El pasado sábado 19 de octubre se realizó una jornada sobre Patrimonio Industrial organizada por las asociaciones AMIMO-APIVA y coorganizada por el Ayuntamiento de Sagunto, que tuvo por escenario el Casino Recreativo del Puerto.
La jornada se inició con una ponencia de Vicente Julián Sobrino Simal, doctor en Historia del Arte y Profesor Titular de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla. Posteriormente intervinieron representantes de diversos grupos de Barcelona, Madrid, Valencia, Burgos y Zaragoza para abordar los distintos modelos de recuperación y gestión de antiguas instalaciones industriales.
Paralelamente, en la sección de opinión de este mismo periódico se publicaba el pasado viernes el artículo titulado Una Gerencia para la ciudadanía, firmado por el Coordinador del Área de Cultura y Patrimonio de EUPV Sagunt, David Sánchez Reimers.
Tanto la jornada sobre el Patrimonio industrial, como la opinión del responsable del Área de Cultura y Patrimonio de EU pone de relieve que sigue latente la inquietud por la recuperación del patrimonio industrial, especialmente sobre el conjunto de la Gerencia, toda vez que ya se ha alcanzado la principal reivindicación: que la ciudad jardín fuera de titularidad pública, en este caso municipal.
Sin embargo, tanto el evento del pasado sábado, como el artículo de opinión firmado por este dirigente de Esquerra Unida, han suscitado las correspondientes reacciones por parte de Marcelino Gil Gandía y Ramón García Ortín, que fueron auténticos protagonistas y vivieron desde la fila cero todas las decisiones que se abordaron en la instancia municipal saguntina, cuyas consecuencias influyeron decisivamente en la posterior recuperación del patrimonio industrial, cuyo máximo o principal exponente es la Gerencia.
El que fuera concejal de Urbanismo entre 1987 y 1991 por el CIPS, Marcelino Gil Gandía, muestra su extrañeza ante las afirmaciones realizada en el citado artículo por el responsable del Área de Cultura y Patrimonio de EUPV Sagunt, David Sánchez Reimers: «Primera cuestión, leyendo las últimas declaraciones que han aparecido en la prensa sobre la recuperación del patrimonio histórico industrial de El Puerto, hay una cosa que me choca mucho. Yo creo que el autor de ese escrito no estaban en El Puerto cuando se aprobó el Plan general de Ordenación Urbana, porque de la forma que se expresa no es entendible. También puede ser que se trate de una persona muy joven que no conoce lo que ocurrió, pero eso se pregunta. El PGOU lo aprobó en el año 1992 el PSOE, Izquierda Unida, el PP y el CDS. En definitiva, fue la izquierda quien aprobó una edificabilidad de 261 viviendas en la Gerencia, respetando los chalets que existen».
Según explica Marcelino Gil, la construcción de viviendas fue un tema que se empezó a tratar durante la legislatura de Gobierno CIPS-CDS, en la que Gil dirigía la Delegación de Urbanismo: «Cuando yo estuve de concejal de Urbanismo, desde el año 1987 hasta 1991, fue cuando este tema se empezó a tratar, porque estábamos en una revisión del plan general, esto tuvo como finalidad tirar todos los chalets y, en la zona esa, montar viviendas adosadas que podían ser para los trabajadores, o sea, optar a la compra de estas viviendas los propios empleados de fábrica. CC.OO. Y UGT se enteraron de que esto se estaba barajando y se interesaron mucho. Fábrica no estaba en contra y las viviendas hubieran salido por un precio muy normal, bastante asequible, no un precio especulativo, que esto no llevaba esa misión. Hasta llegaron a preparar unas listas de la gente de fábrica que estuvo interesada en adquirir una de esas viviendas. Hubo gente que le interesó un adosado y otros que, por su economía, optaron por una casa colectiva en altura».
