Tal y como dice el titular, los contratos programa precarizan la plantilla que es necesaria en los centros educativos.
Dichos recortes en plantilla han hecho que los centros busquen paliar los efectos de la dotación de personal con  los contratos programa.
Los contratos programa son proyectos que dotan de recursos, tanto humanos como económicos a aquellos centros que lo solicitan planteando la consecución de objetivos bien en educación compensatoria o bien en otros.

Estos programas, algunos de ellos, están dotados de más personal, situación que sería aceptable si no se partiera de lo que se puede considerar un error conceptual básico: la plantilla que los atiende no es estable en el centro, depende de resultados y de diferentes ítems que se estipulan. Lo que ha estado pasando a la última convocatoria es que los centros han intentado paliar los recortes en plantilla con esta dotación que conlleva los contratos programa.
Al sustituir los programas de atención a la diversidad estructurales para programas contrato anuales hay dos efectos perversos inmediatos: inestabilidad de plantillas y se profundiza en el efecto de generación de desigualdades .

Con la puesta en marcha de contratos programas que vienen a suplir plantilla estable se  está optando por soluciones coyunturales para problemas estructurales como los que atienden en compensatoria.

La estabilidad de las plantillas es un elemento fundamental para lograr una educación de calidad y proyectos educativos coherentes .Por el contrario, se opta por generar plantilla cambiante que puede estar cubierta por sistemas de provisión con un componente de discrecionalidad y falta de transparencia que no hay que olvidar , como pueden ser las comisiones de servicio . Generando una red clientelar no muy propia del siglo XXI.

 Una vez más, pienso, hay que denunciar, qué medidas como los contratos programa no solucionarán el problema para lo que dicen que se han implantado:  el fracaso escolar. Favorecer la igualdad es la mejor pedagogía contra el fracaso escolar y con plantillas inestables no se favorece.
 
Ximo Estal Lizondo,  profesor del IES Eduardo Merello