Desde hace algunos años venimos viendo cómo la educación pública se ha ido degradando poco a poco, principalmente por la falta de un gran pacto entre los partidos mayoritarios, lo que obliga a los centros a cambios a cambiar sus planes (a veces a improvisarlos) antes las reformas que se suceden a una velocidad de vértigo. Reformas que solo consiguen generar inestabilidad en el sistema educativo y que últimamente encubren recortes de todo tipo, solamente suplidos por el voluntarismo desinteresado del profesorado, convirtiendo la educación en una especie de ONG.
A nivel general, y éste es el que afecta al conjunto de la sociedad española, la educación está siendo sometida a una política de recortes que afectan directamente a su calidad. Los avances del futuro modelo trilingüe que el gobierno valenciano pretende instaurar en nuestra comunidad, además de perjudicar a la enseñanza en valenciano (pues se suprimen estas líneas) repercute gravemente en el número de grupos por centro y de alumnos por aula.
Algunos centros como el IES María Moliner tendrán a partir del próximo curso lo que se ha llamado “grupos mixtos”, un nuevo plan que más allá de la teoría y las palabras, a efectos prácticos significa reducción del número de grupos, y supone trasvasar el excedente de alumnado de una línea a las vacantes de otra línea, PIP o PEV, con lo que los alumnos afectados deberán cursar una línea distinta de la elegida. Aunque este cambio de línea se vea compensado con unas horas que permitan impartir determinadas materias en la lengua elegida, en la práxis nuestro centro perderá una línea de 3º de PIP y tendrá un grupo mixto. Resumiendo: disminución de plantilla y clases masificadas. Nuevos obstáculos para el logro de una educación pública de calidad. Si a esto le sumamos la supresión generalizada de programas de compensatoria y diversificación, el panorama que se presenta no es nada esperanzador: muchos alumnos en el aula y con necesidades muy diferentes que no pueden ser atendidas correctamente.
Han disminuido los sueldos, la plantilla, el número de grupos, los programas de atención a la diversidad y las líneas en valenciano. Pero en cambio, han aumentado los programas basados en el voluntarismo del profesorado. Planes que no son pagados, sino que funcionan exclusivamente por la buena voluntad de los educadores. El gobierno quita programas pero ofrece, en cambio, planes voluntarios no remunerados para llenar los parches del sistema que los recortes crean.
Como si de una ONG se tratara, los “voluntarios” hacen la labor que debiera hacer la administración. Obviamente es genial para las arcas valencianas: se realiza el mismo trabajo pero gratis o en todo caso a cambio de créditos. Empujados por la vocación y la responsabilidad con los alumnos, el IES María Moliner ha asumido dos de estos planes: el Plan experimental de ampliación de horario y el Plan Plurilingüe. Los ha asumido, como muchos otros centros, con la intención de achicar el agua de un sistema educativo público que se está hundiendo por intereses evidentes. Pero quiere expresar, al menos, su opinión al respecto. Sabemos que la administración no merece que asumamos estos planes. Y no lo haríamos si nuestra responsabilidad no estuviese, principalmente, con nuestros alumnos, que son los que están pagando las zozobras de una clase política que ha dejado de servir al ciudadano para servir a sus propios intereses. Una política a lo Mourinho, donde ya no importa el buen juego, solo la crispación y la victoria (electoral). Caiga quien caiga. En este caso nuestros hijos.
A nivel general, y éste es el que afecta al conjunto de la sociedad española, la educación está siendo sometida a una política de recortes que afectan directamente a su calidad. Los avances del futuro modelo trilingüe que el gobierno valenciano pretende instaurar en nuestra comunidad, además de perjudicar a la enseñanza en valenciano (pues se suprimen estas líneas) repercute gravemente en el número de grupos por centro y de alumnos por aula.
Algunos centros como el IES María Moliner tendrán a partir del próximo curso lo que se ha llamado “grupos mixtos”, un nuevo plan que más allá de la teoría y las palabras, a efectos prácticos significa reducción del número de grupos, y supone trasvasar el excedente de alumnado de una línea a las vacantes de otra línea, PIP o PEV, con lo que los alumnos afectados deberán cursar una línea distinta de la elegida. Aunque este cambio de línea se vea compensado con unas horas que permitan impartir determinadas materias en la lengua elegida, en la práxis nuestro centro perderá una línea de 3º de PIP y tendrá un grupo mixto. Resumiendo: disminución de plantilla y clases masificadas. Nuevos obstáculos para el logro de una educación pública de calidad. Si a esto le sumamos la supresión generalizada de programas de compensatoria y diversificación, el panorama que se presenta no es nada esperanzador: muchos alumnos en el aula y con necesidades muy diferentes que no pueden ser atendidas correctamente.
Han disminuido los sueldos, la plantilla, el número de grupos, los programas de atención a la diversidad y las líneas en valenciano. Pero en cambio, han aumentado los programas basados en el voluntarismo del profesorado. Planes que no son pagados, sino que funcionan exclusivamente por la buena voluntad de los educadores. El gobierno quita programas pero ofrece, en cambio, planes voluntarios no remunerados para llenar los parches del sistema que los recortes crean.
Como si de una ONG se tratara, los “voluntarios” hacen la labor que debiera hacer la administración. Obviamente es genial para las arcas valencianas: se realiza el mismo trabajo pero gratis o en todo caso a cambio de créditos. Empujados por la vocación y la responsabilidad con los alumnos, el IES María Moliner ha asumido dos de estos planes: el Plan experimental de ampliación de horario y el Plan Plurilingüe. Los ha asumido, como muchos otros centros, con la intención de achicar el agua de un sistema educativo público que se está hundiendo por intereses evidentes. Pero quiere expresar, al menos, su opinión al respecto. Sabemos que la administración no merece que asumamos estos planes. Y no lo haríamos si nuestra responsabilidad no estuviese, principalmente, con nuestros alumnos, que son los que están pagando las zozobras de una clase política que ha dejado de servir al ciudadano para servir a sus propios intereses. Una política a lo Mourinho, donde ya no importa el buen juego, solo la crispación y la victoria (electoral). Caiga quien caiga. En este caso nuestros hijos.
El Claustro de Profesores y el Consejo Escolar
del IES María Moliner (Puerto de Sagunto)
