Indignación es poco

Escrito por Miguel Ángel Piqueras Rambla
Viernes, 03 Noviembre 2023 21:03

Indignación mayúscula sentí la mañana del 20 de octubre al enterarme del atropello ocurrido en uno de los numerosos pasos de peatones que jalonan nuestro municipio. Esta vez en el Triángulo Umbral: una camarera atropellada mientras cruzaba al otro lado, haciendo su trabajo. ¿Y cuántos atropellos llevamos en los últimos años? ¿Será por casualidad que casi todos se producen en las avenidas Camp de Morvedre o 9 de Octubre?

¿De qué nos sirve ser "ciudad 30"? ¿De qué nos sirven tantos pasos de peatones?

El Ayuntamiento de Sagunto tiene en nómina una técnico en movilidad y un concejal de lo mismo, Javier Raro. ¿A qué se dedican más allá de repintar de cuando en cuando, de tanto en tanto, las rayas blancas de los pasos de peatones? ¿Para qué nos sirven? Sin duda, los atropellos no son su responsabilidad, pero, ¿podemos hacer algo más?, ¿podemos tomar medidas más drásticas que eviten en la mayor medida posible los atropellos? Y no me estoy refiriendo a medidas punitivas, no; a medidas de tráfico, de movilidad, de diseño de una ciudad para los peatones y no para el tráfico rodado, por mucho que les ofenda a comerciantes y conductores motorizados. Hay que convivir con el tráfico rodado, claro que sí, todos somos peatones y conductores; luego, diseñemos una ciudad donde la convivencia entre peatones, conductores motorizados, patinetes y ciclistas sea posible.

Hoy en día, en el Puerto de Sagunto, es un horror ser peatón por muchas calles; la mayoría de las aceras son estrechas (menos de un metro en muchas de ellas) y no cumplen los criterios de accesibilidad; con coches aparcados a un lado o al otro; y si llevas carro de la compra, carro de bebé o silla de ruedas, te encontrarás con muchas barreras arquitectónicas no resueltas; tienes que transitar como en un tobogán, subiendo y bajando, con peligro de atropello, claro. Según la Orden TMA/851/2021 del Ministerio de Transportes, aceras accesibles son aquellas con un mínimo de 1,80 m. de ancho. ¡Qué pocas lo cumplen en el Puerto de Sagunto!

Solo citaré tres ejemplos: las calles Virgen del Carmen, Menéndez Pelayo y Fornás, calles por las que transito con frecuencia. En cualquier pueblo, hasta en el más apartado, han descubierto una cosa que se llama “plataforma única”, con prioridad peatonal; por aquí, aún están buscándola.

Y ¿qué pasa en la Alameda? Los habituales como yo sufrimos cada vez que vemos a los y las camareras cruzando la calle y jugándose la vida en más de una ocasión. Las avenidas 9 de Octubre y Camp de Morvedre, los ejes alrededor de los cuales pivota el Puerto de Sagunto, no pueden tener la densidad de tráfico que soportan actualmente; hay que reducir drásticamente el tránsito motorizado y que el tránsito no motorizado cobre más protagonismo. Lo cual no significa peatonalizar ni diseñar nuevos carriles bici, sino pacificar el tránsito, hacerlo más amable y, por lo tanto, menos peligroso, buscando la convivencia pacífica entre las diferentes opciones de movilidad. Y desviar el tráfico de tránsito hacia la playa o hacia el oeste por las avenidas exteriores (Adolfo Suárez y Arquitecto Alfredo Simón). En esa línea, que ambas avenidas pasen a ser unidireccionales no me parece una mala opción.

El problema de fondo, a mi modo de ver, es que desde la Corporación Municipal gobernante no tienen un proyecto de ciudad accesible más allá de la eterna fusión Puerto-Sagunto, que está convirtiendo el Puerto de Sagunto en una ciudad dormitorio, para los coches, donde el tráfico, la contaminación y el ruido acabarán ahogándonos si no somos capaces de impedirlo. Y los vientos que soplan de crecimiento industrial y urbanístico desde luego no van a ayudar.

Miguel Ángel Piqueras Rambla

 

 

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