias Enrique, y que sepas que un pedazo de la medalla de bronce que el balonmano femenino consiguió en los recientes Juegos Olímpicos de Londres tiene la huella de una apuesta que en cualquier momento puede volver a tomar forma.