Think Europe

Escrito por Carlos Gil Santiago
Viernes, 18 Enero 2019 14:22

Esta semana he tenido ocasión de participar en el encuentro Think Europe, organizado por la Federación Española de Municipios y Provincias y el Ayuntamiento de Soria, donde se analizaba el papel de las ciudades intermedias en el alcance de los objetivos de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (más conocidos como ODS).

La principal conclusión que me he traído es que no podemos hablar de estrategias de futuro sin contar con la participación de los ciudadanos y, por otro lado, que esa participación es mucho mayor de lo que, a priori, podemos pensar. Simplemente, en la mayoría de ocasiones, no sabemos de lo que estamos hablando.

“Pensar Europa”, que podría ser la traducción del título de la jornada, se nos antoja un tanto grandilocuente. No estamos preparados para pensar a nivel continental cuando tenemos una orientación tan local como la nuestra. Sin embargo, sí queremos que Europa piense en nosotros, sin pararnos a considerar que todo ese proceso debe ser recíprocamente bidireccional. Las grandes estrategias, como retos ambiciosos que son, precisan del convencimiento y la participación de todos, pero, para ello, es necesario transmitirlas en un lenguaje práctico y que la ciudadanía conozca y asuma.

Decía el alcalde de Granollers que nunca un vecino le había parado para pedirle un ODS. Pues a mí, sí. Es cierto, a nadie se le ocurre preguntar al alcalde o al concejal de turno en qué condiciones de cumplimiento está el ODS 14 (por poner un ejemplo). Pero esos mismos objetivos estratégicos, que deben conseguir un planeta más justo y más sostenible en un futuro cercano, salen adelante gracias a pequeñas acciones que muchos hacemos día a día, sin pensar, ni mucho menos, en el importante papel que juegan en la sostenibilidad de nuestro entorno. Sin ir más lejos, tirar el plástico al contenedor amarillo es un ODS, e ir andando o en bicicleta, en vez de coger el coche para todo, también.

Lo cierto es que son las ciudades intermedias, las que se encuentran a medio camino entre las grandes ciudades y los pequeños municipios del ámbito rural, quienes deben jugar un papel de liderazgo fundamental en el camino hacia la Agenda 2030 y su papel no está siendo tan efectivo como debería esperarse.

Las grandes estrategias precisan de grandes canales de comunicación y, sobre todo, de asunción de compromisos con voluntad y convicción para sacarlos adelante. En esa cadena de transmisión, los microliderazgos son fundamentales para que todo el engranaje funcione como corresponde. Y, vista la endogamia de las ciudades, considero que ese papel deberían asumirlo las diputaciones provinciales.

Tenemos, ante nosotros, el principal desafío para España en el siglo XXI: revertir la despoblación. El 78% de la población española vive en el 32% del territorio. Tenemos una gran superficie de nuestro país catastróficamente desaprovechada y en vías de empeorar su situación. La despoblación no es el problema.

Es la consecuencia de un modelo productivo en el que prima la centralización de los factores y que arrastra hacia los grandes núcleos de población a quienes, hasta hace unos años, habitaban el ámbito rural.

Y en esa reforma del modelo productivo debe jugar un papel fundamental el sector primario, como base de todo el sistema económico. Al fin y al cabo, la industria precisa de unos recursos agrícolas, ganaderos, pesqueros, forestales o mineros que deben proporcionarse desde ese sector que es el único capaz de revertir el proceso de despoblación del ámbito rural sin necesidad de hacer grandes inversiones en infraestructuras viarias ni en el desarrollo de grandes zonas industriales.

La pertenencia a Europa no debe verse como un problema, sino como la solución a los problemas de la agricultura. Si no, es que algo no se está haciendo bien y, a la vista está que así es. Es necesaria una reforma urgente de la PAC que defienda el sector agrario como base del sistema económico. La solución pasa por dar un paso más en la cohesión social y alcanzar la coherencia social. Y, en eso, la política, juega un papel transversal necesario e ineludible. Es hora de dejar atrás las ideologías y poner, por delante, la política, entendida como el servicio al desarrollo del escenario en que vamos a vivir nuestro futuro.

Cualquier otra forma de encarar este proceso será, como mínimo, más lenta y, además, ofrecerá una menor seguridad en la consecución del objetivo.

Carlos Gil Santiago
Alcalde de Benavites

 

 

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