Necesidades ciudadanas

Escrito por Ángel Olmos Gauses
Viernes, 17 Enero 2014 01:22

Iniciamos el año 2014 con las mismas o más dificultades que las del tan nefasto 2013 que acabamos que dejar y por tanto con más pobreza y sufrimiento y que, pese a la propaganda oficial del Partido Popular, la realidad sigue siendo muy dura para las personas en paro, para los jubilados y pensionistas y para la población asalariada. El desempleo en cifras alarmantes, la protección por desempleo reduciéndose, las pensiones perdiendo poder adquisitivo, recorte en la atención a las personas en situación de dependencia,  en sanidad, educación etc., dibujan un panorama nada halagüeño. Citaré algún ejemplo: en los PGE aprobados por el Gobierno del PP para este año 2014 el gasto sanitario se reduce en 832 millones de euros y el gasto educativo en 100 millones, sin contar los recortes acumulados de los años anteriores (10.686 y 7.984 millones desde 2009 en sanidad y educación respectivamente). Es necesario intentar cambiar este estado de cosas. En la Comunidad Valenciana el estado del bienestar desde el 2009, se han perdido 1.000 millones de euros en las consellerias de Educación, Bienestar social y Sanidad. Para restaurar los derechos fundamentales perdidos, es imprescindible convertir la queja individual en energía colectiva.

La democracia va mucho más allá que votar cada cuatro años. Implica participar, libertad de opinión y crítica, derecho de manifestación y de huelga, derecho a la negociación colectiva en condiciones, trabajo digno y con derechos, pensiones suficientes, derecho a la educación, sanidad, vivienda etc. Derechos contemplados en nuestra Constitución Española que son irrenunciables en un estado democrático que se precie y que si se recortan  o se limitan como está ocurriendo, se está poniendo en juego la calidad de la democracia.

Esta situación nos debería obligar a hacer algo más que votar cada cuatro años. En las últimas elecciones se le dio la mayoría absoluta parlamentaria al PP que se presentó con un programa electoral que flagrantemente esta incumpliendo. En más de una ocasión lo he manifestado: Hay que exigir el cumplimiento de los programas electorales. Rajoy tiene en el seno del partido a la derecha extrema con olor a naftalina y con nostalgia ideológica franquista y hay que asumir además que se ha votado a la derecha mas retrógrada de Europa, como se está poniendo de manifiesto, en connivencia con la iglesia oficial en el tema del aborto. Nos están robando derechos, nos llevan a la ruina económica y a la devaluación política e institucional, y además nos pretenden acallar con la ley mordaza de seguridad ciudadana en consonancia con la Ley de Orden Público de la época de la dictadura franquista.

Aunque no lo consideren, los votantes del PP tienen en gran medida, responsabilidad sobre lo que está aconteciendo. La peor ruina es la perdida de la dignidad moral y ética; del «todo vale» la impunidad. También tienen, responsabilidad con su inhibición, muchos ciudadanos inconscientes pero responsables por su falta de participación y organización en colectivos afines a su pensamiento y si es posible implicarse, devolviendo en parte lo que, recibimos de esas minorías de personas que están afilados, organizadas, y que injustamente se les etiqueta con la referencia que están ahí, porque «les gusta, o les va la marcha», sin pararse a pensar esa minoría con carácter general han asumido un cierto nivel de conciencia social y ciudadana y por ello toman partido por una sociedad más justa y solidaria.

Es necesario parar a la derecha para recuperar derechos. Para ello hay, que recuperar ideología, principios y valores que sitúen a las personas por delante de los intereses puramente económicos y especulativos. Hay que continuar con las movilizaciones unitarias contra los recortes del Gobierno, contra el paro, la corrupción y los desahucios; en definitiva  en defensa de los servicios públicos y del estado del bienestar y de la democracia que como he manifestado con anterioridad, su calidad está en juego. No podemos permanecer impasible ni neutrales como si la cosa no fuera con nosotros: como decía un filósofo de la teoría de la liberación «la neutralidad entre el débil y el poderoso es estar siempre a favor del poderoso». Con la unidad de la ciudadanía crítica es posible vencer el miedo, la insolidaridad, la indiferencia y superar el derrotismo que se ha instalado entre nosotros y cómo no,  ganar el futuro. Si no somos capaces de hacerlo, seguiremos lamentándonos, quejándonos pero no cambiaremos el actual estado de las cosas y quizás, cuando nos demos cuenta, será demasiado tarde.
 
ÁNGEL OLMOS GAUSES
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