Más adelante, recuerda, el que fuera concejal de Urbanismo entre 1987 y 1991, que la propuesta de edificar viviendas en la Gerencia gozó de gran aceptación: «La idea tomó cuerpo porque se trataba de que los trabajadores de fábrica, a unos precios muy normales, viviesen en el lugar donde habían estado residiendo todos los directivos, pero con una cantidad de viviendas que lo hacía muy asequible. La Gerencia esta abandonada pero con esos árboles centenarios, cuando estaba bien cuidada, era una maravilla».
Cambio político
Las elecciones municipales de 1991 dieron el triunfo electoral al PSOE, cuya lista, encabezada por Manuel Girona, consiguió once concejales. Así pues, el nuevo Gobierno socialista continuó con la redacción del PGOU, nombrando director del proyecto a Ricardo Pérez Casado, alcalde de Valencia hasta 1989.
Los socialistas mantuvieron la edificación en la Gerencia que en la anterior legislatura había planteado el equipo CIPS-CDS, aunque introdujeron en el PGOU la protección de los 21 chalets, al declarar el recinto Plan de Especial Protección. El plan general contemplaba para la Gerencia un coeficiente de edificabilidad de 1.06 metros cuadrados techo y un máximo de 57 viviendas por hectárea. El plano de la página anterior muestra con claridad dónde se iban a edificar las 240 viviendas adicionales asignadas al recinto a partir de la aprobación del PGOU.
Sobre EL relevo en el Gobierno local, Marcelino Gil señala: «La elaboración de un plan general es un proceso bastante largo y, cuando llegaron las elecciones de 1991, yo tenía una aprobación inicial, pero ya no fui más adelante y lo deje para después de las votaciones, por si se producía un cambio de Gobierno en el Ayuntamiento, para que, llegado el caso, el nuevo equipo continuara con la redacción del plan general, o seguir nosotros con esta tarea si volvíamos a tener el apoyo en las urnas. La idea nuestra era la de respetar un chalet, el del director, que era el más emblemático y los demás derribarlos. El PSOE declaró el recinto Plan de Especial Protección, por lo que hubo que respetar todos los chalets, pero también mantuvo la edificabilidad de 1.06 metros techo, que equivale a construir las 240 viviendas, que, sumadas a los 21 chalets, son las 261».
El futuro de la Gerencia se fraguó en 1992
Al hilo de la jornada sobre Patrimonio Industrial, el que fue concejal por Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Sagunto, Ramón García Ortín, que asistió a este evento, se muestra pesimista: «La realidad sobre la que trabajaban y de la que hablaron estaba tan alejada de la nuestra que su aportación, aparte de su entusiasmo digno de elogiar, fue escasa. Dio la sensación de que estábamos ante un nuevo brindis al sol de lo que son tan aficionados algunos. Y es que la buena voluntad no es suficiente para la realización de proyectos como es la recuperación, conservación, revitalización y reutilización de los viejos espacios industriales, hay que tomar en cuenta multitud de factores que influyen en la ejecución de los mismos, hay que ir desbrozando el camino, que a veces no es fácil, y resolviendo problemas que de entrada existen y que sin ninguna duda van a surgir».
No obstante, García Ortín sitúa, en el PGOU de 1992, el origen de dónde parten todos los males: «Tomando como muestra La Gerencia, en la actualidad es patrimonio municipal, solo con unas Oficinas Generales rehabilitadas y todavía sin utilizar y estamos a punto de entrar en el 2017, pero el futuro de La Gerencia, cuando cerró la fábrica y cayó en desuso el recinto, se fraguó en el Plan General de Ordenación Urbana de Sagunto, aprobado en 1992. En dicho plan se contemplaba conservar todas las edificaciones existentes y se le añadía una edificación de 240 viviendas. Pero en aquellos momentos el Ayuntamiento estaba en unas condiciones óptimas para hacerse con el recinto y algo más, sino hubiera adoptado una posición de sumisión hacia la empresa propietaria».
