Tal y como se esperaba tras el acuerdo alcanzado en el Consejo Económico y Social (CES), la moción contra los derribos de tres emblemáticos locales del paseo marítimo del Puerto de Sagunto, un texto que pide abrir antes de fin de año un nuevo período de negociación con Costas para buscar alternativas a los derribos, consiguió la unanimidad de votos, aunque no de opiniones, puesto que el debate estuvo en todo momento llena de reproches de unos contra otros.
El debate del punto fue especialmente emotivo por la intervención del representante de los 103 trabajadores cuyos puestos de trabajo se ven amenazados por la orden de derribo de Costas y que debían ser tratados como personas y no como «muertos» en referencia a un calificativo que, según aseguró el portavoz, había usado Costas para dirigirse a ellos. También tuvieron intervenciones destacadas el Presidente del Casino Recreativo, Fernando Cos- Gayón, quien recordó que el derribo del Casino no sólo supondría un duro golpe para la sociedad cultural que preside, sino que pondría en peligro los logros que el Club de Tenis del casino está consiguiendo con los niños de su escuela deportiva y pidió que se aproveche la entrada de Rosa Aguilar en el ministerio para entablar un nuevo proceso de diálogo, o el ex-concejal Ramón García, actual asesor de Segregación Porteña, quien incidió en que detrás de la decisión de Costas no hay más que el interés de llevarse la arena «hacia playas del norte donde se puedan hacer deprisa, antes de que el temporal vuelva a engullirla, fotos para alguna promoción inmobiliaria» en palabras textuales del edil, quien llegó a pedir que en la moción se incluyera la petición del cese inmediato del actual Delegado de Gobierno, Ricardo Peralta, por lo que calificó como «actitud chulesca y prepotente». Los empresarios afectados también estuvieron representados por Vicente Moreno y Alberto Bueno, quienes repitieron argumentos ya conocidos, sobre la incomprensión que les produce el hecho de que concesiones que hace dos años se renovaron por cumplir la ley se encuentren ahora con la etiqueta de ilegal a pesar de no haber variado los criterios que antes valieron.
Tal y como habían acordado el martes, todos los partidos políticos dieron su apoyo a los trabajadores afectados, y se mostraron dispuestos a hacer un frente común frente a Costas, pero aún así pronto se formaron dos bandos, uno formado por Bloc, Esquerra Unida y PSOE, en el que se pidió a Castelló que en esta ocasión no se cierre en banda ante las ofertas de Costas, e implique al Consistorio en un proceso para poder limar aquellos aspectos que menos gustan de la remodelación de la playa del Puerto; y otro formado por SP y PP en el que se acusaba a Costas de ser la parte intransigente que no ha permitido ningún acuerdo; en medio quedó el edil del Grupo Mixto, Miguel García, quien no reprochó nada a nadie pero aseguro: «a pesar de que de momento estoy yo sólo, voy a hacer todo lo que pueda porque no se derribe nada». García no fue el único que prometió novedades, Manuel González, que hizo suya una frase de Adolfo Suárez para pedirles a los concejales del PSOE que cuando hay que decidir entre lo que pide el partido y lo que pide el pueblo siempre hay que dar prioridad al pueblo, y aseguró que «saldrá a la calle» a detener los derribos. E insistió a los concejales críticos que le dijeran, si tanto que hablaban de ceder, si estaban dispuestos a aceptar la extracción de arena o los espigones de paso cero que no permiten el paso de nuevos aportes. Castelló, por su parte, aseguró que nunca ha cedido tanto como ha hecho con Costas y que la próxima vez llevará a la reunión a portavoces de todos los grupos políticos para que les crean cuando dice que es el organismo ministerial quien está apostando por la vía de la intolerancia.
El debate del punto fue especialmente emotivo por la intervención del representante de los 103 trabajadores cuyos puestos de trabajo se ven amenazados por la orden de derribo de Costas y que debían ser tratados como personas y no como «muertos» en referencia a un calificativo que, según aseguró el portavoz, había usado Costas para dirigirse a ellos. También tuvieron intervenciones destacadas el Presidente del Casino Recreativo, Fernando Cos- Gayón, quien recordó que el derribo del Casino no sólo supondría un duro golpe para la sociedad cultural que preside, sino que pondría en peligro los logros que el Club de Tenis del casino está consiguiendo con los niños de su escuela deportiva y pidió que se aproveche la entrada de Rosa Aguilar en el ministerio para entablar un nuevo proceso de diálogo, o el ex-concejal Ramón García, actual asesor de Segregación Porteña, quien incidió en que detrás de la decisión de Costas no hay más que el interés de llevarse la arena «hacia playas del norte donde se puedan hacer deprisa, antes de que el temporal vuelva a engullirla, fotos para alguna promoción inmobiliaria» en palabras textuales del edil, quien llegó a pedir que en la moción se incluyera la petición del cese inmediato del actual Delegado de Gobierno, Ricardo Peralta, por lo que calificó como «actitud chulesca y prepotente». Los empresarios afectados también estuvieron representados por Vicente Moreno y Alberto Bueno, quienes repitieron argumentos ya conocidos, sobre la incomprensión que les produce el hecho de que concesiones que hace dos años se renovaron por cumplir la ley se encuentren ahora con la etiqueta de ilegal a pesar de no haber variado los criterios que antes valieron.
Tal y como habían acordado el martes, todos los partidos políticos dieron su apoyo a los trabajadores afectados, y se mostraron dispuestos a hacer un frente común frente a Costas, pero aún así pronto se formaron dos bandos, uno formado por Bloc, Esquerra Unida y PSOE, en el que se pidió a Castelló que en esta ocasión no se cierre en banda ante las ofertas de Costas, e implique al Consistorio en un proceso para poder limar aquellos aspectos que menos gustan de la remodelación de la playa del Puerto; y otro formado por SP y PP en el que se acusaba a Costas de ser la parte intransigente que no ha permitido ningún acuerdo; en medio quedó el edil del Grupo Mixto, Miguel García, quien no reprochó nada a nadie pero aseguro: «a pesar de que de momento estoy yo sólo, voy a hacer todo lo que pueda porque no se derribe nada». García no fue el único que prometió novedades, Manuel González, que hizo suya una frase de Adolfo Suárez para pedirles a los concejales del PSOE que cuando hay que decidir entre lo que pide el partido y lo que pide el pueblo siempre hay que dar prioridad al pueblo, y aseguró que «saldrá a la calle» a detener los derribos. E insistió a los concejales críticos que le dijeran, si tanto que hablaban de ceder, si estaban dispuestos a aceptar la extracción de arena o los espigones de paso cero que no permiten el paso de nuevos aportes. Castelló, por su parte, aseguró que nunca ha cedido tanto como ha hecho con Costas y que la próxima vez llevará a la reunión a portavoces de todos los grupos políticos para que les crean cuando dice que es el organismo ministerial quien está apostando por la vía de la intolerancia.
