La verdad sobre mindfulness

 
Lunes, 19 Junio 2017 10:34

Nos encontramos en la Era del aquí y ahora, en cualquier lugar vivimos la promoción y bombardeo que nos anima a estar en el momento presente para disfrutar más de éste y mejorar así nuestra atención y nuestro estado anímico. Una de las herramientas o terapias que más utilizamos en el mundo de la psicología en este sentido se llama mindfulness. Se trata de un tipo de meditación de origen budista que está adaptada en psicología de tipo cognitivo-conductual, en concreto mindfulness estaría dentro de la tercera ola de terapias cognitivo-conductuales, o lo que es lo mismo, dentro de las terapias de tercera generación.
 
Esta herramienta, relativamente moderna se basa en el trabajo de la atención plena o consciente del momento presente en el que nos encontremos, es un método que ha demostrado su eficacia para el tratamiento de diferentes patologías, desde problemas emocionales o ansiosos hasta problemas de alimentación o prevención de recaídas en adicciones, y se puede trabajar tanto como un complemento a la terapia (que suele ser su uso más común) o con programas de tratamiento más específicos según el caso y problema en cuestión.
 
Sin embargo, como ocurre muy a menudo con cualquier herramienta o recurso en el área de la autoayuda, muchas veces aparecen distorsiones alrededor del eje central sobre el uso original y recomendado para una práctica profesional de calidad. Es por ello, que podemos encontrar ofertas de su práctica en centros, libros o artículos que no siempre se ajustarán a la idea principal o terapéutica recomendada desde la psicología. Es decir, sabemos que mindfulness tiene efectos positivos a muchos niveles, que están probados mediante experimentación científica, su uso además es muy beneficioso para la mayoría de personas, contemplando desde ejercicios sencillos basados en la exposición con los sentidos a ejercicios más complejos mediante el trabajo de pensamientos y emociones, sin embargo, mindfulness no está recomendado para aplicar de la misma manera siempre ni en todos los casos, de hecho, hay personas que comportan síntomas complejos o graves, para los que hay que saber en primer lugar si es una buena opción su uso y en segundo lugar cómo trabajar la herramienta para no producir en la persona el efecto contrario al que queremos conseguir.
 
El mal uso de la herramienta por tanto puede empeorar la situación de algunas personas, por ello debemos conocer los métodos y variables implicadas en el estado anímico y psicológico de cada uno, y por tanto para ello, debemos saber realizar evaluaciones previas con las que advertir de qué manera debe ser tratado cada uno. Por otro lado, recordemos que un uso descontextualizado de la herramienta, dará a una mala interpretación de la sociedad sobre ella y podría alejarnos de la idea real y beneficiosa que comporta.
 
Por lo tanto, si estás interesado en la práctica de mindfulness o atención plena, lo ideal es que busques ayuda profesional y te informes sobre el personal destinado a impartir este tipo de herramientas.
 
Laura Ruiz Jurado
Psicóloga

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