Saber que se cerraba el Económico, en su edición en papel, fue una mala noticia. Me pasé todo el día apesadumbrado, triste y como en shock. Tras hablar con Nacho y ver su ánimo, la cosa cambió algo, pero quedó un recuerdo como de amargura, como de hiel. Rememoré mi primera visita para una entrevista a su redacción, hace más más de 20 años, en la Av. Sants de la Pedra de Sagunto, y cientos y cientos de recuerdos, anécdotas, portadas, fotos y noticias que no sólo han formado parte de mi vida, han sido mi vida.

La verdad es que la época de la pasta de celulosa se acaba. Como tantas otras cosas se acaban en un mundo globalizado en el que las nuevas tecnologías, su accesibilidad para todos y la inmediatez no tienen rival. Tampoco nunca el Económico tuvo rival. Lo saben sus competidores y lo reconocen. El Económico no sólo daba noticias, el Económico las creaba, creaba opinión y, más allá, incluso era capaz de cambiar el rumbo de las cosas y las decisiones políticas en el Ayuntamiento. Si les parece exagerado pregunten a concejales que hayan pasado por la casa. El Económico no sólo ha tenido línea editorial, ha tenido voz propia y capacidad de incidencia política... y mucha. Quién no haya pasado por el confesionario de Nacho no ha sido nadie en la política de nuestra ciudad. Esto es así.

Mucho de lo que sé de política, de venta de gestión, de estrategia o de comunicación, lo he aprendido de este medio, especialmente con Ana y Nacho. Han sido un master para quien haya querido mejorar y aprender, para quien haya aceptado con humildad que por muy concejal que seas o por muy gran político que te creas, cada número del Económico marca nuevas pautas y te puede poner en tu sitio. Como diría Nacho «eso es meridiano».

 

Yo aprendí a ser flexible como un junco cuanto más arreciaba la tormenta; a tragarme mis ganas de salir cuando convenía mantenerse en la cueva; a aceptar las críticas y a intentar aprender y mejorar tras ellas; a jugármela cuando el balance de las alternativas y el sentido común lo aconsejaban; a llevar la iniciativa o a hacerme el muerto, dependiendo de los tiempos políticos y de la estrategia de cada momento; en definitiva, he aprendido en buena medida a ser político, gracias al Económico, por su nivel de exigencia y calidad periodística. Nos ha obligado a todos a esforzarnos y ser mejores.

 

Todos lamentamos su desaparición, pero, si me permiten, unos más que otros. Por eso quiero agradecerles que me hayan hecho este hueco para este número tan importante, al que llego, como siempre, a última hora y abusando de la paciencia de periodistas en día de cierre. Pero, fundamentalmente quiero agradecer la gran labor social, de información y comunicación que ha hecho el Económico en estas décadas. No se puede entender nuestra ciudad en los últimos años sin el Económico y eso demuestra hasta que punto forma parte de ella. Y esa esencia se queda, a partir de hoy en internet. Es el camino natural. Son nuevos tiempos, y este caminó lo irán recorriendo los medio informativo, uno tras otro, indefectiblemente.

 

Estoy seguro de que esta nueva etapa tendrá el mismo compromiso, seriedad y rigor de siempre. Sólo así se tiene capacidad de incidencia y sólo así, a su vez, eres respetado. En fin, a Nacho y Ana y a todos los que habéis pasado por esta casa, mil gracias y suerte en la nueva etapa.

 

Un abrazo.