25N: ni putas ni sumisas

Escrito por Maite Pérez Furió
Viernes, 24 Noviembre 2017 16:24

Otro 25 de noviembre reivindicativo, volvemos a pedir que se ponga fin a una lacra que ha dejado en lo que llevamos de año 44 casos de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas. Volvemos a celebrar otro Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer, ¿hasta cuándo? ¿Cuántos años más vamos a seguir reivindicando algo que no debería existir?
 
Cuando hablamos de violencia de género, lo vemos como algo lejano, algo que pasa, pero que no nos pasa a nosotros o a nuestro alrededor, y eso no es así. Partamos de la premisa de que “si nos tocan a una nos tocan a todas”, pero mi pregunta es; ¿nos tocan a todas ese día solo, o nos acordamos el resto de los días también? Cada vez que se publican datos oficiales sobre la violencia que sufre una mujer, deberíamos de reflexionar en qué tipo de sociedad vivimos.
 
Con los años, la violencia machista aumenta y cada día son más jóvenes las mujeres que la sufren. Cuando leemos o escuchamos que otra mujer ha sido asesinada siempre escuchamos a algún representante de alguna asociación decir que lo que ha fallado era el sistema, pero no falla el sistema político o el judicial, falla un sistema más básico, más simple, más accesible para el ciudadano, falla la educación.
 
Salir a la calle y guardar un minuto de silencio cada vez que hay una nueva víctima asesinada, colgar banderas moradas en los balcones de los consistorios o edificios municipales, manifestarse en calles o plazas reivindicando algo tan básico como es la igualdad entre hombres y mujeres, todo genial, claro que sí, que se vea que condenamos, que estamos en contra, que no queremos que la lista siga aumentando, pero y ¿Cuándo llegamos a casa?
 
¿Qué hacemos al respecto? Aquí es donde entra la educación, simplemente ella es la que tiene el poder de hacer que los números cada año sean inferiores, que las mujeres sepamos decir basta o decir no y que el maltratador entienda el significado de las dos palabras y ya sería lo más que esas palabras no se debieran ni de llagar a pronunciar porque ellos desisten antes de llegar a eso.
 
Educar en respeto y en igualdad y que no las mujeres por el mero hecho de serlo seamos, putas, seamos malas o incluso nos merezcamos un escarmiento cuando nos portamos mal, pero ¿mal a ojos de quién? Mal a ojos de una sociedad patriarcal que aun duda sobre si la muchacha que “presuntamente” fue violada en San Fermín consintió o no consintió los abusos sexuales, a ojos de jueces que preguntan a las víctimas de violaciones como iban vestidas el día de autos y si pusieron resistencia a la hora de que se les quitara la ropa o ayudaron al violador a hacerlo. Lo siento mucho, la que escribe no puede más, me indigno, me enfado y sobre todo me da asco leer o escuchar barbaridades de este tipo, al igual que odio escuchar que somos madres, hijas, esposas, hermanas…si lo somos, pero somos seres humanos con los mismos derechos que cualquier hombre, del que nunca decimos que son nuestros padres, parejas, hijos, esposos. No pedimos nada que no se nos deba, solo queremos RESPETO. Al igual que nosotras respetamos, queremos que se haga con nosotras. no queremos que nos cuiden o que nos protejan, queremos que nos ayuden cuando lo necesitemos, que nos crean cuando damos el paso de contar que somos víctimas de cualquier tipo de violencia, que vosotros seáis conscientes de que esto va más allá de las cifras de víctimas o del número de denuncias que se ponen, porque detrás de esas mujeres hay algo que muchos hombres no tiene: agallas, valentía. Alguien valiente no pega a una mujer o la amenaza con matarla o hacerles daño a los hijos por el mero hecho de dominar, los valientes no insultan ni pegan, ni dan por hecho que la mujer por ser mujer es un sexo más débil o que no está preparada para enfrentarse al día a día sin el apoyo de un hombre. Los valientes gritan con nosotras y nos respetan. Nos ayudan a que se nos reconozca que podemos ser mejores jefas, mejores compañeras de trabajo, mejores madres… mejores en infinidad de cosas y que no es una vergüenza que una mujer sea mejor, es un orgullo.
 
Seamos conscientes de lo que somos y aun más de lo que podemos llegar a ser. Ayudadnos, trabajad con nosotras y demostradnos que es cosa de todos que esto pueda desaparecer, es difícil, pero si todos juntos lo intentamos lo podemos lograr. Eduquemos en igualdad y en respeto y consigamos que de una vez por todas se entienda que NO es NO.
 
Maite Pérez Furió
Alcaldesa de Albalal dels Tarongers

 

 

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