¿Y tú quien eres?

Escrito por David Navas Pires
Viernes, 03 Marzo 2017 16:31

Todo el mundo tiene derecho a expresarse, sea cual sea su forma de ver el mundo. Esa forma de ver, entender, de percibir las cosas y tu respuesta hacia ellas es lo que te hace ser quien eres, guste o no. Es lo que te lleva a votar a quien votas o a no hacerlo. Y realmente, poco podemos hacer los demás hacia ti, que no sea expresarnos también.
 
Cuando se forma un país con las características democrático-liberales que tiene el nuestro (si es que se puede llamar así) y una gran parte de nuestros vecinos, hemos de ser conscientes de que es necesario cumplir con un requisito esencial para poder vivir en él, y es nada menos que la «tolerancia».
 
Todo género tiene una opinión concreta. Algunos la cambian con el tiempo y otros se radicalizan, y estas transformaciones o ligeras modificaciones se realizan por varios factores, como podrían ser la culturización o el conocimiento, el entorno, u otras bastante más complejas como determinadas situaciones personales que llevan como resultado un cambio específico en la manera de pensar.
 
Pues bien. Aunque no tenga autoridad para confirmarlo, creo que es bien sabido que la tolerancia es necesaria para sostener una democracia, pero por desgracia, parece ser que a algunas personas se les ha olvidado que también lo son la libertad y la dignidad. Benditos principios estos, que hacen caso a lo que es toda justicia humana, y que son indispensables para que toda persona pueda vivir en paz, sin miedo, libre, respetada.
 
No obstante, estos principios se ven afectados por aquellos que consideran su opinión política más necesaria que la dignidad misma de aquellos hacia quien dirigen sus opiniones, a los que, a todas luces, desean limitar.
 
Este es el caso del atentado a la libertad y la dignidad que cierto grupo religioso y cristiano, y conjuntamente con otros conservadores, acaban de realizar a la dignidad misma de las personas, como son aquellos organismos y plataformas de tendencia religiosa que creen que la democracia les da permiso para decirle a una mujer, un hombre, transexual, etc, lo que tiene que hacer con su vida, su sexualidad, si dignidad y su libertad.
 
Por eso, me hago estas preguntas:
 
- ¿Quién eres tú para decirme a mí lo que tengo que hacer con mis ovarios?
- ¿Quién eres tú para decirme a mi cómo he de ir vestida y a quién le debo respeto y/o fidelidad?
- ¿Quién eres tú para decirme a mi cuan digna o digno soy de vivir?
- ¿Quién eres tú para decirle a alguien lo que es moral e inmoral?
- ¿Quién eres tú para decirme con quiénes y cuántos he de acostarme?
 
Toda persona tiene derecho a elegir en su vida y con su vida lo que quiere hacer. Y si el respeto hacia mí o mi cuerpo depende de tu opinión doctrinaria, aléjate, pues en el momento en el que el miedo a ser yo se haga presente, ya no habrá libertad, solo tiranos de libro en mano y recitales poéticos que me dirán que tenga hijos y planche.
 
David Navas Pires

 

 

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