En esta línea argumental, recuerda el que fuera cabeza de lista por Esquerra Unida en 1995 que cuando se estaba elaborando el PGOU, hacía poco tiempo que se había producido la Sentencia del Tribunal Supremo, por la que se condenaba a SIDMED a entregar al municipio las obligaciones urbanísticas derivadas de la construcción de la IV Planta Siderúrgica, que, según detalla: «Consistían, a groso modo, en 300.000 m2 de suelo urbano industrial, 300.000 m2 de zona verde y 130.000 m2 para equipamientos. Los 300.000 m2 de suelo industrial se permutaron por el Fornás y por el recinto del Sanatorio, teniendo en cuenta que las edificaciones principales de ambos recintos estaban en ruina técnica, se puede decir que se permutaron los trescientos mil metros cuadrados por cuarenta mil, no es que fuera una permuta equitativa. Con el resto de las obligaciones de SIDMED, la zona verde y de equipamientos se podría haber negociado una permuta con la Gerencia y adquirir los terrenos de la antigua cabecera de Altos Hornos como zona verde, haber ubicado el actual polígono de Ingruinsa donde terminaba SIDMED, propuesta realizada desde Izquierda Unida y que no fue aceptada por el pleno, y aún hubiera quedado en deuda la empresa con el Ayuntamiento. Pero el Ayuntamiento no hizo valer sus derechos, que son los de todos los ciudadanos, y espantado ante la obligación de exigir a la empresa sus obligaciones, las difuminó con el PGOU. Tanto la zona verde como la dotacional desaparecieron».
Obtener la titularidad de la Gerencia
García Ortín asegura que en aquella época se perdió la oportunidad de obtener la la titularidad municipal de la Gerencia: «Es necesario hacer hincapié en el despropósito que se cometió, la zona verde representaba unos 10 Triángulos Umbral, y los equipamientos unos 8 estadios del Fornás ó 13 Institutos de Enseñanza Media, todo volatilizado. Se perdió una oportunidad de oro de obtener, entre otras cosas, la Gerencia. Todo ello gracias a los votos de PSOE, PP, CDS e IU, excepto el del que suscribe y los concejales del CIPS que votaron en contra. En honor a la verdad, en la asamblea de IU que se dio el visto bueno a la aprobación del nefasto PGOU, nefasto por esta y por muchas otras diversas causas, la diferencia entre aprobarlo o no fue de un voto, todo el PCE voto en contra y a favor los que estaban con un pie en el PSOE».
Posteriormente, detalla Ramón García Ortín que se trabajó activamente para coser el roto: «A partir de ese momento se inicio una lucha, tanto dentro como fuera del Ayuntamiento, para impedir que se llevara a efecto la materialización de la edificación dentro de La Gerencia. Se consiguió aprobar por el pleno municipal la solicitud de Bien de Interés Cultural, que fue ratificada por las Cortes Valencianas, se creó una plataforma en su defensa, como Gerencia Pública, Ya, hasta que el presidente de las Generalitat Eduardo Zaplana anunció que iba a convertirla en el Centro de las Artes Escénicas, y, a partir de ese momento, la mayor parte de los actores pasan a exigir el cumplimiento de la promesa por parte del Gobierno de la Comunidad, como una forma de hacerla al mismo tiempo pública, rehabilitarla y reutilizarla. Promesa que al poco tiempo se ve claramente que es un farol y que la vía anunciada por Zaplana es una vía muerta, pero en lugar de abandonarla y de buscar una forma real de hacerla pública, se sigue insistiendo en ella, no ya con el objetivo de conseguirla, sino de hacer un necio y continuo hostigamiento al PP, que tampoco necesitaba nada para llenarse de más oprobio».
Por último, García Ortín deja bien sentado cómo se ha logrado que la ciudad jardín pase a ser municipal: «La Gerencia, al final, se hace pública cuando Segregación Porteña, hoy Iniciativa Porteña, entra en el Gobierno municipal, reorganiza urbanísticamente el Borde Sur de El Puerto y fuerza su permuta por edificabilidad en la nueva urbanización, al mismo tiempo que se inicia la rehabilitación de las oficinas generales. ¿Cuales son hoy los problemas a resolver?, todavía muchos, pero hay uno que condiciona a todos, que somos dos ciudades y un solo Ayuntamiento», concluye.
