Bioterrorismo de Estado: pandemia o genocidio

Escrito por Ramón García Ortín
Viernes, 15 Enero 2021 21:02

En algunas de sus últimas intervenciones públicas, Julio Anguita insistía en la idea de que el poder reside en quienes controlan los mercados, lo resaltaba diciendo que: ni la Merkel en Alemania ni Rajoy en España mandan, lo hace el poder económico. Pero esta afirmación no solo proviene de un comunista, una persona nada sospechosa de ostentar esta ideología como Hans Tietmeyer, durante su presidencia del Banco Central de Alemania, el Bundesbank, nos aleccionaba en los siguientes términos: «Los políticos deben obedecer al dictado de los mercados».

En 1981, Reagan declaró: «El Gobierno no es la solución a nuestro problema, el Gobierno es el problema» indicando que había que quitar decisiones a los gobiernos y dárselas a entidades privadas.

En sentido semejante se manifestaba un senador de los EEUU al interpelar a Jack Dorsey director ejecutivo de Twitter en estos términos: «Señor Dorsey, ¿quién demonios le ha elegido a usted, y le ha puesto a cargo de lo que los medios pueden informar y lo que el pueblo estadounidense puede escuchar?» (CNN), ello en el transcurso de una audiencia en el Senado para debatir el poder de las compañías tecnológicas y en medio de un rifirrafe entre los diversos poderes oligárquicos. Varias veces han tenido que comparecer también y por los mismos motivos M. Zuckerberg (Facebook) y S. Pichai (Google). Estas corporaciones mencionadas, junto con Amazon y Microsoft, conforman, junto al financiero, parte fundamental del actual poder económico al que se refería J. Anguita.

Hoy, con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Gobierno, su afirmación sigue siendo igual de válida.

Este poder que no aparece en el primer plano del escenario político institucional, asentado sobre nuevas bases tecnológicas, está en vías de modificar sustancialmente la estructura económica y productiva actual, lo que provocará la ruina y la pobreza de muchos de los sectores económicos, ya lo está haciendo, de hecho, las políticas de los gobiernos están más centradas en como determinar el ‘mínimo vital’ y organizar la beneficencia, que en promover una política orientada al pleno empleo.

Pero cuando el poder realiza una reestructuración de las bases económicas que condena a la población a la penuria y al desamparo, es de esperar que haya una respuesta por parte de las clases populares afectadas, tenemos el ejemplo de la reestructuración energética e industrial en los años 80. En la Inglaterra de M. Thatcher, el cierre las minas de carbón fue contestada por los mineros con duras movilizaciones que produjeron varios muertos. Sin irnos lejos, en nuestro pueblo El Puerto, el cierre de los Altos Hornos levantó la ira de todos nuestros vecinos y aunque no llegó a haber muertos si hubo tiros.

No queriendo pasar por el mismo trance en esta crisis, a la que se une la competencia comercial y tecnológica con China, han echado mano a un recurso muy socorrido, lo describió el jerarca nazi H. Göering: «Es fácil someter a la gente. Todo lo que tienes que hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por su falta de patriotismo y exponer al país al peligro. Funciona en cualquier país».

En estos momentos al atacante se le llama virus y los ‘conspiranoicos’ y la juventud ocupan el lugar de los pacifistas. Para poner en funcionamiento este método han utilizado la táctica de otro individuo de la misma camada, un tal Goebbels. Llevan un año: mañana, tarde, noche y de madrugada, por radio, televisión y prensa, con un solo tema: el COVID, la pandemia, muertos, contagios y UCIs. Al tiempo que han implementado toda una serie de medidas restrictivas de derechos fundamentales desconocidas hasta la fecha, llegando al extremo de negar la asistencia sanitaria a las personas mayores, con las consecuencias ya sabidas.

Los confinamientos y la alta sobreexposición de noticias sobre la pandemia han provocado el pánico y el estrés hasta el paroxismo en toda la sociedad, deteriorando gravemente la salud física y psíquica de todos en general. Tanto es así que a raíz del I Congreso Nacional sobre el COVID-19, ante esta situación, 55 sociedades científicas de ámbito nacional de todas las especialidades de medicina, enfermería y farmacia, el pasado octubre firmaron un mensaje dirigido a: el Presidente del Gobierno de España, a los presidentes de las 17 Comunidades Autónomas, a los partidos políticos y a las Administraciones Públicas, con el título «En la salud, ustedes mandan pero no saben», donde entre los 10 puntos que componen el mensaje podemos entresacar la frase: «En nombre de más de 47 millones de españoles, ustedes y sus familias incluidos, tenemos que cambiar ya tanta inconsistencia política, profesional y humana». Que condensa la preocupación de los profesionales de la medicina. A pesar de la amplitud y entidad de los firmantes, de este mensaje, nada más se supo.

Pedro Sánchez, de medicina y de salud puede que no sepa, pero que tenía que seguir el dictado de los mercados eso sí que lo tiene claro. Y si los mercados dictan que hay que ir hacia una ‘nueva normalidad’ y que toca tomar medidas de corte nazi con la población, se toman. Y los presidentes autonómicos, le siguen.

Si el gobierno central dicta medidas fascistas ellos más fachas todavía, todo sea por mantener su estatus, al estilo de los antiguos gobernadores civiles de la época franquista, tratando de dejar patente su ‘inquebrantable adhesión al régimen’, y así, en cascada, hasta los escalones más bajos de la administración que logran alcanzar la incoherencia más absoluta.

Hace años que las guerras comerciales entre los diversos clanes económicos se vienen librando con subterfugios medioambientales: contaminación, CO2, transgénicos, pesticidas… ahora han dado el salto cualitativo que ya venían anunciando tiempo atrás, curiosamente desde los ámbitos tecnológicos. En el año 2015 Bill Gates, el empresario dueño de Microsoft, en una conferencia en la que participaba el Foro Económico Mundial avanzó que las futuras guerras serían biológicas.

En octubre del año 2019 se celebró en Nueva York el Evento 201 para la puesta en escena de una serie de simulacros de pandemias que fue organizado por el Centro Johns Hopkins para la Seguridad en la Salud (entidad privada), el Foro Económico Mundial, y la Fundación Bill y Melinda Gates, donde participaron expertos mundiales en el ámbito de los negocios, gobiernos y salud pública, de este Evento parece que salió la hoja de ruta sobre la pandemia que empezaría a desarrollarse justo a los pocos días.

Si los políticos de ‘la Casta’ no saben de salud, estos últimos sí que sabían que las medidas que se iban a tomar tendrían consecuencias mortales para muchas personas. Pero el objetivo no era proteger la salud sino sembrar el pánico, el terror, y lo han conseguido, se han preparado el camino para afrontar la actual crisis con total tranquilidad: Cuando el sistema de residencias para mayores de toda España se ha revelado como una sucursal de Auschwitz, el movimiento de los jubilados ha desaparecido. Cuando el sistema sanitario se ha demostrado no tan maravilloso como nos pretendían hacer creer, y la atención primaria desmantelándose y en vías de privatización, la Marea Blanca de los sanitarios por la defensa de la sanidad pública congelada. Cuando los centros escolares son un desbarajuste absoluto, la Marea Verde por la defensa de la enseñanza pública en silencio. Cuando el resto del mundo laboral y pequeñas empresas están en la cuerda floja o en la ruina y con el paro disparándose, no se mueve nadie.

Misión cumplida, las medidas anti-COVID están siendo todo un éxito.

Ramón García Ortín

Modificado por última vez en Lunes, 18 Enero 2021 13:39

 

 

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