En auto del día 22 de diciembre de 2010 y en virtud de una Ley de Costas de 1880, la Audiencia Provincial de Justicia de Valencia dictaminó conceder el derecho de propiedad del terreno conocido como «el Malecón de Menera» a Prosagunsa, la empresa que hoy afirma gozar de la propiedad de los terrenos que fueron de Menera.
La citada Ley establece que todo aquel que, debidamente autorizado, le gane terreno al mar, éste pasará a ser de su propiedad. Llama la atención la ligereza con que se ha emitido este fallo, sin haberse practicado pruebas periciales de ningún tipo que pudieran demostrar la veracidad, o no, de dicha declaración.
Cualquiera puede observar en antiguas fotografías aéreas (fotografías que pongo a disposición de aquellas personas que quieran comprobarlas) que todas las instalaciones de nódulos y briquetas de la Compañía Minera de Sierra Menera se construyeron sobre el antiguo terreno de Costa o encima de aterramientos naturales producidos por la acción del mar. Yo mismo, valiéndome de medios rudimentarios de fabricación casera, realicé un sondeo en dicho terrenos comprobando que hay 1,90 metros de arena de playa por debajo del nivel freático.
Por otra parte, y aún en el supuesto, de que hubiese realizado vertidos de materiales al mar en este lugar, su derecho de propiedad resultaría dudoso por diversas razones:
1º) Por la aplicación de una ley que en 1880 tenía sentido en el contexto de su época pero que resulta anacrónica hoy, 130 años después, con los cambios habidos en usos y costumbres, con leyes posteriores más acordes con la época actual.
2º) Porque aplicar una Ley, en este caso, de hace 130 años, es quitarle a los habitantes de Sagunto y Puerto un espacio público de esparcimiento para dárselo a una empresa cuyo fin principal es desarrollar su negocio de hormigón y ladrillos.
3º) Porque si Menera vertió en la zona (cosa más que dudosa) lo hizo para su exclusivo provecho y ya se benefició en su día de ello.
4º) Porque los tribunales otorgan la propiedad de estos terrenos a la empresa Prosagunsa sin verificar si en efecto la Compañía Minera le ganó terreno al mar, sin delimitar la franja costera preexistente, sin comprobar si, en su totalidad o en parte, el mar, en su proceso natural aterró el lugar.
Creo que existen sobradas razones para recurrir y yo, como ciudadano afectado por lo que considero un expolio a mi pueblo, espero que la Delegación de Costas de Valencia, como organismo representativo del Estado, cumpla con su obligación de defender el bien común en todo aquello que afecte a su jurisdicción.
La citada Ley establece que todo aquel que, debidamente autorizado, le gane terreno al mar, éste pasará a ser de su propiedad. Llama la atención la ligereza con que se ha emitido este fallo, sin haberse practicado pruebas periciales de ningún tipo que pudieran demostrar la veracidad, o no, de dicha declaración.
Cualquiera puede observar en antiguas fotografías aéreas (fotografías que pongo a disposición de aquellas personas que quieran comprobarlas) que todas las instalaciones de nódulos y briquetas de la Compañía Minera de Sierra Menera se construyeron sobre el antiguo terreno de Costa o encima de aterramientos naturales producidos por la acción del mar. Yo mismo, valiéndome de medios rudimentarios de fabricación casera, realicé un sondeo en dicho terrenos comprobando que hay 1,90 metros de arena de playa por debajo del nivel freático.
Por otra parte, y aún en el supuesto, de que hubiese realizado vertidos de materiales al mar en este lugar, su derecho de propiedad resultaría dudoso por diversas razones:
1º) Por la aplicación de una ley que en 1880 tenía sentido en el contexto de su época pero que resulta anacrónica hoy, 130 años después, con los cambios habidos en usos y costumbres, con leyes posteriores más acordes con la época actual.
2º) Porque aplicar una Ley, en este caso, de hace 130 años, es quitarle a los habitantes de Sagunto y Puerto un espacio público de esparcimiento para dárselo a una empresa cuyo fin principal es desarrollar su negocio de hormigón y ladrillos.
3º) Porque si Menera vertió en la zona (cosa más que dudosa) lo hizo para su exclusivo provecho y ya se benefició en su día de ello.
4º) Porque los tribunales otorgan la propiedad de estos terrenos a la empresa Prosagunsa sin verificar si en efecto la Compañía Minera le ganó terreno al mar, sin delimitar la franja costera preexistente, sin comprobar si, en su totalidad o en parte, el mar, en su proceso natural aterró el lugar.
Creo que existen sobradas razones para recurrir y yo, como ciudadano afectado por lo que considero un expolio a mi pueblo, espero que la Delegación de Costas de Valencia, como organismo representativo del Estado, cumpla con su obligación de defender el bien común en todo aquello que afecte a su jurisdicción.
Luis Roch Madrid
