Controlar la dependencia

Escrito por David Navas Pires
Viernes, 11 Diciembre 2020 19:46

Sí, nadie puede negar que nos ha caído un meteorito. Nadie puede negar, ni siquiera la oposición más ruin, que la pandemia es una crisis inmediata, sin precedentes. Nadie, ni el más pintao, puede asegurar que éste o éste otro habría llegado con los guantes puestos.

Lo que acontece nos ha venido a todos cuando nos sentábamos a comer; acomodándonos y pensando que todo funcionaba bien. Y cuando íbamos a disfrutar de nuestro merecido descanso; empezamos a escuchar disparos, bombas y ruegos de auxilio.

El dichoso COVID es nuestra guerra, la de nuestra generación. Nuestros padres vivieron una crisis económica y un poquito antes una posguerra. Y sus padres vienen de haber vivido una república decadente y un dictador cuyo cadáver es más importante que una Cataluña (con Ñ) que va por ahí quemando todo lo que sea español.

Más hacia atrás tenemos más dictaduras, más repúblicas decadentes y más conflictos dirigidos por tiranos, demagogos, y salvapatrias, aquellos que se encargan de señalarte qué es importante y qué no.

El actual gobierno de ineptos tiene como para ser estudiado por ellos mismos, porque me parece a mi que desde dentro lo máximo que leen son las botellas de jabón mientras se ciscan en nuestros derechos sentaditos en una taza pagada por los autónomos.

Además, cuando pongo la tele, parece que el gobierno de los ineptos tenga unas cuantas cadenas sospechosamente serviciales (y aquí da igual si eres de los buenos o de los fascistas). Menos mal que tenemos internet, y por ahora, podemos ver y oír lo que nos de la gana. Pero no nos confiemos. Estando gobernados por los poseedores de la verdad, quizá acaben en la cárcel unos cuantos youtubers. O que se yo, igual incluso en algún gulag podemista.

Pero bueno, lo que me choca de esto es que piden comprensión. ¿Qué comprensión? ¿Que los ciudadanos seamos sensibles y empáticos, precisamente, a quien más competente, hábil, rápido, inteligente y capacitado debería ser? ¿Pero qué pensáis que es un gobierno?

Bueno sí, algunos están en el gobierno para ganar dinero, creo que ya saben ustedes de qué, quién y quienes hablo. Pero me resulta frustrante asociar la ineptitud a cualquier gobierno, sea del palo que sea. Pero es que, oiga, nos ha caído el más liberticida, autoritario e inepto en el más cruel de los momentos. No acertamos, de verdad que no.

Y eso es por hablar del gobierno y el virus, porque si hablamos del gobierno y la economía nos podríamos poner a llorar.

Se sacan de la manga un ERTE. Y me pregunto yo, pero ¿alguien se piensa que las empresas despiden porque sí? Y no hablo aquí de las multinacionales, de factorías, grandes almacenes o cualquier industria extraordinariamente lucrativa. No, hablo aquí de tu vecino. Del que abre a las 5 de la mañana y cierra a las 12, del que intenta que le vaya bien le peluquería, la frutería o el camión.

Si una empresa funciona bien, no te echa porque le de la gana. (Son unas pocas las que realizan entramados jurídicos para despedir trabajadores alegando presiones o cambios en la propia empresa). Quizá por adelantos tecnológicos cuyos cambios cualitativos han significado despidos, pero mejoras en la producción, reducción de costes y abaratamientos en el precio final. Un ejemplo sería la factoría Ford de Almussafes.

Al principio, las soldaduras de las piezas que forman el esqueleto del coche se realizaban a mano. Eran unas pistolas gigantes y muy pesadas que debían moverse mediante poleas enganchadas a unas estructuras móviles. De esa forma, el trabajador podía moverse. Pero eran pesadas, la producción muy lenta y los acabados no siempre pasaban los estándares de calidad de aquellos años.

Con los cambios en la robotización, las mejoras en la producción, la adecuada preparación de los trabajadores, y otros cambios en los que influye directamente la tecnología, Ford, despidió a trabajadores. Los resultados fueron una mejora en la calidad de los coches con precios mucho más competitivos, hasta el punto de que los precios de hoy en día en los que nunca, en la historia, el ser humano ha tenido tanto, en tan poco tiempo y en un bienestar ni de lejos imaginable para las generaciones anteriores.

Pero esos despidos, no son lo mismo que los ERTE. Las grandes factorías, y prácticamente todas las empresas con unos volúmenes de facturación astronómicos tienen las espaldas cubiertas. Entre otras cosas porque a esos niveles la competencia es voraz y no pueden permitirse errores que les salgan demasiado caros. Estas compañías sí pueden sobrevivir a uno de estos famosos ERTE, además de contar con ayudas públicas, de una u otra administración.

Pero bueno, no intento explicar o justificar el despido, sino de que hay empresas que tanto por sí mismas como por ayudas externas, son capaces de sobrevivir. Y si no lo hiciesen, lo tienen claro. Se van.

Esto me lleva a exponer la injusticia y la capacidad del mal llamado “débil”, sobre los demás.

La “redistribución” es humana en momentos de extraordinaria necesidad. Pero esa extraordinaria necesidad aparece desde el mismo momento en el que el capitalismo se puso bajo las órdenes de la democracia. Y la democracia se ha visto ensombrecida por gobernantes que crean esa “extraordinaria necesidad”. De tal forma que nunca saldrás de ella.

Siendo así: “Extraordinaria necesidad -> Poder -> Extraordinaria necesidad”.

Esto es, que el capitalismo está bajo las órdenes del que manda. Y el que manda somete al capitalismo bajo su yugo. Y nadie, y menos el viejo continente, renegará de la democracia.

Es perfecto. Creo necesidad, y la gobierno a mi antojo. Es decir. Si diriges al capitalista, que es creador verdadero de la riqueza, diriges a todos. Y, ¿quién es el capitalista más grande del mundo? Sí. Efectivamente, el autónomo. El que produce dinero no es tanto la masa multinacional como autónomos y pymes. Convencer al votante de que hay que traer grandes empresas (conservadores), acribillarlas a impuestos (socialistas), o evitar despidos por cualquier problema (gobiernos anquilosados), es fácil para los que tienen pico de oro.

Mientras, el 90% del capitalista esencial, el autónomo y la pyme, tiene que ver como su dinero va a todas partes menos a su familia. Ya que el resto de la población es dependiente del gobernante, que ni fabrica, ni produce, ni distribuye, ni vende, ni da empleo. Y eso, es debido a la dependencia del Estado.

David Navas Pires

 

 

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