La razón no requiere de fuerza

Escrito por María José Carrera Garriga
Viernes, 12 Enero 2024 21:06

En los últimos meses, hemos sido testigos de una sucesión de eventos que directamente desafían la convivencia ciudadana, y es algo que no debemos pasar por alto. La discrepancia es natural y defendible. La sociedad civil tiene el pleno derecho de expresar sus opiniones, ya que esto constituye el mejor indicador de democracias vivas. Sin embargo, toda protesta pierde su sentido cuando cruza la línea del respeto.

La ciudadanía tiene todo el derecho de expresarse y de manifestar su opinión pública. La crítica forma parte de la política y enriquece a las sociedades siempre y cuando esté respaldada por ideas y propuestas. El problema surge cuando la crítica se dirige no a las ideas, sino a las personas. Ahí la línea de la razón flaquea y se entra en cuestiones irracionales, carentes de fundamento, donde se corre el riesgo de traspasar la frontera que mantiene cohesionada a nuestra sociedad.

El civismo debe ser uno de los principios que rija cualquier manifestación o acto público, porque nunca, nunca, la razón va a buscar imponerse por la fuerza. Al contrario, el razonamiento lógico y sereno debe ser el vehículo canalizador que derrote a las ideas reaccionarias y los discursos de odio, ya que estos representan algunos de los principales peligros a los que nos enfrentamos en la actualidad.

Cualquier idea puede y debe ser confrontada con la palabra, no con el grito, la alteración del orden público o la violencia. Las sociedades avanzadas se distinguen por su capacidad para la discusión sin violencia y no debemos permitir que ciertos discursos socaven la armonía civil.

No hace tanto tiempo de los días en los que prometíamos ser mejores de manera individual y como colectivo. Los tiempos en los que una necesidad mayor nos hizo ver que sólo con la ayuda de todos podremos superar los más graves problemas. Hoy, en cambio, observo con cierta tristeza como los intereses particulares prevalecen sobre el bien común y cómo, desde ciertos altares, alientan la división entre la ciudadanía.

En nuestra sociedad no deben fallar los principios de convivencia, diálogo y respeto, pues, si no, corremos el riesgo de volver a tiempos pasados de amargo recuerdo. Soy de las personas que piensa que las sociedades sólo avanzarán si prevalece la convivencia y el respeto mutuo.

Por muy grave que sea el problema, por más que la brecha que nos separa parezca insalvable, la voluntad de entendimiento debe imponerse para entre todos construir un camino donde nadie quede atrás y nadie se sienta excluido.

Esta es una responsabilidad compartida, especialmente para la clase política, que no debe incitar al odio, ni perturbar la pacífica convivencia por intereses partidistas. A los políticos se nos debe exigir que defendamos la diferencia ideológica, pero también que protejamos la convivencia de ideas.

Seguro que son muchos los buenos deseos que hemos compartido estas fiestas. También los propósitos positivos que nos hemos marcado para estrenar este 2024. Ojalá que hablen de entendimiento y comprensión, de bondad y generosidad. Porque sí, la convivencia es una tarea colectiva que parte de una responsabilidad individual.

María José Carrera Garriga
Primera Teniente de Alcalde y concejala de Policía Local, Personal, Transparencia y Patrimonio Municipal del Ayuntamiento de Sagunto

 

 

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