El pasado, junio, el Consejo de Ministros aprobó la última reforma fiscal. Más allá del electoralismo una medida que entrará en vigor el año de las elecciones, la reforma porpone un nuevo golpe a la suficiencia, progresividad y equitativo del sistema.

Va a ver menor recaptación, ya que el estado español recaudará casi 10 puntos menos que la media de la eurozona, por lo que, una reforma fiscal como la que plantean supondrá una menor recaptación unos 7.000 millones de euros.

También habrá menor progresividad, ya que la reforma reduce la progresividad en  el número de tramos del IRPF y los tipos, haciendo que sean las clases medias las que financien la rebaja fiscal de las rentas más altas. También se reduce el tipo nominal del impuesto de sociedades para las grandes empresas que, como sabemos, ya terminan pagando un tipo efectivo en torno al 4%.

Y como no, esta reforma fiscal, que nos propone el PP, tiene una ausencia de medidas de calado contra el fraude fiscal, ya que la economía sumergida supone alrededor del 25% del PIB en el estado español. Se trata de una de las mayores bolsas de economía sumergida de toda la UE y supone una pérdida de recaptación de unos 80.000 millones de euros.

Este fraude supone una minoración en la suficiencia del sistema, pero también una mayor equidad, ya que son las rentas más altas las responsables  del 70% del fraude. Sin embargo, en la reforma fiscal presentada no aparecen medidas contundentes de lucha contra esta lacra.

Y por si no era suficiente, la introducción de la cotización de las indemnizaciones, como siempre sobre las rentas del trabajo, aquellas con las que se ceba el PP y el Gobierno, que es tan exigente e inflexible con las personas trabajadoras como sumiso y tolerante con las grandes fortunas y el empresariado.

En conclusión, la reforma fiscal planteada, carga aún más sobre la clase trabajadora la recaptación, beneficia en mayor medida las rentas altas y  aleja aún más los recursos necesarios para el desarrollo de un Estado de Bienestar fuerte y de las políticas fiscales necesarias para salir de la crisis.